FUNERAL

1147 Words
Observo el elegante y lujoso féretro en el que se encuentra mi padre rodeado de rosas blancas mientras las personas se acercan a mi madre que hace a la perfección su papel de viuda afligida. La observo mientras las personas se acercan a ella para darle el pésame por repentina muerte de mi padre. Mi madre Kristen West, una autentica belleza que solo aumenta con los años. Rubia de ojos grises, rasgos como de muñeca, pero aquello solo se opaca su prepotencia y superioridad que dejan entrever en su porte más que refinado. Ahora mismo se encuentra pulcramente enfundada en un hermoso vestido n***o de Givenchi, su maquillaje no se ha corrido ni un poco a pesar de las lágrimas falsas que derrama frente a todos nuestros conocidos. Me alejo de mi madre acercándose lentamente al féretro donde se encuentra mi parte y lo observó un instante. Aunque ha muerto continúa siendo el mismo hombre imponente que crio como si el mismo me hubiese engendrado. Cedric West, la persona más importante en mi vida. El ángel que salvó del infierno y me crio en un mundo que muchos desean. Tenia tanto que agradecerle pero la vida simplemente no me lo permito y un ataque fulminante me lo arrebató. - Gracias viejo, por la magnífica vida que me diste – digo acariciando el dorso de su mano fría. - Alessandro, ven – escucho que mi madre me llama sin dejar su papel de viuda afligida. Me acerco a ella y ruedo los ojos al ver con quienes se encuentra. Para Kristen West jamás signifique nada hasta que estuve adolescente, fui el estudiante estrella de la lujosa preparatoria. Luego en la universidad estudie dos carreras al tiempo por lo que era un trofeo que presumir ante sus amistades. Cuando cree mi propia empresa ella me cuestiono todo el tiempo pero jamás me importó ya que contaba con todo el apoyo de mi padre. Hasta que mis empresas comenzaron a crecer formando así el conglomerado Santis. Por lo que el estatus de mi madre se acrecentó debido a que muchas de sus amistades quieren que me casé con alguna de sus hijas. Aunque hay una familia que según mi madre es la más adecuada y es de quienes se encuentra acompañada. Los Campbell, una familia banquera la cual es competencia directa de los Coleman en los Estados Unidos. Los Campbell solo tuvieron una hija. Melisa, una hermosa castaña con quien he tenido algunos encuentros sexuales pero no es suficiente para que la pueda convertir en mi esposa. - Buenas tardes – saludo indiferente notando el deseo reflejado en los ojos de Melisa - Queremos darte nuestro más sentido pésame por la muerte de tu padre – dice ella acercándose a mi para abrazarme, pero la detengo con la mirada. En ese momento siento un cosquilleo en el cuerpo lo que me hace desviar la mirada encontrándome con un Ángel o al menos eso la considero yo. Una bellísima mujer entra al salón vestida completamente de n***o acompañada de Bruno el abogado de mi padre. Ella camina directo al féretro ignorándolos a todos. La observo atento ya que jamás la había visto y por la forma en la que observa a mi padre debió haberlo conocido muy bien. Veo que Bruno le habla observándonos y ella levanta la mirada dejándome sin aliento, sus ojos poseen un increíble e intenso color azul idéntico al de mi padre. - ¿Quién es ella? – pregunto haciendo que mi madre dirija la mirada hacia ella. Su expresión al verla me causa mucha curiosidad y más cuando la veo mas que dispuesta a ir con ella, pero Bruno niega con la cabeza deteniéndola. - La amante de tu padre – responde mi madre furiosa mientras observo a la hermosa mujer que llora tras sus lentes oscuros visiblemente afectada por ver a mi padre. - ¿Amante? – pregunto sin poder creer que  esa hermosa mujer fuera amante de mi padre. - Me va a escuchar – dice mi madre furiosa cuando Bruno se acerca a nosotros. - Ni siquiera lo pienses – dice él amenazante observándola. - ¿Cómo te atreves faltarme el respeto de esta forma? – pregunta mi madre tratando de contenerse y evitar un escándalo. - Contrólate – dice él observándome – mañana después del entierro, nos reuniremos para la lectura del testamento. - No hay prisa – respondo ya que es verdad. No me interesa el dinero que pudiera haberme heredado mi padre ya que tengo el propio. - Será mañana – responde de forma autoritaria – uno de los herederos debe irse y no quiere esperar. - ¿Vas ha algún lado? – me pregunta mi madre a lo que niego con la cabeza desviando la mirada hacia la hermosa mujer. Pero al hacerlo ella ya no se encuentra. - Mañana a las dos de la tarde -  sin más se da la vuelta dejándonos perplejos por lo que acaba de suceder. Un rato después decido irme rumbo a la empresa a trabajar un rato para distraerme de lo que esta sucediendo con la muerte de mi padre. Al llegar a la empresa subo directo a mi oficina e ignorando a mi asistente, me siento en mi silla y me vuelvo a observar la ciudad ante mi mientras miles de recuerdos llegan a mi mente. Recuerdo la primera vez que vi a mi padre en el orfanato en Florencia, Italia donde me adopto. Me trajo a Nueva York donde me dio una vida que muchos desean, siempre estuvimos ahí para mi, aunque algunas veces viajaba de forma repentina y duraba un largo tiempo sin volver. Cuando entre a la universidad siempre iba a verme aunque no entiendo por qué se mudó durante toda mi carrera a Londres, pero siempre iba a verme. De repente la hermosa chica de hoy aparece en mi mente. Siento que ya la he visto antes, aunque no lo creo. Una belleza como la que ella posee es difícil de olvidar. - Amante – susurro para mi mismo pero no me cabe en la cabeza que una mujer tan hermosa y joven haya sido amante de mi padre. Si bien el matrimonio era perfecto ante los ojos de la sociedad y nuestras amistades. Dentro de la mansión cada uno tenía su propia vida. Dormían en habitaciones diferentes, rara vez desayunábamos o comíamos juntos. Para Kristen West solo es importante las apariencias y que sus tarjetas siempre tengan cupo. Por el contrario mi padre siempre estuvo para mi y se que tuvo aventuras no creo que se involucrara  con alguien tan joven. No se cuanto tiempo pasa hasta que decido irme a descansar por que nos espera un día un tanto difícil ya que enterraré a la persona más importante de mi vida y la única a la que le he importado sin tener una segunda intensión.
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