Capítulo 43: Preocupaciones

1680 Words
Betty cruzó el umbral de su casa pasadas las diez de la mañana, unos minutos antes se encontraba desayunando al lado de su pelirrojo amante, rememorando cada segundo de la noche anterior, y que noche, realmente nunca se imaginó que luego de tantos años, el sexo entre ambos podría ser tan bueno.   Una estúpida sonrisa se dibujó en su rostro mientras caminaba con cautela sobre el piso de madera de su hogar, una estúpida tablilla realizo un chirrido horrendo, alertando a Callaghan, si es que se encontraba en casa, de la llegada de su hermana.   Ella continuo su camino hacia la cocina, pero se detuvo en cuanto paso frente a la sala de estar, el mayor de los Andrews se encontraba en el mueble principal, sentado con desgarbo, uno de sus brazos cubría sus ojos, mientras que en so otra mano sostenía una botella de vodka a medio beber.   —¿Estás haciendo la caminata de la vergüenza? — hablo él entre dientes.   —Pensé que estabas dormido. — respondió la chica, acercándose hacia él.   —Lo estaba hasta que escuche la puerta. — él continuaba con el brazo sobre sus ojos, lo único que parecía moverse, eran sus labios.   —Respondiendo a tu pregunta. — hablo Betty con buen humor. — no estoy avergonzada. — se encogió hombros a pesar de que él no la observaba. — Tuve una noche salvaje y me divertí muchísimo. No hay nada de que avergonzarse. Una caminata de la vergüenza es vergonzosa solo si te sientes avergonzado al respecto, y como ya te dije, yo no lo estoy. — sentencio alegre.   —Bien por ti. — contesto él con sarna.   —¿Quieres contarme que sucedió contigo? — indago ella sin ninguna delicadeza, ya habían pasado el punto de andarse con precauciones.   —Tuve sexo con el gilipollas de mi novio, luego discutimos como perros y gatos, porque no quiere cortar con el cordón umbilical de su padre, y entonces se convirtió en mi exnovio.   —¿Terminaste con Víctor? — exclamo ella asombrada, a pesar de que pensaba que era lo mejor para ambos, no dejo de ser una sorpresa. — no me imagine que todo acabaría de esta forma. — admitió en voz alta.   —Yo tampoco. — suspiro Callaghan, derrotado, él se quitó el brazo de sus ojos y parpadeo con violencia mientras se acostumbraba a la luz del día. — ¿Qué hora es?   —Las diez y media de la mañana.   Callaghan hizo una mueca de desagrado.   —Gracias al cosmos, hoy es domingo, no tengo que ir a trabajar, de lo contrario llegaría muy tarde.   El trato de levantarse, pero no lo logro, evidentemente mareado, ella se sentó al lado de su hermano y le arrebato la botella de alcohol.   —¿Cuánto te tomaste? — pregunto mientras agitaba la sustancia, con su mano.   —Dos botellas enteras. — respondió señalando a otros dos recipientes vacíos desparramados en el suelo, bajo la mesita decorativa.   —Dos y media. — dijo ella con sarcasmo.   —Soy un fracaso. — hablo él, con agotamiento en su voz.   —Luce terrible. — señalo Betty, reparando en su imagen, unos pantalones grises de mezclilla se ceñían a sus caderas, el cabello saltaba despeinado, su voz estaba ronca teñida por el licor, unas terribles ojeras manchaban sus ojos, y la camisa llevaba una horrible mancha de salsa, sobre su pectoral derecho.   —Lo sé, no tienes que recordármelo. — él se tiró nuevamente sobre el respaldar de su asiento.   —Mira esto es lo que haremos. — dijo ella con determinación. — te ayudaré a llegar arriba, tomaras una ducha, yo te prepararé una rica sopa de pollo, y luego te acostaras a dormir, el día de mañana hablaremos de ello, ¿Qué te parece? — ella aguardó paciente, mientras su hermano observaba el techo, perdido en sus propios pensamientos.   —Es que no entiendo por qué esto sigue sucediéndome. — dijo finalmente.   —Solo tienes una mala racha.   —Si durante los veintiocho años de mi vida, eso es malditamente conveniente. — él levantó los brazos para enfatizar su punto, entonces los dejo caer con fuerza.   —Sigue mi consejo, ve a tomar una ducha y yo me encargaré de lo demás. — intento Betty nuevamente.   —De acuerdo. — acepto él, ambos se colocaron de pie, ella lo rodeo por la cintura porque estaba un poco mareado, lo ayudo a subir las escaleras y cruzar el pasillo hacia su habitación, lo deposito en la cama y se fue para prepararle el platillo prometido.   No era la primera vez que su hermano experimentaba una ruptura amorosa, y estaba segura de que no sería la última, pero en cada ocasión ella estuvo allí para apoyarlo, el día de mañana él continuaría con su vida y luego todo esto sería un mal recuerdo.   Una vez dentro de la cocina, se dedicó a picar algunas verduras, además de filetear algunos trocitos de pollo, su abuela solía decir que para el dolor del alma, lo mejor era un buen plato de pollo, en cualquier de sus presentaciones.   Monto todos los ingredientes en la estufa, solo quedaba aguardar, no tenía el deseo de quedarse quieta, porque de lo contrario se torturaría con su propio futuro, preguntándose si la noche pasada fue un error o un acierto.   Camino sin rumbo hasta la sala, entonces recordó que el lugar estaba patas para arriba, se puso a recoger el desastre que dejo la parejita la noche anterior, comenzó con el mueble, retirando unas mantas sucias, las echo en la lavadora, junto a cojín que llevaba una sospechosa mancha blanca, no iba a lavarlo a mano, así que solo la arrojo dentro de la máquina con la esperanza de que saliera vivo de esta.   Rodó todo el mobiliario de la estancia, apilándolo en las esquinas, para ser capaz de limpiar el piso con facilidad, al rodar la mesita decorativa hacia atrás, una de las botellas rodó lejos de ella, al ser golpeada con una de las patas de la mesa.   Betty siguió el vidrio con la mirada, hasta que reboto de la pared que daba a la calle, con un cansado suspiro camino hasta allí para recoger la basura, porque era a donde iría el endemoniado recipiente, se agachó tomo el objeto y se puso de pie, al hacer un movimiento fuera de la ventana capto su atención.   Con cuidado aparto la cortina, curiosa de lo que sucedía, en medio de la calle se encontraba Asher, entablado en una calurosa discusión con nada más y nada menos que Valeska Morózov. Betty frunció el ceño al ver la escena, un sentimiento de desasosiego le embriago el corazón, pero decidió sacudírselo. Continuo observado al importuno par, el hombre tenía los ojos desorbitados, le gritaba en la cara a la morena, incluso golpeaba una de sus manos sobre la palma de la otra, ella lo al parecer lo estaba tomando como una especie de juego, porque se movía con una burlona actitud.   En un momento de la airada conversación, Asher se volteó y se alejó de la chica, mientras pasaba sus manos por su revuelto cabello, una primitiva parte de Betty deseo salir a ver que sucedía, restregarle en la cara a la idiota de Valeska que se acostó con el pelirrojo, que lo volvería hacer, y que nada podría impedirlo. Pero debía ser más madura que eso, por lo que respiro profundamente, contó hasta diez, con los dientes apretados como una trampa para osos, y voto el aire, fijando sus pies al suelo bajo ellos, no irían a ninguna parte.   Lastimosamente no lograba captar las palabras exactas de la conversación, trataba de hacerlo, pero no estaba lo suficientemente cerca. El hombre enfrentó nuevamente a la chica.   —Vete de mi casa y de mi vida para variar.— le grito tan fuerte que a la rubia le llegaron sus palabras.   Pero no le llego la respuesta Valeska, aunque si sus acciones, la mujer camino hacia Asher con determinación, arremetió con tras su pecho, lanzando las manos sobre su cuello, ella se puso de puntillas y con una enorme violencia atrajo su boca hasta sus labios.   Bethany abrió los ojos como platos, juraría que humo salió de sus orejas, le tomo toda la fuerza que poseía quedarse allí, estática como una estatua, sin mover terminación alguna, porque deseaba salir allí y matarlos a los dos.   Entonces Asher empujo a la mujer, con tanta vivacidad que esta callo al suelo sobre sus nalgas, ella observaba hacia arriba, completamente estupefacta.   —No me vuelvas a tocar.— le advirtió Asher señalándola con un dedo, entonces se dio media vuelta y entro a su casa.   Valeska se puso de pie, con algo de dificultad, gracias a la minifalda y los tacones que llevaba, se sacudió la tierra del trasero y de las piernas, evidentemente ofendida, lanzo una palabrota hacia la puerta en la que se perdió Asher unos segundos antes, y se encaminó hacia su auto, antes de subirse dirigió una mirada hasta la casa de Betty, la cual se apartó de la ventana con rapidez, deseando no ser captada por esa demente.   No sabía si la observo o no, la escucho subirse a su auto e iré.   La rubia se dejó caer sobre una silla, no estaba segura de que sentir, todo el asunto la llenaba de dudas, e inseguridades que creyó haber superado, nunca seria competencia para Valeska Morózov, se consideraba una mujer bonita, pero con una belleza común, mientras de la pelinegra tenía esta belleza europea destinada a encontrarse en las mejores pasarelas de moda, nadie podría resistirse a eso… En especial Asher, ya lo había demostrado en un pasado, pero en esta oportunidad se apartó de la mujer, tendría que conversarlo con él, no era saludable para ninguno de los dos mantener secretos, en especial luego de las promesas que se hicieron la noche anterior.   Todo iría bien, se dijo así misma, no permitiría que esa arpía envidiosa se metería en el medio de los dos nuevamente, no debía preocuparse por nada.
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