* * * El lunes, de vuelta a Milán, en el piso más alto del emporio “Tessili Rinaldi”. Lissandro miraba con una evidente mueca de satisfacción el montón de archivos sobre su escritorio que le había conseguido Massimo, sin duda este recibiría una grata recompensa por tan excelente logro. Llamó a su secretaria Carmina y le pidió que cancele todas sus citas y que las mismas fueran reprogramadas para el día siguiente. Ella quiso objetar a su jefe, pero luego de asimilarlo un poco no hizo caso a su juicio y solo asintió, cuando está se disponía a marcharse, Lisandro la detuvo, le dio una detallada y precisa orden, seguida de esta le entrego una tarjeta, más algo escrito con su puño y letra. Finalmente, ésta se dirigió a su puesto con el precepto de su jefe haciendo eco en sus pensamientos ya qu