— ¿Ayudarme? —murmuro Miguel.
—Sí, nadie planea propuestas como un americano, si lo necesitas, me dices y te ayudare.
—Lo pensare —dijo Miguel, mientras caminaba junto con Donald, mientras llevaban platos llenos de carne en sus manos.
Cuando Mary, leyó esto último, se sorprendió, ya que según lo que había leído, Donald, en ese entonces, ya estaba “enamorado” de ella, y sin embargo, estaba discutiendo sin ningún problema, sobre ayudar a Miguel a proponerle matrimonio a ella.
Mary, le costaba imaginar que un hombre que estaba enamorado de una mujer, y en especial alguien como Donald, que prácticamente la había acosado desde antes de que se conocieran, e incluso se había mudado a otro país con el fin de perseguirla, hablara tan felizmente con otro hombre acerca de proponerle matrimonio a la mujer que amaba.
Mary, continuo leyendo, y en el diario, estaba escrito algo por Donald, como si fuera una posdata, y allí escribió que tendría que apresurarse, si no quería que Miguel lograra casarse con ella, sin que él estuviese listo.
Los eventos avanzaron, hasta cuando Donald, se fue de la fiesta junto con algunas de las amigas de Mary, y después de despedirse de ellas, estaba escrito lo que Donald, hizo después.
—Nos vemos mañana Donald —dijo Anna, mientras se subía a un taxi, junto con María, mientras Donald, las observaba.
— ¿Seguro que no quieres venir con nosotras? Te podrías enfermar con el frio de la noche —dijo María.
—No, un amigo vendrá por mí, ustedes váyanse —dijo Donald.
—Bien, adiós —dijo Anna, antes de decirle al taxista que arrancara el auto.
Después de que Anna y María se fueron, Donald, saco un teléfono de su bolsillo, y empezó a escribir en él.
Poco después de que él, hiciera esto, una gran camioneta negra, se detuvo enfrente de Donald, y él al verla, abrió la puerta y se subió en ella.
Y dentro de ella, estaba el detective privado, que Donald había contratado, para investigar y espiar a Mary, sin que ella lo supiera.
—Sabes que es muy tarde ¿Verdad? —dijo el detective, poco después de que Donald, se subiera.
—Lo sé, pero, para algo te pago ¿Verdad? —dijo Donald.
—Si no lo hicieras, no estaría aquí, obviamente.
—Por cierto, gracias por ayudarme a obtener la nacionalidad, lo hiciste todo bastante fácil —dijo Donald, mientras miraba al detective.
—No tienes por qué agradecerme, aunque, debo reconocerlo, me sorprendes.
— ¿Te sorprendo?
—Sí, es la primera vez que veo a alguien utilizar a un detective privado para extorsionar a un funcionario público, y acelerar su obtención de la nacionalidad, eso fue descabellado.
—Pero funciono.
—Sí, pero fue peligroso, incluso podrías ir a la cárcel.
—No creo, y además ese hombre nunca dirá nada… teniendo en cuenta lo que podría salir a la luz si se mete conmigo… por cierto ¿Tienes lo que te pedí?
—Sí, aquí lo tengo —dijo el detective, mientras agarraba un portafolio, y le pasaba un montón de hojas a Donald.
—Excelente —dijo Donald, mientras miraba las hojas que el detective le dio.
—Por cierto, ¿Por qué siempre programas nuestras reuniones, después de reunirte con esa mujer? —dijo el detective, mientras miraba la casa de Mary, la cual no estaba muy lejos de su ubicación actual.
—Bueno, siempre que me reúno contigo después de estar con ella, mis planes a futuro salen bien, es como si me trajeras buena suerte.
— ¿Buena suerte? Entonces debería cobrarte más, si te traigo tanta “buena suerte” —dijo el detective, mientras miraba a Donald, con una sonrisa.
—No te excedas, no pienso pagar de más —dijo Donald.
—Sí, lo sé, ya lo has dicho varias veces, para alguien que es tan rico, eres muy tacaño ¿Lo sabías?
—Sí, pero, uno no es rico por malgastar el dinero.
—Por cierto, ¿Porque finges siempre que eres un hombre de ingresos promedios con esas mujeres? incluso has hecho que te regalen comida o dulces en varias ocasiones, mientras que tú… casi no le has dado nada, a pesar de que eres rico.
—Si hubiese dicho eso desde un principio, no sabría si les gusto por como soy o si les gusto por mi dinero, era mejor asegurarse de esa manera ¿No crees? —dijo Donald, mientras miraba al detective, y sostenía las hojas que él le había dado.
—Sí, supongo que sí, aunque me sorprende la poca dignidad con la cual mendigabas que te dieran algo, ¿No tienes vergüenza?
—Si la tuviera, no estaría haciendo todo esto, incluyendo mi trabajo contigo.
—Bueno, eso es cierto, ya has podido hacerte amigo de esa mujer por lo que veo, ahora… ¿Cuál es el siguiente paso? —pregunto el detective.
— ¿El siguiente paso?
—Sí, eres su amigo, pero solo eso, todavía estas lejos de ser su novio, sin mencionar que ella tiene un novio, y es una relación seria según eh investigado.
—Pronto… él, va a ser su prometido —dijo Donald, mientras miraba al detective.
— ¿Prometido? Entonces… ¿Le va a pedir matrimonio a esa chica?
—Sí, debe hacerlo dentro de poco, máximo dentro de un mes.
—Entonces… ¿Qué es lo que harás? Si se casan…. ¿Qué vas a hacer? No me digas que empezaras a acosarla durante años, esperando que ese matrimonio falle, si no, no cuentes conmigo, no voy a desperdiciar tanto tiempo de mi vida aquí.
—Tranquilo, yo tampoco planeo esperar tanto, no soy tan paciente, de hecho, todo lo contrario, me estoy impacientando —dijo Donald.
—Entonces, te lo preguntare otra vez… ¿Cuál es el siguiente paso?
—El siguiente paso… obviamente es conseguirme una novia —dijo Donald, mientras sonreía.
— ¿Una novia? —pregunto el detective, mientras miraba con duda a Donald.
—Sí, una novia —dijo Donald, mientras continuaba mirando las hojas que el detective le había dado.
Las cuales, contenían las fotos e información, de varias mujeres distintas...
— ¡Cariño, ya llegue! —grito una voz, mientras la puerta de la casa de Mary, se abría de forma abrupta.
Cuando Mary, escucho esta voz, supo de inmediato quien era, y casi le da un infarto, y por instinto, se levantó del sofá donde estaba sentada, que se encontraba en la sala de la casa donde ella y Donald, vivían juntos.
Pero mientras se levantaba, el diario de Donald, se le cayó de las manos, y termino en el suelo enfrente de ella, y cuando Mary lo vio allí, empezó sentir que de verdad le daría un infarto, y empezó a rezar apresuradamente que Donald, no lo hubiera visto mientras se caía.
Mary, giro su cuerpo con temor, mientras rezaba en su mente que Donald, no hubiera visto el diario, y que no se acercara a ella, ya que si no, vería el diario en el piso.
Cuando se giró para ver a Donald, pudo notar… que él estaba ebrio.
— ¡Maldito infeliz! —grito Mary, en su mente, ya que Donald la había desobedecido.
Le había dicho que no podía ir a beber, pero a pesar de eso, él todavía fue, pero debido a la situación actual, no pudo ni pensar en regañarlo o gritarle, ya que tenía miedo de que viese el diario en el piso.
— ¿Qué estabas haciendo? —pregunto Donald, mientras se acercaba hacia Mary.
— ¡Maldita sea! —grito Mary, en su mente, mientras veía a Donald, acercarse a ella.
Mary, sin saber qué hacer, pensó rápidamente, y en lugar de dejar que Donald fuese hacia ella, en su lugar… ella iría hacia Donald.
Mientras Donald, caminaba hacia ella, Mary corrió hacia él, de forma abrupta, y de la nada, lo beso, y de forma profunda.
Cuando Mary, beso a Donald, sintió el olor del alcohol de él, pero no le importó, y en su lugar continuo, durante un breve rato.
— ¿Qué…? —murmuro Donald, sorprendido de la acción de Mary.
—Te extrañe —dijo Mary, mientras miraba fijamente a Donald.
— ¿Qué…? —murmuro Donald, sin saber que responder.
Pero antes de que Donald, pudiera decir algo más, Mary lo jalo de su brazo, y lo llevo en dirección… hacia el cuarto donde ambos dormían, en la planta alta de su casa.
—Oye ¿No vas a recoger lo que se te cayo allí en el sofá? —pregunto Donald, aun sorprendido de lo que estaba haciendo Mary.
Cuando Mary, escucho la pregunta de Donald, no sabía que había pasado, pero algo pareció despertarse en ella, y empezó a jalar a Donald, con una fuerza que no sabía que tenía.
Donald, tampoco se resistió mucho, estaba ebrio, y… francamente era obvio que no se iba a negar a lo que Mary quería hacer con él.
Mientras Mary, llevaba a Donald, al cuarto donde ambos dormían, el libro n***o que Mary estaba leyendo, termino en el suelo, al frente del sofá sin que nadie lo recogiese, y así fue durante casi dos horas, hasta que Mary por fin bajo a recogerlo.
Cuando Mary, vio el libro allí donde lo dejo, suspiro aliviada, sin saber porque, tenía miedo de que cuando volviera a bajar el libro ya no estuviese, a pesar de que ella y Donald eran los únicos en la casa.
—Casi me da un infarto —dijo Mary, al recoger el libro, mientras llevaba una bata de color blanco, la ropa que anteriormente había llevado puesta, hace tiempo que se había ido.
Mary, para poder distraer a Donald, y llevarlo lo más rápido y lejos posible del libro, uso el método por el cual los hombres harían menos preguntas, y prácticamente harían casi cualquier cosa que les dijeran las mujeres.
Y funciono, Mary, dejo a Donald dormido en el cuarto de arriba, y al parecer ni siquiera había logrado ver el libro, ya que por su anterior pregunta, ni siquiera sabía que era lo que Mary había dejado caer cuando llego de forma repentina.
— ¡Maldición! Tengo que tener más cuidado con esta cosa… casi me descubren —pensó Mary, mientras miraba el libro, y pensaba si debía seguir leyendo o no.
Tras un breve pensamiento, decidió no hacerlo, no sabía cuándo Donald despertaría, y no quería arriesgarse a que esta vez si la descubriera, ya que ni siquiera sabía qué hacer si esa situación se presentaba.
Después de decidir esto, Mary, guardo el libro donde antiguamente lo había estado escondiendo, pero no sabía porque, pero ahora tenía el miedo de que alguien lo encontrara, o aun peor que Donald lo encontrara y se deshiciera de él.
Tras pensarlo un breve momento, decidió dejarlo allí, mientras subía para ver a Donald.