Capítulo 21

2933 Words

LISSANDRO RINALDI Después de dar con el paradero de ese tipo y de darle unos cuantos puñetazos, me encargué que mi amigo lo traslade de inmediato a la cárcel. De regreso a casa era casi media noche, me di una ducha y me puse un chándal. Me dirigí a la habitación principal donde estaba Nain, aún dormida por los efectos del sedante. Me acerque lentamente a ella para no despertarla, la admire por unos breves minutos. «¡Maldición, es jodidamente bella!». Incliné mi cabeza y la besé suavemente en los labios. «¡Juro que es el beso más casto que he dado en toda mi vida!». Vi cómo se giró y entonces, bajé de la cama, me recosté en el sofá de la esquina, poco después, extendí mi mano para apagar las luces. La luz de luna que se colaba por la ventana reposaba sobre ella en la cama. La admiré desde

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