•2• No Sufrir Por Amor

1046 Words
[DYLAN] 29 de diciembre Hace exactamente 29 días que me siento el hombre más infeliz del mundo, no consigo superar aquel "lo siento Dylan, yo ya no siento lo mismo por ti, no puedo casarme contigo." Sus palabras me persiguen una y otra vez como un fantasma y no puedo dejar de preguntarme como es que ella dejo de amarme así tan de repente cuando éramos tan felices juntos. Supongo que es mi culpa por no haberme dado cuenta de las señales que ella me daba. Sus repetidas ausencias repentinas, no querer hablar conmigo por teléfono, su falta de ganas de estar conmigo en la intimidad como solíamos estarlo, o hasta el no querer verme cuando la iba a buscar a su departamento o a la casa de sus padres en estos últimos meses, algo cambiaba en ella y yo me hacia el desentendido, o quizás realmente no me daba cuenta de lo que ocurría. No puedo dejar de pensar en que puede que haya conocido a alguien más, me tortura imaginarla con otro, en realidad preferiría no verla más, pero eso es prácticamente imposible, sobre todo un día como hoy donde me presentare en un anfiteatro como el Bayfront Park. Aun no me creo que vaya a tocar en mi ciudad por primera vez, mucho menos en un sitio que yo aún creo que es enorme para un cantante tan nuevo como lo soy. Hago mi camino por los pasillos del tímido backstage para ir a mi camerino, y allí la veo conversando con una de las representantes de la disquera. Su cabello luce completamente diferente «¿se lo corto?» me pregunto a mí mismo al ver que ahora lo lleva por los hombros y no hasta la cintura como solía llevarlo. —Sí, toda la prensa ya está aquí. — la escucho decir. —Hola Diana, ¿Qué tal? Hola Tania. — digo un poco más frio y saludo con un abrazo a Diana para luego saludar de manera un poco menos amable a Tania. —Yo los dejare que conversen, ya todo está listo para tu presentación. — dice ella y se retira. Duele...vaya que duele que esos ojos que me volvían loco me miren de manera tan indiferente. No sé cómo superarla... ¿Cómo olvido todo lo que he vivido con ella en estos últimos tres años? ¿Cómo dejo a un lado todos nuestros besos, nuestras noches devorándonos mutuamente, sus ojos azules mirándome como lo hacían? Es muy difícil volver a verla solamente como una compañera de trabajo cuando la conozco milímetro a milímetro. —Dylan, ¿me escuchas? — Me interrumpe Diana y debo mirarla avergonzado. —Lo siento, me quede pensando en la nada. — miento y finjo una sonrisa —¿me decías?— La escucho hablarme de los planes que tiene la disquera para promocionarme una vez que terminemos de firmar el contrato y por más que yo intento hacer como si estuviera prestando atención a cada detalle que me dice, no puedo, mi mente está en otra parte y tengo miedo de que el concierto de hoy sea un completo desastre por lo desconcentrado que estoy. —Nos vemos después del show.— le digo a Diana una vez que acordamos todos los detalles. Sin pensarlo mucho camino el pasillo buscándola hasta que le veo dentro de uno de los camerinos, la puerta está abierta y me deja ver como ella está sentada en uno de los sofás sosteniendo su rostro entre sus manos. Tiene sus codos apoyados en sus piernas y mira al suelo, se la ve pálida y mi rabia se transforma en preocupación. —¿Necesitas que te traiga algo de tomar? —la interrumpo haciendo que me mire algo asustada. —No, estoy bien.— responde firme. —¿Te mareaste?— insisto y niega. —Que estoy bien Dylan.— me repite. Mi mente comprende las palabras que me dice, pero por dentro tengo una inquietud demasiado grande que me persigue y necesito saber si es cierto o no... Ignorando su mirada confundida, entro al camerino y cierro la puerta detrás de mí. —necesito que me digas la verdad.— le pido acercándome a ella. —¿De qué hablas?— pregunta confundida. Me agacho frente a ella y la miró fijamente —estas pálida... aunque no me lo digas sé que estas mareada…Conozco tus ojos cuando te sientes mal y están dilatados. Sé que me dijiste que no me amas ya, pero...— intento decir, pero no sé cómo continuar. —mierda… que no se ni como decirlo...— digo quejándome de mis propias inseguridades —Tania, dime la verdad ¿estas embarazada? — pregunto cómo puedo y ella me mira asustada. —¡¿Qué?!— pregunta alterada. —¿Cómo crees? No, claro que no estoy embarazada.— responde como si fuera una locura. —¿Segura? Es que tú sabes que tú y yo hemos estado juntos antes de que tu decidieras terminar con todo esto… Entiendo que no quieras estar conmigo... o sea, a lo que me refiero es que, aunque me duela puedo aceptarlo, pero, no te perdonaría en mi puta vida si me ocultaras que estas embarazada de mí, ¿entiendes? — le pregunto con toda la rabia que me consume por dentro. —Despreocúpate, no estoy embarazada. — responde de manera fría. —¿Cuándo tuviste tu periodo por última vez? — insisto y me mira anonadada. —Ese ya no es tu asunto Dylan, esas preguntas solo te las respondía cuando tú y yo estábamos juntos, pero entiéndelo. Tú y yo ya no somos nada, no tengo porque contarte absolutamente nada que tenga que ver con mi intimidad, entiéndelo. — me dice poniéndose de pie. —¿Y entonces porque te pusiste así?— presiono. Ella voltea a mirarme —porque desde que te he dejado no dejas de joderme la vida. Ya fue suficiente Dylan, no me busques más en casa de mis padres, no me llames, no me escribas... solo hazlo a mi numero de trabajo y cuando tenga que ver con ese tema. No quiero saber nada mas de ti…Es mejor que tu rehagas tu vida como yo estoy haciendo con la mía. — me exige y vaya que las palabras duelen más cuando se dicen de la manera en la que ella me las está diciendo. —Si eso quieres, eso tendrás, hasta aquí llego este idiota que te amaba con locura. — digo lleno de resentimiento y soy yo quien sale del camerino cerrando la puerta más fuerte de lo que debería. «¿Ella quiere que no la moleste más?» Bien... eso es exactamente lo que obtendrá. A partir de hoy no pienso volver a sufrir por amor.
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