LISSANDRO RINALDI
Hoy es sábado, pero mi rutina es la misma, no puedo darme el lujo de acumular más trabajos, los días que estuve con Dante en Florencia, tuve que delegar varias funciones de mi trabajo y aun así, encontré montones de documentos por revisar y firmar. Encima de eso, hoy tengo que asistir al dichoso cóctel, y ya le avisé a Massimo para que recogiera mi traje en la tintorería.
Salgo de mi oficina y me dirijo junto a Carmina, a la plata baja, donde se encuentran los talleres, tengo tiempo sin visitar el lugar y necesito ver el rendimiento de los empleados. Inmediatamente el ascensor se detiene en el lugar acomodo mis manos detrás de mi espalda y al instante se une a nosotros el encargado de esta área, voy supervisando sección por sección y puedo escuchar como cuchichean tod
