NAIN CONTI Dos semanas después... Me encuentro revisando unas fotos que tome con mi cámara, las pase al computador para seleccionar algunas y en eso se escuchan unos toqueteos en la puerta. —¡Adelante! —Digo dándome la vuelta en la silla giratoria. —¡Con su permiso, señorita Conti! —Dice deteniéndose delante de mí la secretaria de mi jefe. —¿En qué te puedo servir? —Le contesto. —El señor Paolo la solicita en su oficina. Le iba a avisar por el teléfono, pero la compañía aún no se ha presentado para solucionar la avería. —Dice ésta aún de pie. —¡Está bien! Estaré ahí en unos minutos. Solo déjame terminar de seleccionar estas fotos. —Digo volviendo mi cabeza a la pantalla del ordenador. La secretaria asiente y se marcha. «Esas visitas a la oficina de mi jefe siempre terminan en