Ellos llegaron a la casa y cuando el señor Rivadeneira miró que él iba directo a su cuarto fue que lo detuvo. — ¿Hasta cuándo vas a seguir así? Es obvio que extrañas a Kiya. — Papá, por favor no empieces que no es momento de hacerlo. — ¿Entonces cuándo? Has ido a terapia por tres meses y hasta el momento no hay progreso alguno, la doctora Knight dice que hace todo lo que está en sus manos pero no puede avanzar si tú te sigues manteniendo en esa postura llena de intransigencia. — ¡¿Acaso crees que es fácil para mí?! Kiya es el amor de mi vida pero la persona que más odio, por su culpa estoy en está silla de ruedas — él golpeó muy fuerte su silla — ¡Lo peor es que nunca me habló con la verdad! Tuve que darme cuenta por otra boca y no por la suya. — ¿Acaso le diste la confianza para que

