—¿Y bien baby? —Vuelve a preguntar impaciente, expectante, deseoso de escuchar algo que quizá ya se imagina. —Estoy esperando por ti. —Yo... —Balbuceo obligando a la saliva descender forzadamente por mi garganta. —Yo., yo necesito... —Qué preciosa... —Insiste entre mascullas. —Dime., dile a tu daddy lo que necesitas. Alzo la vista y allí me topo con el semblante indiferente de Patrick., ese que solamente aguarda la calma de mis acelerados nervios para marchar de una buena vez. —Dinero. —Confieso al mismo tiempo que humillantes lágrimas me resbalan sobre las mejillas. —Un adelanto de dinero. —Mmm... —Le oigo murmurar al otro lado de la línea. —¿Y no piensas que es un poco apresurado... Bebita? Suelto de a poco el oxígeno de los pulmones. Busca doblegarme., someterme al extremo.

