Dama Alicia

1269 Words
Antes de irse, aquella mujer coloco por encima de su cabello un velo de novia de color n***o que la cubrió por completo. Avery no sabía qué ocurría, pero en esta ocasión, más sumisa y por supuesto aterrorizada, no se animó a preguntar ni hacer el más mínimo ruido. La asistente no se notaba triste ni desconsolada por la muerte de su compañera que había quedado tendida a mitad de la sala, Avery había tratado de ignorar la presencia del cadáver, pero le era difícil olvidar lo que había visto momentos antes. Avery se quedó quieta sobre su sitio cuando la asistente se retiró y para evitar vomitar debido a la presencia de la sangre, desvío la mirada hacia otro sitio de la habitación. Entonces se percató de la ausencia de ventanas en el sitio, parecía ser que ni siquiera tenía opciones de escapatoria más que aquella puerta por la que habían entrado esas crueles y frías personas, de hecho, le parecía que tal vez no eran humanos, ¿Qué persona en el mundo real se comporta así? Aunque intentaba mantenerse tranquila, era difícil para ella no temblar y es que no sabía exactamente que le deparaba ¿Otra prisión igual de cruel que esa o sería algo mucho peor? Mientras trataba de pensar que podía hacer para escapar de ese sitio, una pequeña tonada comenzó a escucharse en la habitación. Era una canción en un idioma que Avery no conocía, pero le parecía muy familiar. Aquella extraña tonada causó que Avery tuviera un extraño estremecimiento, algo estaba por comenzar. —Dama Alicia— escucho una voz masculina que se refería nuevamente a ella, parecía ser algún tipo de comunicador escondido en la misma habitación en la que ella se encontraba, quizás habían estado observándola desde un inicio, eso la impacto un poco, pero después de todo lo que había visto en tan poco tiempo, supuso que era algo normal que estuvieran vigilándola, así evitarían que se escapara.— su turno ha llegado. Avery trago saliva y se levantó de su lugar, no sabía qué pasaría, pero era obvio que finalmente saldría de esa habitación y aunque no fuese la mejor opción, prefería cualquier cosa para no ver el cuerpo de la mujer que ese conejo había asesinado. De pronto las puertas se abrieron y finalmente Avery pudo ver más allá de lo que había en esa habitación, un pasillo. Dos hombres con máscaras, esas malditas mascarás de conejo, hicieron una reverencia ante ella, parecía algún tipo de show o algo parecido porque Avery estaba segura de que las personas normales no actuaban así, aunque en ese preciso momento no recordaba haber interactuado con ninguna persona. —Por aquí, dama Alicia—le indicaron y le hicieron una señal con la mano que debía salir por la puerta y a pesar de que el velo que habían colocado en su cabeza era sumamente pesado, Avery camino arrastrándolo hasta donde ellos se encontraban. Contemplo el pasillo, era amplio, aunque seguía conservando la misma decoración que había en el interior de la habitación, cosas de color oscuro, quizás para ocultar la sangre que llegaban a derramar en ese lugar. Respiro profundo y entonces comenzó a caminar por donde le indicaban aquellos hombres que al parecer no iban a dejarla sola hasta llegar a su destino. Conforme se acercaba, Avery comenzó a escuchar música, voces y risas que de hecho le hicieron pensar que se trataba de una fiesta. ¿Acaso estaba ahí para alegrar el ambiente? ¿Sería un juguete s****l? Antes de que el pasillo terminara, Avery se detuvo, debido a una serie de imágenes que la invadieron en un segundo. Todo lo que vio en su cabeza le pareció distorsionado y confuso, puesto que no entendía el contexto de las imágenes que acaba de ver. ¿Acaso eran recuerdos? Avery recordaba haber visto ese mismo pasillo, solo que en su visión había mucha gente, mujeres semidesnudas riéndose y carcajeándose, todas esas personas llevaban copas en sus manos con diferentes tipos de bebidas que las hacían hacer todo tipo de locuras que la horrorizaron. Cuando abrió los ojos de nuevo, aquellos hombres que la seguían se habían detenido justo sobre una cortina que ocultaba lo que pasaba del otro lado, donde se escuchaba aquella fiesta. Avery se llevó la mano al pecho para tratar de tranquilizarse y tratar de comprender que era lo que estaba pasando, ya que por lo que había visto en aquella visión no era la primera vez que veía ese pasillo, así que cabía la posibilidad de que en realidad ella trabaja ahí. Trago saliva luego de llegar a esa conclusión, puesto que eso significaba que ya estaba acostumbrada a esa vida, pero no entendía por qué lo había olvidado todo, incluso su nombre. Tenía el nombre Avery presente, pero no estaba del todo segura que realmente fuese suyo, pero en ese momento de angustia y desconcierto quiso aferrarse a todo lo que su mente fuese dándole, aunque fuesen pequeños fragmentos de su memoria fracturada. —Por aquí—le dijeron con suma cortesía mientras abrían la exuberante cortina para que ella pasara. Su corazón latía con fuerza en el interior de su pecho porque no sabía que era lo que le esperaba. ¿Hacia dónde la llevaba? Lo primero que vio al pasar por la cortina, fue unas escaleras de madera que llevaban hacia otro pasillo, solo que este ya no era exactamente lujoso sino más bien oscuro y sin ventanas, lo único que iluminaba el sitio eran un par de luces que estaban situadas sobre el techo, un techo que de haber podido, Avery habría podido tocar de tan solo estirar la mano hacia arriba, pero de haberlo hecho, quizás el velo que llevaba en la cabeza se abría caído y no sabía si aquello estaba prohibido. Avery siguió caminando hasta que el pasillo se terminó, solo que aquí volvió a sentir una especie de escalofríos al darse cuenta de que ese lugar era como una prisión para ella, puesto que había barrotes que impedían que alguien escapara de ahí, quizás únicamente las chicas. Otros hombres con máscaras, esta vez de osos, se acercaron para quitar los candados que impedían su paso, así que Avery observo con atención lo que ocurría a su alrededor, el cómo quitaron los candados y donde guardaron la llave cuando abrieron los barrotes para ella. Por supuesto, mientras más observaba se daba cuenta de que tal vez sería imposible salir de ahí con tanta seguridad custodiándola y vigilándola. Llego a una especie de glorieta, una habitación en forma de círculo donde pudo ver otras cinco puertas cerradas con barrotes y custodiada por dos hombres de cada lado, parecía ser que en ese lugar había más chicas encerradas, las cuales posiblemente nunca vería, ya que desde que había despertado en ese lugar de horrores no había visto a nadie más que a esas personas que le servían de forma fría y distante. No muy lejos de la puerta donde ella se encontraba, había unas escaleras en forma de caracol que guiaban hacia un segundo piso y fue hacia ese lugar, dona la llevaron, solo que ahí, la música y el ambiente alegre se escuchó aún más cercano. Avery se sintió algo desconcertada, puesto que había pensado que finalmente llegaría al sitio donde provenía el sonido de la fiesta, pero el lugar era tan grande que intuyo que tal vez aún se encontraba muy lejos y aquello que escuchaba era tan solo el eco de cada pasillo vacío y silencioso, puesto que ese sitio era igual que una cárcel sin salida.
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