Muerdo mi labio inferior e inhalo hondo. Si a él le gusta jugar., pues hoy, a mí también me gustará. Hoy, y por unas horas seré otra mujer. Ya no quiero verme como la tonta Charlotte, la inocente Charlotte, la prohibida Charlotte. Durante ésta velada, éste escape de mi vida, voy a ceder ante mis caprichos. Y el primero, es demostrarle al cruel, manipulador y sexy hombre que me acaricia con su índice por la abertura del vestido, a lo largo de la espalda, que no me arrastraré. Que fueron tres días de horrible incertidumbre, como para que ahora venga a cautivarme nuevamente, y yo acabe cayendo. Me remuevo de forma casi imperceptible, y los dedos de Niko dejan de tocarme. Alzo el mentón con orgullo y giro para quedar frente a él. Abro la boca y recurro a algunos segundos de autocon

