Capítulo 3

1243 Words
Un día después... —Vamos Nain, debemos ir al velatorio de papá. —Rogaba con voz llorosa Elena, y con poco aliento. —No puedo, no soportaría verlo así. Aún su imagen tendida en el pavimento no logro sacármela de la cabeza… —Lloraba Nain, desconsoladamente. —¡No lo puedo soportar, no puedo! Elena se acercó a la cama de su hermana y se sentó a su vera para abrazarla y consolarse juntas, pues ahora solo se tenían una a otra. Sabían que de ese momento en adelante las cosas no serían igual, ya habían perdido a su madre, y ahora lo que más adoraban. Nain, se sentía sin razón de seguir con vida. Desolada, adolorida y sin fuerzas de levantarse de la cama para ver una vez más a su papá echado en un ataúd sin vida. —Sé que soy la mayor y que yo debería de mostrar fortaleza, pero este dolor es insoportable y más cuando recuerdo ese auto a toda velocidad. ¡No se detuvo! ¿Acaso no le causó remordimiento saber que atropello a un ser humano?... ¡¡¡ES UNA MALDITA BESTIA!!! Juro que lo voy a encontrar y lo haré pagar. ¡Lo juro Elena, lo juro! —Decía entre balbuceos. ¡Claro que pagará! —Hablaba apretando los dientes de la rabia e impotencia que le inundaba. —La policía ha llamado esta mañana, quieren que vayamos a dar nuestra declaración para poder investigar el caso y buscar el bastardo que ha causado nuestro dolor. —indica Nain, Levantándose de la cama. —Iremos esta tarde después del entierro de papá. NAIN CONTÍ Florencia, ciudad de Italia. Me levanto de la cama sin ganas de nada, dejo a mi hermana sentada esperándome y voy directo a la ducha, necesito calmarme y dejar mi tristeza correr junto con el agua. Entro el baño, me meto en la ducha y enciendo el agua caliente. Dejo que el agua recorra todo mi cuerpo para ver si así puedo dejar de sentirme tan miserable, pero es en vano. Colapso, cayendo de rodillas y haciéndome a un lado, recostándome de la pared que queda a mi derecha. Lloro por la rabia, la ira e impotencia. «¿Por qué, señor? ¿Por qué? ¿A quién acudiré cuándo me sienta triste, sola o rota? Cómo en este momento. Ahora me toca ir a su entierro y tener que despedirme sin deseos de hacerlo» Unos minutos después salgo de la ducha, me envuelvo la toalla en mi cuerpo y otra en mi cabello mojado. Voy a mi armario, lo miro de arriba abajo sin saber que ponerme. Al final me decido por un vestido color n***o de mangas tres cuartos ajustado arriba y desahogado en la falda que llega más abajo de mis rodillas, unas high boots negras y una bufanda color café. Ya estando lista me dirijo al tocador para aplicarme un poco de maquillaje y tapar un poco las ojeras que cargo, me hago una coleta mal hecha en el pelo y cuando me siento satisfecha cojo mis lentes oscuros y bajo a ver a mi hermana que me esperaba abajo para irnos. Llegamos a la capilla y aparco el auto. Había poca gente, pues junto con Elena optamos que fuera la menor cantidad de personas posibles, solo algunos amigos antiguos de papá y otros de la cafetería. Carmina la mejor amiga de mi hermana y mis dos mejores amigas de toda la vida Alessandra y Bianca, ellas tres se ocuparon de organizar todo pues mi hermana y yo no teníamos cabeza para nada de esto, al vernos ella se acercaron rápidamente a nosotras para recibirnos. Mi hermana se fue con Carmina y yo me quedé con las demás. —¡Hola, amiga! ¡Lo sentimos mucho! —Me abraza Alessandra seguido de Bianca. —Te amamos lo sabes, espero que te guste lo que organizamos para tu padre, el señor Contí era un ser humano excepcional. —añade Bianca con tristeza. —¡Gracias chicas! No sé qué haría sin ustedes. Apenas pude vestirme esta mañana. Estoy hecho mierda. —Dije señalándome. —Me gustaría ver a mi papá, quiero despedirme de él. Me acerco al ataúd, mi padre está ahí tendido, de inmediato la imagen de la noche anterior llega a mi mente y me derramó en lágrimas, paso mi mano por su rostro frío y empiezo hablarle como si me estuviera escuchando. —¡Hola, papá! Soy yo, Nain. Tu hermosa fiori. —Lloro más. —No ha sido fácil para nosotras aceptar que ya no continuaras a nuestro lado físicamente. ¿Cómo no me di cuenta que te estabas despidiendo cuando dijiste todas esas cosas? Si tan solo lo hubiese intuido, te hubiera abrazo y besado con más fuerza, y debí insistir más para ir a buscar tu sombrero, en tu lugar debí estar yo. —Rompo en llanto por varios minutos, tratando de recuperar fuerzas para continuar y poder despedirme. —¡Te amo papá! Voy a cuidar bien de Elena. Velaré por su bienestar y sus intereses, sabes que es muy despistada y yo bueno… tratare de estar bien. Como sabrás, en unos meses terminaré mi carrera de periodismo y cumpliré mi sueño, haré que te sientas orgulloso de nosotras… —Suspiro, para continuar. —Te prometo que voy a dar con el bastardo que termino con tu vida y lo voy a hundir en la cárcel cueste lo que me cueste. Delante de tu ataúd te lo juro, aunque sea lo último que haga. —Dicho esto, le doy un beso en la frente y me retiro. Horas después terminan de llegar todos y van pasando hacia donde estamos mi hermana y yo, para darnos el pésame, solo asentimos con la cabeza, de eso modo van pasando las ahoras hasta que veo a Bianca dirigirse hacia nosotras para luego inclinarse delante de mí... —Cariño, ya es hora de llevar a tu padre al cementerio, despídanse una vez más —dijo con tristeza Escuchar esas palabras para mi fueron como un detonante. Elena y yo nos miramos y nos abrazamos como nunca. Mientras llorábamos todos nos observaban con pena. Luego nos posamos al lado de mi padre y nos despedimos sin querer hacerlo. Horas después ya todo había concluido, mi padre yacía en su lugar de descanso al lado de quién fue el amor de su vida y nosotras debíamos continuar nuestras vidas. Una vez ya estando de salida del cementerio nos dirigimos a la estación de policía donde nos esperaban. Dimos nuestra declaración, nos hicieron varias preguntas y nos marchamos. Puedo jurar que sentí que fue en vano, pues el detective dijo que harían lo posible por dar con el paradero del asesino, pero que era un poco difícil porque en el país e incluso, en la ciudad había muchos Maseratis Mc20 color plateado. Me sentí tan impotente. Sabía que, si yo no hacía algo al respecto, la muerte de mi padre quedaría impune. Me siento indignada y llena de frustración. * * * Varios meses después, Nain continuaba con sus estudios, pues le faltaba poco para graduarse de periodista, y cada que podía, pasaba por la estación de policía para ver si tenías noticias sobre el asesino, pero siempre era lo mismo. También salía con sus amigas que la sacaban a empujones de su casa para que se distrajera y volviera a ser la misma Nain de siempre.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD