Capítulo 1

1709 Words
Cinco años antes... —¡Vamos, Elena, date prisa papá nos espera en el café! —Decía Nain apurando a su hermana para que se vista —¡Elena, por Dios! —Gritaba desde abajo de las escaleras. —¡Ya voy! En breve termino de vestirme...—Suspira— ¿Por qué siempre tienes que exagerar? Papá dijo que estuviéramos a las ocho de la noche y apenas son las siete y quince. —Gritó Elena enojada por la insistencia de su hermana. —¡Y...! ¿Qué importa? Sabes que no me gusta llegar tarde a ningún compromiso. Además, ni que fueras tú la festejada, cuando bajes de esa habitación mínimo tendrás que bajar como la divina diosa afrodita —Grita enojada. —¡Lo siento, ya estoy lista! No todas tenemos el privilegio de ser hermosas hasta en ropa de limpieza como tú. —Contesta su hermana frunciendo el seño —¿Compraste los regalos? —¡Ja, ja, ja! ¡Qué cosas dices, Elena! Solo soy una chica que tiene el privilegio de verse sexy hasta en ropa de cocina. —Sonrie dandole un guiño media coqueta a su hermana —Y haciendo a un lado mi glamur, sí, ya tengo los regalos y las reservaciones en el restauran favorito de papá. —responde dandole una bolsa de regalo a su hermana y tomando las llaves de la casa para marcharse. —Muy graciosa, Nain. —Responde su hermana con sarcasmo, lanzándole una mirada asesina. —No sé cómo papá insiste en festejar todos los años su cumpleaños en el mismo lugar, año tras año. Le hemos ofrecido variar con viajes a la playa, alguna excursión, visitar un lugar nuevo, diferente, pero no, él insiste en ir al mismo restaurante. —Exclama Elena volteandose a ver a Nain mientras caminan que solo la escucha y sonrie —¿Cuántos siglos crees que tenga ese viejucho lugar? —Bueno, papá es así, ya es un señor de edad y aunque es muy guapo, sabes cómo son las personas a su edad, la mayoría no quiere salir de su zona de confort, recuerda que siempre celebra su cumpleaños ahí porque así lo hacía con mamá y luego con nosotras, eso lo hace feliz y es lo que importa. Caminan por las calles de Florencia, pues el restaurante solo queda a unos minutos de su casa, su padre primero pasaría a la peluquería, para luego reunirse en la entrada y dar inicio a la conmemoración que ya era una tradición para ellos y para los viejo empleados del lugar que ya conocían a que se debía su visita en aquella fecha, haciendo irrelevante a las otras ocasiones. Al llegar frente del restaurante ellas visualizaron la sonrisa de su padre que les dio una cálida bienvenida y abrió los brazos para recibir a sus fiori, como les llama de cariño desde que eran pequeñas. Corrieron para fundirse en un caluroso abrazo que hizo que olvidarán el frío de las calles esa noche. Nain, en ese momento sintió como su pecho se comprimia con un extraño sentimiento de tristeza y sus ojos se rebozaron de humedad, más al sentir los labios de su padre sobre su frente, desaparecieron aquellas punzadas en su pecho y se borró cualquier pensamiento negativo que pudo haber surgido, pues ella pensó que solo era la emoción del momento, la emoción de celebrar un año más junto aquel hombre que ella amaba con su alma y aunque lo veía todos los días en casa para ella verlo cada día era como admirar algo nuevo. —¿Cómo están mis Fiori? —Dice el Sr. Contí, separándose de sus hijas. —¿Extrañaron a este viejo? —Abriendo nuevamente sus brazos. —¡Claro que sí papá! Te amamos y te extrañamos. ¡Feliz cumpleaños, papá! —Dijeron unísono Nain y Elena, —Entremos. —Dice Nain, mientras su padre las toma a cada una del brazo. —¡Feliz cumpleaños, Sr Contí! —Exclama una empleada mientras los escolta hacía la mesa que tienen de costumbre reunirse. —¡Gracias Romina, siempre tan amable con este viejo! —responde tomando asiento. —Siempre es un honor recibirle aquí, es nuestro cliente estrella, además personalmente les atenderé esta noche. ¿Qué van a ordenar? —Habla está mientras extiende las manos para darles la carta. Observan el menú y se disponen a ordenar, seguido de esto empiezan a charlar de todo y de nada. Nain es una habladora como dice su hermana, pues le encanta hablar hasta por los codos. Su padre la escucha hablar y reir sin parar detenidamente. * * * —Me encanta viajar a esta ciudad. Es muy bella. Aparte de que hay mujeres hermosas y eso es lo que busco para divertirme. —Decía para sí mismo el desconocido, mientras se arregla para salir. —¡Maldición...! ¿Dónde habré dejado las llaves del auto? —Dice dando vueltas por toda la habitación de la casa. —¡Aquí están!—Las toma y se dispone en salir. Observa la hora en su celular «Las nueve y quince pm. Hora perfecta para cazar» Sonríe de medio lado mientras conduce el Maserati Mc20 color plateado. «¡Cómo amo este bebé!» Habla, mientras conduce a alta velocidad. Al llegar al club nocturno peccato, observa todo el lugar mientras toma asiento en una mesa del segundo nivel, el lugar es uno de lo más exclusivos de la zona y solo asisten personas con mucho dinero. La música retumba por todo el lugar y las chicas son hermosas. —¡Buenas noches, guapo! ¿Qué deseas ordenar? —Una voz femenina al oído lo saca de su distracción. —Una botella de whisky Martinazzi, sin hielo. —Ordena mientras mira de arriba abajo a la chica con falda corta y escote pronunciado. —¡Perfecto, guapo! Enseguida vuelvo. —Le sonríe coqueta. Unos minutos después, aparece la chica con la botella y el vaso con hielo en una bandeja. —¡Listo guapo, que lo disfrutes! — Vuelve a sonreírle y le guiña el ojo derecho. —Más lo disfrutaría si te sentaras a horcajadas encima de mí. —Propone con voz rasposa y la chica sonrie. —Me encantaría, pero mi turno aún no termina. —Se gira para marcharse y siente como rápidamente la toman por el brazo haciendo que se dé la vuelta. —No importa, te puedo esperar a la salida, de verdad me gustaría probar esas nalgas. —Sonrie mientras se lleva el vaso de whisky a la boca. -Lo pensaré... guapo. —Le da un beso en la comisura de la boca y siente como este guía su mano a su entre pierna que ya está dura. —Al parecer ya te he puesto duro y aún no me pruebas. —Sonríe. —Él sabe apreciar un buen trasero. —Carraspea. La joven se dispone en continuar su turno de la noche y éste se queda observando cada paso que da la chica dentro del lugar con su mini falda de látex mientras su deseo de follarla crece. 10:35 pm, ya se ha tomado más de la mitad de la botella de whisky, observa como la chica viene hacía él contoneando sus caderas sexualmente. Se detiene de frente a él y se inclina dejando sus pechos justo en sus ojos y le dice en un susurro. —Te espero en el baño de chicas.—Pasa su lengua cerca de su oído haciendo que éste sonría de medio lado. La chica baja las escaleras y se dirige hacia el lugar acordado. Él se levanta, se acomoda el saco y la sigue. Al llegar la encuentra de frente y sin mediar palabras la besa por el cuello, mientras cierra la puerta con seguro y la chica jadea. —¡Qué rico hueles! Y ese trasero está como lo imaginé. —Le dice mientras le sube la falda y la carga para subirla sobre el lava manos, su erección y la humedad de ella quedan frente a frente mientras el continúa besando su cuello y con una mano baja su escote haciendo que sus pechos queden frente a él, con su boca baja a sus senos y empieza a chuparlos, mordelos, pellizcarlos y ella se arquea de placer, con la otra mano baja hasta su entre pierna y siente como la chica arde, mete su mano para bajar su tanga, ella se levanta un poco para ayudarla a salir, cuando ésta cae al piso, ella toma la mano del sujeto y mete sus dedos en su boca para humederserlos y abre sus piernas. Él sonrie, pues entiende lo que ella está pidiendo y con sus dedos aún mojados empieza a introducirlos dentro de la chica lentamente hasta que están completamente dentro y observa como está gime y se mueve. —¡Aaah...! ¡Me encanta! ¡Aaah! ¡¡¡Sigue!!! Con estas palabras él continuaba entrando y sacando sus dedos mientras frotaba su dedo pulgar en su clítoris y chupaba sus senos, cuando sintió que estaba apunto de venirse bajo su pantalón, saco sus dedos y se metió dentro de ella de un solo golpe haciendo que los dos jadearan. Entraba y salía de ella como un animal, pero a la chica parecía fascinarle. —Linda, ahora quiero que te bajes y te pongas de espaldas hacía mí, para ver mejor ese precioso trasero que tienes. —Le dice, con voz agitada saliendo de ella. Ella asiente y hace lo que se le indicó. Ya posicionada le pega la cara del lava manos y se envuelve el largo cabello rubio de la chica en su mano, mientras pasa la otra sobre su trasero, la nalguea y vuelve y se mete dentro de ella, rápido, fuerte y la hala por el pelo haciendo que su cabeza vaya hacía atrás. Estuvieron así unos minutos hasta que se escuchó como un gruñido salía de él y un fuerte jadeo de su boca indicando el climax. Se vistieron y no dijeron nada, ambos sabían que solo era algo casual, un beso en la boca y ambos se despidieron, él volvió a su mesa, terminó su whisky y se dispuso a volver a la casa.
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