(20 de junio 2012)
Todo parecía que iba bien, América seguía encerrada y cada vez que podía iba a verla y ellas se divertían. A mí parecer todo esto estaba mal, toda la tranquilidad que sentía era extraña, pero Alex me decía que era normal, que me merecía todo está tranquilidad, yo no merecía estar tranquila, eso era algo que tenía muy bien en claro.
Mi madre ahora era más protectora, lo veia en sus ojos, ella sabía que no le había dicho toda la verdad, pero no quería que cumpliera con esa amenaza, no quería ir a ese centro psiquiátrico, no nuevamente.
En estos cuatro días las pesadillas no se iban, pero tenía que guardarme todo ese dolor, todo lo que sentí ese día.
Ante todo el mundo, mi sonrisa seguía, nadie notaba cuánto había sufrido, lloraba en las noches por todo lo ocurrido, mi principal miedo era que Alex supiera de la verdad, que se diera cuenta que ya estaba sucia, que otro hombre me había tomado en contra de mi voluntad.
(30 de Junio 2012)
Tenía un mal presentimiento.
Está mañana cuando me desperté, pude sentirlo. Mis padres no estaban se habían llevado a Susy a no se a dónde, por ahí supe que algo andaba mal.
Alexander llegó, le comenté mis preocupaciones, pero el me aseguraba que todo iba a estar bien.
Aproximadamente las tres de la tardé, el auto de mis padres se estacionó con brusquedad, me asomé por la ventana en el momento exacto en que otro carro se estacionaba, vi a madre salir del auto muy molesta, la puerta de atrás del carro se abrió y salió América ¿Cómo demonios se había escapado? Del auto desconocido salieron dos hombres y una mujer, sabía lo que eso significaba.
—Alex, mátala.
—¿Que? ¿De que hablas?
—America, se escapó.
La puerta fue abierta por mi madre, no tenía tiempo para nada.
—¡¿Cómo fuiste capaz de hacer algo así?! Encerraste a tu propia prima ¡Estás loca!
—¡¿Y te dijo por qué terminó ahí?! Ella me vendió, organizo mi secuestro y me vendió...
—¡No es cierto tía! ¡Está mintiendo!
—Si no le cree a ella, créame a mi, América la vendió, mi padre y yo dimos con su paradero...
—Esto fue demasiado lejos, me dijiste que ya no escuchabas esas voces, pero me mentiste, es por eso que tome una decisión...
La mujer entró por completo, acercándose a donde estaba.
—Hola Alice.
—Ahorrese lo que tenga que decirme, ya se mi diagnóstico, tengo un transtorno de personalidad múltiple.
—¿Cómo lo sabes?
La mire y sonreí, al momento que Lilith hacia presencia.
—Alice no es una tonta.
Escuché a mi mamá jadear, al oír el cambio en la voz, mientras América seguía diciendo que yo estaba loca y merecía estar encerrada, mi mirada fue a ella y lentamente me acerqué, mientras Jessy tomaba el control.
—Podras hacer que nos encierren, pero tú tiempo está contado, tú lo sabes.
La doctora hizo que los dos hombres se acercarán a mi para detenerme, volteo a ver a Alex y él asiente.
—Te sacaré de ahí Alice.
Le sonrió y dejó que esos hombres me lleven sin poner resistencia, mientras le hago señas a América.
—¡Te lo dije antes y te lo diré ahora! ¡Aun que me mates, la herencia que tú padre me dejó ya tiene otro dueño!
Me río al ver su cara de rabia, probablemente esté encerrada, pero América no conseguirá nada, antes de que me metieran al auto vi a mi madre darle una cachetada a ella, alegrándome solo un poco, yo quería verla muerta y estoy segura que Alexander se encargaría de eso en mi ausencia.
(5 de Julio 2012)
Estar aquí era una completa locura, Me habían catalogado como peligrosa, mis sesiones eran una tortura, literalmente, los choques eléctricos me estaban dañando por completo, en todos estos días no había tenido visitas, pero se que ellos no dejan que Alex venga, lo se muy bien, el no me dejaría sola.
No sabía cómo había pasado, pero otra personalidad se había desarrollado en mi, así que sus métodos no eran muy buenos.
Por lo que sabía su nombre era Arthemisa o Arthemis, no tenía muy en claro eso, solo sabia que mató a todos los que estaban en la sala de choques.
De ahí la razón por la que ahora era peligrosa.
Ahora lo mejor para ellos, era mantenerme drogada o dormida, pero por suerte sabía cómo evitar eso, todo gracias a la Ayuda de Arthemisa.
Las luces del pasillo se apagaron, dando a entender que era hora de dormir, pero la noche estaba llena de estúpidos pervertidos y hablando de ellos, la puerta de mi habitación se abrió y entraron dos hombres, sabia lo que querían, lo había visto en sus miradas cuando está tarde me sacaron de mi sesión.
Para su mala suerte, mi cuerpo no estaba dormido.
Una de ellos se acercó primero a mí, rápidamente tome un bolígrafo que tenía en la bolsa de su camisa, había notado que nunca las dejaban.
Dejé de sentir que tenía el control de mi cuerpo, podía ver todo lo que estaba pasando sin ser yo quien manejará mi cuerpo.
El bolígrafo fue a dar a su ojo, una patada lo hizo caer hacia atrás mientras el otro saltaba sobre mi, el bolígrafo aterrizó en su brazo haciéndolo gritar, un puñetazo cayó en su rostro, haciéndolo caer al piso.
—¿Realmente creían que podrían violarla?
_Arthemisa_
—Por algo estamos en el área de los más peligrosos, ella han matado a una mafia solas, ustedes no son nada para nosotras.
Una alarma se activo haciendo reír a Arthemis.
—Me facilitaron las cosas.
Tome el control de mi cuerpo cuando estaba sentada en una esquina de la cama, ocurrucada.
_—Llora_
Lágrimas salieron sin detenerse, la doctora que me trajo entró encendiendo la luz, más enfermeros entraron.
—Ellos... Ellos me estaban tocando cuando me desperté, no recuerdo que más pasó, pero ellos ya estaban así...
No podía dejar de llorar, tenía que convencerlos para no recibir ningún castigo.
—Esta aterrorizada, rápido pónganle un calmante, no queremos que las personalidades crean qué está en peligro.
Sentí el piquete de la aguja en mi brazo.
—Segun su expediente, ella fue secuestrada ¿No?
—Asi es.
Todo mi alrededor se veía borroso, pero aún podía escucharlos.
—¿Hay probabilidades que haya sido abusada?
—Las hay, más sin embargo ella no dice nada con respecto a eso.
—Creo que si yo fuera ella tampoco lo diría, haría lo que fuera por olvidar ese día.
—Tal vez no quiere que nadie lo sepa.
Exactamente.
Dejé de oír todo para desconectarme por completo, era lo mejor.
(6 de Julio 2012)
Cuándo desperté, la doctora está a sentada a lado mio.
—Hola Alice ¿Que tal dormiste?
—Creo que bien.
—Me gustaría hablar sobre lo que ocurrió ayer.
La mire extrañada, no entendía lo que decía.
—¿Que ocurrió ayer?
Su rostro se mantuvo sereno mientras me veía.
—No recuerdas lo que pasó ayer en la noche.
—Mmm, no, lo que yo recuerdo es irme a dormir, no me levanté en toda la noche.
Ella me examinó por varios minutos, pero decía la verdad yo no recordaba nada, después de mi sesión nocturna tome un baño y me acosté a dormir, no recuerdo nada más .
—¿Ocurrió algo?
—¿Hay algo que no me hayas dicho? ¿Tus personalidades siguen tomando el control de tu cuerpo?
—Si.
—¿Quien eres?
—Un gusto verla doctora, Mi nombre es Arthemis.
Ella ya lo sabía.
Yo era un caso perdido, no había nada que ellos pudieran hacer.
Después de media hora donde la Doctora escucho como Arthemisa decía que mataría a todos aquel que se acercará a nosotras, había conseguido que mis sesiones quedaran canceladas, pero tendría sesiones psicológicas con ella.
Pasamos de la tortura física a la tortura mental. Bueno al menos era un avance.
—Alice, está tarde tendrás visitas.
—Si es mi madre no la quiero ver.
—Alice se que estás molesta, pero ella...
—Mi madre no me quiere, si me quisiera no me hubiera mandado aquí, mi tío es Psiquiatra y el me estába atendiendo.
—Estoy enterada de eso.
—Solo quiero ver a Alex, solo a él quiero verlo.
—De acuerdo, solo autorizaré sus visitas.
Dicho eso ella se fue.
Nuevamente me quedé sola en esta habitación, esto no tendría cura, ellas serían parte de mi para siempre.
Los medicamentos eran los únicos que hacían que ellas se fueran por unos instantes, pero me sentía tan sola, el sentimiento de abandono estaba en mi y no lo quería, las necesitaba para sentirme completa.
Necesitaba salir de aquí, de lo contraía pasaría el resto de mi vida en este lugar, no quería eso y haría que ellos no me quieran en este lugar.
—Alice.
La voz de la doctora me saca de mis pensamientos, volteo a verla y ella me sonríe.
—Alex ha llegado.
Eso hace que mi sonrisa crezca, sabía que el no me dejaría sola, solo era cuestión de tiempo para que me sacara de aquí.
Alex haría lo fuera con tal de que yo no esté aquí, así que era hora de poner un plan en marcha, no soportaría estar una semana más aquí y no creo que ellos quieran contratar personas cada semana o día.
Si mi estancia aquí sería un infierno, yo les demostraría lo que era realmente el infierno, no descansaría hasta que ellos no me quieran aquí, de lo contrario no creo que les guste a la mala.
Alex entró a mi habitación y todo pasó a segundo plano para mí, solo éramos él y yo.