MELINA
Ya estoy lista para irme a esas maravillosas vacaciones, siempre me decidí por venir a Europa, para ser exacta Paris la ciudad del amor, que ironía viajando al país del amor sin amor y con el corazón destrozado, sólo a mí se me ocurren éstas cosas. Jamás había viajado sola y tan lejos de mi casa, siempre lo hacía con él, con Jesús o con la traidora de mi hermana. Pero ahora me toca estar sentada en el avión a punto de despegar al lado de un señor tan enorme que me tiene con la cara casi pegada a la ventanilla.
Mientras llegaba a mi destino observaba todas y cada una de las cosas que podía mirar por la ventanilla, es tan magnífico estar entre las nubes.
Por fin hemos llegado al aeropuerto, tomo mis maletas y me decido tomar un taxi e irme a mi reservación de Hotel, la chica que
