Sus ojos se encontraron, formando un vínculo tan profundo que parecían leer los pensamientos y deseos del otro. Los susurros de amor resonaban en el aire, acariciando sus oídos y avivando el fuego de la pasión que ardía dentro de ellos. Sin decir una palabra, se entregaron al lenguaje de los cuerpos, dejando que sus manos exploraran las maravillas de la piel y sus labios protagonizaran un baile sincronizado lleno de devoción. — Lucas — ella sintió la boca del hombre en su zona baja — ay Dios mío. Charlize se sentía en un frenesí que nunca antes había experimentado, llevaba sus manos a su cabello y dejaba que el placer la embargara por completo. — Entra en mí, te lo suplico — habló en todo lastimero — me estás volviendo loca. Lucas abrió las piernas de Charlize y se introdujo de un sol

