Bastián al escuchar la noticia sintió como si el suelo se abría y comenzaba a succionarlo, él se aferró a la silla de ruedas como si su vida dependiera de ello y las lágrimas no se hicieron esperar. — ¿Ella ya lo sabe? — preguntó con voz temblorosa y con dolor, Lucas se limitó a asentir ante la pregunta — ¿Puedo verla? — En estos momentos necesitamos hacer un legrado, ella no puede quedarse con nada en el vientre ya que eso podría complicar las cosas. Una vez que hagamos el procedimiento la voy a poner en una habitación privada. — Yo cubriré todos los gastos, sobra decirlo — Bastián bajó la cabeza y unas cuantas lágrimas cayeron en sus manos — gracias por todo, Lucas. Bastián llegó a la habitación de Kiya una vez que ella salió del quirófano, quería llorar, destrozar todo a su paso, si

