Capítulo 41: Memorias

3141 Words
A la mañana siguiente Betty bajo las escaleras con pereza, deseaba quedarse en cama, pero no podía hacerlo, quería chequear a su hermano, necesitaban hablar, pronto ella regresaría a Royk, no podía dejar su conversación inconclusa, evidentemente Callaghan necesitaba alguna guía en su vida, ella estaba dispuesta ayudarlo, pero no iba a obligarlo, simplemente le dejaría claro que eran amigos, al menos siempre lo considero de esa forma, y siempre contaría con ella, para lo que fuera.   Si dirigió a la cocina, prepararía un delicioso desayuno para ambos, entonces pondría sobre la mesa el tema de conversación y estaría atenta al desarrollo del asunto, brindando los consejos que consideraba acertados, además de sugiriendo un mejor camino, uno más feliz, por ejemplo, la idea de que la relación con Víctor llegara a su final.   Pero todos sus planes se vieron frutados cuándo al entrar en la cocina, encontró una nota pegada a la nevera.     «Tuve que correr al centro a hacer algunos recados, no me esperes despierta, creó qué no vendré a casa por la noche.»   —Callaghan.     Bethany arrancó el papel con molestia, sabía por qué no regresaría por la noche, se vería con Víctor, no le gustaba para nada ver a su hermano sufrir, y cada vez qué quedaba con el pelinegro, el rubio regresaba con una expresión de dolor, cómo sí su perro acabará de morir.   Otro Andrews metido en una relación tóxica, eso era maravilloso, al parecer está familia poseía un doctorado en ese tipo de unión.   Decidió continuar con su día, comenzando con el desayuno, luego limpiaría la habitación de sus Padres, un trabajo qué estaba retrasando, pero qué deseaba realizar, en honor a su memoria.   En ocasiones los extrañaba, en especial durante acontecimientos significativos, cómo graduaciones, cumpleaños, primeras experiencias… Siempre imaginó que su Padre se encargaría de darle su primera cerveza, qué la escoltaría por el altar, o que sostendría la mano vacía, mientras pujaba en su parto, nunca viviría esas experiencias, lo cual era completamente injusto.   Suspiró apesadumbrada, mientras buscaba todo lo necesario para encargarse de su comida, cada parte de la casa parecía desbloquear algún recuerdo de su memoria, eso le dolía, pero en ocasiones la hacía sonreír.   Quizás por eso huyó cómo una cobarde cuándo tuvo la oportunidad.   —¡Listo! — exclamó al ver todos los víveres sobre la isla de la cocina.   Se dedicó a encender la estufa, colocar un sartén sobre esta, se movió para buscar un plató, lo mejor era desechar esos oscuros pensamientos y dedicarse al aquí y al ahora.   Preparo su desayuno favorito, rebanas de pan de sándwich, tocino frito, huevo frito, algunos trocitos de queso, acompañado de un rico jugo de manzana, era su fruta favorita así que la tomaba en cada oportunidad que se le presentaba.   Mientras masticaba su creación, alguien toco la puerta de su casa, ella gruño fastidiada, no le gustaba que interrumpieran sus comidas, se limpió los dedos grasientos en una servilleta de tela que se encontraba sobre la mesa, abandono su asiento, dirigiéndose hacia el molesto repiqueo.   —¿Qué desea? — ladro, apenas abrió la puerta, un inocente y ofendido pelirrojo se echó para atrás.   —¿Llegó en mal momento? — pregunto Asher tras el umbral.   —Lo siento. — se disculpó ella, completamente avergonzada. — estaba desayunando y…   —No te gusta que te interrumpan mientras comes. — sentenció él, divertido.   —Así es. — ella se sonrió. — ¿quieres pasar? — dijo por instinto. — puedo cocinar un poco más y tomamos juntos el desayuno.   —Me encanta la idea. — acepto con un asentimiento, se encontraba de buen humor.   Ella se hizo a un lado, Asher paso por el espacio vacío, y ambos caminaron hacia la cocina, como lo prometido es deuda, Betty preparo un plato extra de comida, no le tomo demasiado tiempo, pronto estaba sentada a su lado, devorando su propio plato, mantenía la mala costumbre de despertarse famélica, culpaba a su Madre, quien les tenía lista la comida apenas ellos despegan sus parpados, luego de perderla descubrió que odiaba cocinar tan temprano, le gustaba ponerse de pie y encontrar todo preparado.   Tal como lo hacía Matt, la conocía a la perfección, por lo que siempre se esforzaba por despertarse primero y tener la mesa servida antes de que ella entrara al comedor, era un tierno gesto que solo la llevaba a amarlo más.   —¿En qué piensas? — le pregunto Asher, sacándola de sus pensamientos.   —En Matt. — respondió con sinceridad, él conocía la historia de su previa relación, no le encontró motivo para ocultarlo, el tema de Valeska era abierto entre ambos y le pareció justo dar el mismo trato. — odio preparar la primera comida del día, Matt se levantaba primero que yo para cocinar y hacerme feliz, era un lindo gesto. — explico, se encogió de hombros restándole importancia.   No estaba segura de que sucedía entre ella y su antiguo amor, él seguía afirmando que quería ser su amigo, pero luego hablaba de sus citas anteriores, de sus planes a futuro, hasta la seducía en el mismo lugar donde se dieron su primer beso, el hombre estaba enviando señales muy confusas y necesitaba hablarlo con él.   —Valeska preparaba Sushi todos los viernes para mí. — comento él, equilibrando la balanza de confesiones. — supongo que es normal que extrañemos esos buenos momentos que tuvimos con las personas que amamos en algún momento. — aclaro con calma. — no me importa escuchar hechos acerca de Matt. — se encogió de hombros y continúo comiendo.   Ella hizo lo mismo, la verdad Asher parecía haberse levantado del lado correcto de la cama, estaba jocoso, práctico y abierto como siempre, o al menos la mayoría del tiempo, empezó a recordar todas las buenas cualidades que la guiaron a amarlo.   Era un hombre honesto, sincero, protector, amable, abierto, un excelente amigo, atento, detallista… ¡Detente! Se reprendió mentalmente, no podía estar enamorándose, (nuevamente), de Asher Foster, no cuando en unos días iba a iniciar su entrenamiento de detective.   —Estaba delicioso. — hablo él, al terminar su plato. — cuando acabes te ayudaré a limpiar los trastes.   Betty asintió, estaba tan perdida en su mente, que no noto que había dejado de comer, volvió a las andanzas.   —¿Alguna razón en específica por la que viniste hoy? — pregunto curiosa, se llevó un bocado de pan remojado con huevo, a la boca, mastico enérgicamente, quizás podría deshacerse de él, ponerle alguna excusa, como qué tenía que ir a centro a realizar unos recados tal como su mentiroso hermano.   —De hecho, anoche encontré algo entre mis cosas que me gustaría mostrarte. —respondió emocionado. — además, Callaghan me envió un mensaje de texto esta mañana, informándome que estaría ocupado, me pidió que te echara un ojo.   Betty bufo y torció los ojos, no le gustaba la traicionera movida de su pariente cercano, el estúpido de Callaghan la dejaba allí tirada para irse a jugar a las casitas con Víctor, mientras relegaba a Asher al puesto de niñero.   —No necesito un niñero. — discutió ella.   —No quiero ser tu niñero, Betty. — respondió Asher, un tanto ofendido por la actitud de la joven. — solo quiero hacerte compañía. — confeso.   —Lo siento. — dijo ella, la verdad, el pelirrojo pareció ofenderse, por lo que se sintió mal, debido a su osca actitud. — es solo que siento que Callaghan está huyendo de mí, y no me gusta para nada, siempre he considerado que somos buenos amigos.     —Lo son, solo debes darle un poco de espacio. — él le dio un casto beso en los labios, algo que la tomo desprevenida, el gesto fue de cariño, como una vieja pareja cumpliendo la tradición de  tomar el desayuno, apenas se tocaron y ella lo sintió como una enorme intimidad, decidió ignorar el gesto, tratando de poner la mejor cara de póquer que podía.   Luego de terminar su plato, Asher se levantó y cumplió su palabra, lavo todos los utensilios utilizados esa mañana, ella se dedicó a observarlo, con una tonta sonrisa tiñéndole los labios, al darse cuenta de que lo contemplaba con ojitos de amor, sacudió la cabeza y se dedicó a leer el periódico, el cual era de cuatro días atrás, por lo que se aburrió con rapidez.   Al terminar su tarea doméstica, él le propuso ir a su casa, para mostrarle lo que había encontrado entre sus cosas, ella accedió y pronto ambos abandonaban la vivienda de los Andrews, para cruzar la calle y adentrarse a la de los Foster.     El hogar del pelirrojo era una réplica exacta de la Betty, con la diferencia de que Crista eligió una decoración más rústica, con un estilo a cabaña, una extraña combinación para una estructura que pertenecía a un suburbio.   Las paredes fueron pintadas con un barniz que daba la ilusión a madera dura, los muebles tenían un tosco acabado, todos de madera, los cojines y demás accesorios llevaban colores verdes y naranjas, todo a cuadro, porque a Crista le gustaba honrar sus raíces, las cuales eran escocesas, por alguna razón toda esa familia poseía ese llamativo tono de cabello.   Subieron a la habitación de Asher, algunas cosas habían cambiado, la cama era más grande, todo allí arriba desentonaba con el resto de la casa, las paredes del cuarto del hombre estaban pintadas blanco, y los mubles eran negros, desde su escritorio, hasta el buró al lado de su cama, la cual era más grande de lo que recordaba, de seguro la cambio con tiempo, el dormitorio era un espacio muy masculino, organizado a demás.   Ella se dejó caer sobre el esponjoso lecho, casi rebotando sobre el colchón, mientras que Asher abría la puerta de su closet, su cabeza se perdió allí dentro, y ella aguardó con curiosidad.   —Tu dormitorio luce más espacioso. — comento al repasar el lugar con la mirada.   A como ella lo recordaba, no era posible contener un camastro tan enorme, debía ser tamaño king sizes, además por aquella época, al pelirrojo no le interesaba demasiado las computadoras, ahora observaba un escritorio con un portátil último modelo, acompañada por un moderno sistema de sonido, una silla agronómica, de esas que lucían como asientos de autos de fórmula uno.   También noto la vieja guitarra del joven, apodada Dream, una cómoda al lado del escritorio, un buró apoyado bajo de la ventana, y una mesa de noche al lado de la cama, muchos elementos que no se hallaban en el pasado.   —Mi Madre lo mando a agrandar luego de la muerte de mi Padre. — contesto él desde el pequeño espacio. — también lo remodelamos, ella insistía en que el hombre de la casa debía estar muy cómodo en su dormitorio, además con Valeska quedándose aquí tanto tiempo, la cama individual ya nos quedaba muy incómoda.    En cuanto el joven abandono el pequeño espacio, reapareciendo en su totalidad frente a ella, Betty jadeó al observar el objeto que quería mostrarle.   —¿Lo conservaste? — exclamo ella, prácticamente saltando sobre él.   —No tuve corazón para arrojarlo. — contesto, encogiéndose de hombros, se sentó a su lado y le entrego el viejo cuaderno.   Bethany lo tomo, un fuerte sentimiento de melancolía se apoderó de ella, rozo la tapa de cartón, con sus manos temblorosas, leyó en alto la frase que ella misma decoró hacía tantísimo tiempo, “La boda de Asher y Betty”, le pareció extremadamente ridículo, por lo que se burló un poco de ellos, con una contagiosa risa.     Unos días antes de irse a la universidad, se encontraba recogiendo cachivaches de su habitación, deshaciéndose de cosas que no necesitaría en un futuro, entre esas cosas encontró esa vieja libreta, la cual se trataba de un itinerario de su boda, recordaba haberlo hecho juntos, cuando eran unos niños, la Betty de diecisiete años cruzo la calle y dejo el cuaderno en la puerta de Asher, con una resentida nota, “Bótalo si quieres, ya no lo necesito”.   La Betty de veintitrés años volteo el objeto en sus manos, no podía creer que siguiera con vida, lo hacía en un basurero en el fin del mundo.   —No quería deshacerme de él. — confeso Asher, casi en susurro. — me traía lindos recuerdos, nuestra infancia fue bonita, Betty.   —Lo fue. — admitió ella, su mirada gacha no se movió ni un poco, no se sentía preparada para enfrentarse a él, pero tenía que hacerlo, suspiro profundamente.   —En cuanto lo vi en la entrada súper que era, te confieso que camine hasta el bote de basura, pero en cuanto levante la tapa me arrepentí, entonces me di media vuelta y lo lleve conmigo a casa, lo escondí la parte de arriba de mi closet, esperando que algún día pudiera dártelo de nuevo.   Betty se atrevió a observarlo, entonces tragándose el nudo en su garganta, le entrego nuevamente el cuaderno a Asher, quien la observo confuso.   —Es un lindo gesto Asher. — dijo un tanto incómoda. — pero no sé qué quieres lograr con ello, me siento tan confundida justo ahora. — respondió con sinceridad.   —Solo quiero que sepas que no te he olvidado Betty. — él tenía el ceño fruncido, habla con vehemencia, algo dentro de Betty salto de alegría, pero lo suprimió con fuerza.   —No sé qué decirte. — ella se levantó de la cama, huyendo de la cercanía de él, se abrazó a sí misma y observo su casa desde la ventana frente a ella.   Como siempre podía captar toda su habitación desde ese punto, recuerdo una vieja canción que su Madre siempre escuchaba, llamada “Desde mi ventana”, porque percibía que una parte siempre esperaría observar a Asher desde la ventana de su habitación.   —No puedo regresar a Mystic Hills. — dijo ella sin observarlo. — tengo una vida en Royk City, pronto iniciaré mi entrenamiento como agente del FBI, no voy a dejar mi vida por ti Asher, lo siento, no puedo hacerlo por nadie, tengo planes que me han tomado mucho tiempo, no voy a abandonar mis sueños, por lo que no tenemos futuro. — ella bajo la mirada, observando sus zapatos, una lágrima se deslizó por sus mejillas, sin comprender el porqué, no estaba llorando por él, ¿O sí?   —No quiero que dejes tu vida por mí. — respondió él, detrás de ella, percibió un movimiento en su espalda, luego sintió los brazos masculinos rodeando su cuerpo desde atrás. — quiero que me dejes ser parte de ella, sé que no lo me merezco, pero no deseo nada con más fuerza que estar cerca de ti de nuevo.   —¿Y cómo demonios vas a hacer eso? — ella se volteó para observarlo, la mirada masculina rugía con pasión, mientras que la de ella lloraba consternada. — no voy a quedarme aquí, ya te lo dije.   —No entiendes Betty. — dijo él negando, una abatida sonrisa tiño sus labios, entonces le acaricio la cara, Betty cerro los ojos necesitando esa caricia. — estoy dispuesto a seguirte hasta el din del mundo, ir contigo a Royk, para ser parte de ti nuevamente, te quiero Bethany, siempre lo he hecho.   Ella lo observo anonadada, no esperaba eso, ni siquiera lo sospechaba, ¿Asher siguiéndola? Comúnmente era, al contrario, durante su niñez las personas le llamaban la cola del pato, porque siempre se encontraba siguiendo la sombra del pobre chico, ni un millón de años pudo ver esto venir.   —¿Estás loco? — le espeto sorprendida. — tienes una familia aquí, no puedes dejarla, además de otras responsabilidades.   —Ya lo hablé con mi Madre y no tiene ningún problema, además dejaré el negocio en buenas manos, se lo dejaré a Callaghan, también platicamos acerca de ello.   —¿En serio? — seguía sin creérselo.   —En serio. — respondió él con firmeza. — déjame quedarme a tu lado. — pidió… no, parecía más como una súplica.   Ella deseó correr lejos de allí, pero su traicionero corazón pareció tropezarse y caer en los brazos del hombre, porque lo siguiente que sucedió fue que lo abrazo con fuerza, teniendo miedo de que se le escapara entre los dedos.   —¿Estás seguro? — pregunto en cuanto se separó de sus brazos.   —Completamente, deseo hacer esto. — él asintió con determinación.   —¿Y qué seriamos? — ella se mordió una uña, con miles de dudas en su cabeza.   —Lo veremos con el tiempo, por ahora necesito saber si estás de acuerdo con todo esto.— una expectante emoción se apoderó del pelirrojo, aguardando con nervios la respuesta de la joven.   —De acuerdo. — dijo finalmente Betty.   Asher la tomo de la cintura y la levanto del suelo, gritando de felicidad, entonces la beso, Betty se sintió como masilla en las manos expertas de él, pero nada más que un beso sucedió en ese momento.   El resto de la mañana, y la tarde, lo pasaron acostados en la cama, platicando acerca del prometedor futuro, había muchas cosas inciertas, pero algo completamente seguro era que la parejita se estaba dando una segunda oportunidad, todo el asunto era terrorífico, para ambos, pero tenían la necesidad de intentarlo.   Muchas personas podrían pensar que se estaban apresurando, era cierto, las cosas estaban tomando muchísima velocidad, pero no se podía ignorar la mitad de tu vida, así como si nada, y eso eran ellos dos, amigos durante toda su infancia, más algunos años de su adolescencia, en la adultez se separaron, pero sus caminos parecían estar destinados a cruzarse de nuevo.     Se estaba arriesgando tomando un enorme salto de fe, pero estaba dispuesta a hacerlo, a confiar en él nuevamente, el pasado iba a quedarse allí, en él tras, donde pertenecía, ellos buscarían la forma de mirar al futuro, esto funcionaria, ambos lo harían funcionar.   Al rededor de las nueve de la noche, regresaron a casa de Betty, tomados de la mano, ambos sonrientes, listo para enfrentar el mundo como un equipo. La mujer abrió la puerta de su hogar, para cerrarla inmediatamente, observo a Asher consternada.   —Callaghan y Víctor están teniendo sexo en la sala de mi casa. — dijo asqueada. — debería estar acostumbrada a observar a mi hermano en estas situaciones, pero no lo hago, sigue siendo asqueroso. — confeso la joven. — el pelirrojo se burló de su penosa situación.   —Puedes quedarte en mi casa esta noche. — sugirió él con picardía. — los dos cebemos que esos dos tardaran algunas horas, quizás toda la noche.   Ella lo sopesó, ¿Dormir en casa de Asher Foster? Mala idea, sabía cómo terminarían las cosas, pero un trozo de ella lo deseaba, así que con las mejillas coloradas aceptó su propuesta y ambos cruzaron nuevamente la calle…
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