Capítulo 27: El primer día del resto de nuestras vidas

2770 Words
6 meses después  Callaghan la abrazo por los hombros, mientras ambos contemplaban el edificio frente a ellos, uno en que Bethany viviría los próximos cinco años, la sede de La Universidad central de la ciudad Royk, donde cursaría una Licenciatura en Criminología, Derecho y Sociedad, para finalmente cumplir su sueño de ser detective, respiro profundamente llena de felicidad, finalmente saldría de ese lúgubre pueblo, dejando todo el dolor atrás. Volteo hacia un ruido tras ellos, su tío Cesar acaba de tumbar su equipaje, gracias a los cielos nada la maleta no se abrió, de lo contrario todo el aglomerado estudiantil estaría siendo testigo de su ropa interior, estaba tan de tan buen humor que solo se rio ante la idea, soltó a su hermano y corrió a ayudar a su tío. En un auto delante de ellos, los Padres de Cole se encargaban del equipaje del chico, el cual venia acompañado de un elegante convertible nuevo, de hecho fueron los Jones quienes pagaron el viaje hasta allí, y quienes pagarían el boleto de Callaghan al regresar a casa, Cesar había aceptado un trabajo en la gran ciudad para estar cerca de su sobrina, su hermano no estuvo muy feliz con ello, seguía culpando al hombre por las heridas que se gano Betty enfrentando al Basurero, pero no podía hacer nada para impedir que el se quedara cerca de ella. Luego de su ultimo enfrentamiento con Elio, en cual termino en la muerte del villano, Betty fue llevaba a un hospital, para retirarle el cuchillo de pierna, por suerte el arma no atravesó su hueso de lo contrario habrían tenido que pegarlo con tornillos y quien sabe que otra cosa, el solo pensarlo la llenaba de grima, tuvo que asistir a rehabilitación para sanar el músculo desgarrado, e injertos de piel para recuperar la herida, pero finalmente podía caminar con normalidad, su pierna nunca seria la misma, pero al menos ya no cojeaba demasiado, si continuaba con la rehabilitación podría abandonar la renquera muy pronto. En la universidad era día de mudanza, así que el lugar estaba repleto de familias dejando a sus hijos a su próxima suerte, veía muchas lágrimas, despedidas y nuevos comienzos.   Cole había decidido estudiar criminología cibernética, en la misma universidad de su nueva amiga, incluso habían asistido a un tour de orientación unos meses antes, ambos se enamoraron del lugar.   Como compartían la misma facultad, todo el grupo se dirigió a la entrada del mismo edificio, se acercaron a la recepción, allí les asignaron sus habitaciones, les entregaron su horario diario y les indicaron a que hora se acaban las visitas familiares.   Los Jones tomaron marcha hacia la derecha y el resto de la comitiva a la izquierda, hacia las habitaciones de mujeres, Betty agradeció el hecho de que el elevador estuviera en completo funcionamiento, porque el piso de su nueva dormitorio era número seis.   Al abrirse las puertas de la máquina se encontraron con un pasillo casi vacío, puerta tras puerta se abría y cerraba, con estudiantes entrando y saliendo, la verdad no estaba tan concurrido como ella se lo imagino.   Reparo en una cartelera que tenía los horarios de todas las carreras de la facultad de investigación criminológica, organizados según el año escolar, además estaba decorada con motivos felinos debido a la mascota de la universidad, y con el logo de la misma, un escudo con las siglas «UCR».   Encontraron el número de habitación de Betty, la estancia era más amplia de lo que creía, con dos camas individuales de madera en cada extremo, un enorme buro que separaba ambos lechos, y dos escritorios en cada final de los mismos, además contaban con un closet para cada estudiante, agradeció a los cielos que era una de esas pocas instituciones en las que hallabas baños individuales en cada dormitorio, era una gran ventaja para cualquier mujer.   Cesar y Callaghan la ayudaron a ordenar sus cosas, al parecer aún no contaba con una compañera de cuarto, de hecho, era una carrera poco común entre las féminas de la universidad así que los dormitorios tendían a no ser compartidos, aunque contaban con un mobiliario doble, en caso de que se necesitara.   Eso le gusto, tendría más privacidad, y ningún vecino molesto que llevara desconocidos a perturbar su privacidad.   —Nada de aventuras alocadas. — le dijo Cesar al notar los beneficios de privacidad.   —¡Ay por favor! — bufo Callaghan. — la universidad es el momento para alocarse y descubrir quién eres, yo te aconsejo conejita, que te líes con el tipo más guapo de por aquí, preferiblemente un profesor, los hombres mayores sí que saben cogerte.   —¡Por los cielos Callaghan! — replico ella avergonzada. — deja ese lenguaje tan obsceno.   —Es solo una palabra conejita. — se encogió de hombros, luego se acercó a una de las mochilas y saco una caja, Bethany casi muere al ver de qué se trataba. — esto lo discutimos en consejo. — hablo su hermano con seriedad. — el tío y yo, decidimos que es lo más responsable. — le entrego la caja de condones. — nada de sexo desprotegido, ¿de acuerdo? — la señalo en un gesto de advertencia, mientras enarcaba una ceja. —Te advierto, aunque tomes la píldora, utiliza siempre condón. — sentencio. — sé que lo hacías con Asher, pero Asher era igual de virgen que tú, cuando iniciaron su vida s****l, ahora las cosas son diferentes, puedes enfrentarte a enfermedades de transmisión s****l y créeme que no es nada lindo.   —Gracias. — respondió ella con la cara roja como tomate, sin agregar nada más, abrió uno de los cajones del buro y soltó la caja, como si se tratara de un alacrán.   El resto de la tarde se dedicaron a colocar todo en orden, una vez satisfechos con el resultado de las cosas, se dedicaron a recorrer el campus, cerca se encontraba un centro comercial, donde la población estudiantil pasaba sus ratos libres, decidieron almorzar allí, disfrutaron de una tarde en familia.   Betty se preguntó qué tan diferente habría sido su día de estar sus Padres vivos, bueno los condones estarían fuera de la mesa, de eso seguro, existía la posibilidad de su Madre le recitará algunos pasajes de la biblia recordándole la importancia de la pureza, y de la virginidad hasta el matrimonio, ella no tendría idea de la hipocresía oculta detrás de ese discurso y trataría de sacarlos de allí lo más rápido posible, quizás su Padre se quejaría y le diría que deseaba llevarla a comer, a lo que terminarían allí, justo en el mismo restaurante de pizzas en donde se encontraba con lo quedaba de su familia.   Realmente no podía creer el regalo especial que le dejo Callaghan, el sexo no se encontraba en sus planes de estudio, no por el momento, no necesitaba un científico para descifrar que seguía olvidándose de Asher, el solo recuerdo de su nombre la hacía preguntarse que estaría haciendo en ese mismo instante, ¿escogió estudiar mecánica? ¿Se quedaría en casa? ¿Rentaría un departamento? Quizás se mudará con Valeska, como lo habían planeado ellos dos en un pasado.   Ya déjalo ir Betty, es un estúpido mentiroso, se dijo a ella misma, torció los labios en una mueca de molestia cuando noto que había pedido la pizza favorita del pelirrojo; bravo, Betty, eres una eminencia, se regañó, tenía mucha hambre así que se la comió de todas formas.   —Tienes que llamarme al menos cuatro veces a la semana. — dijo Callaghan luego de terminar sus platillos. — de lo contrario vendré aquí y te avergonzaré.   —De acuerdo. — asintió ella divertida.   —Te dejaré mi dirección temporal. — intervino su tío. — rente un departamento cerca de la oficina en la que trabajaré, pero no creo que me quede en ese trabajo por mucho tiempo, de todas formas, estaremos en la misma ciudad y nos mantendremos en contacto, puedes ir a visitarme cuando quieras.   Ella notó la molestia de su hermano, quien estaba convencido de que Cesar era una mala influencia en su vida, que le metió en la cabeza la idea de estudiar una carrera tan peligrosa y que solo se mudaba cerca para poder continuar lavándole el cerebro, habían discutido cientos de veces durante esos últimos meses, debido a que ella afirmaba que estaba equivocado, solita eligió su futuro, nadie lo hizo por ella, y era mejor para el rubio tener eso en cuenta y respetar sus decisiones, luego de muchas pláticas él lo dejo estar, pero no se encontraba cien por ciento feliz, simplemente la dejo continuar su vida, con sus propias palabras, que cometería sus propios errores.   Luego del postre regresaron a la universidad, donde se quedaron en los jardines del lugar, platicando acerca de la vida escolar, los profesores molestos, los compañeros de clases, incluso discutieron la manutención de Betty, ambos hombres prometieron enviarle dinero, pero ella deseaba tomar un empleo de medio tiempo, les prometió que si su horario le permitía trabajar lo haría, después de todo disfruta tener su propio dinero.   Diviso a Cole llegando con sus Padres luego del almuerzo y los llamo para que unieran a ellos, los Padres del chico al escuchar la conversación le dijeron que también le enviarían dinero a ambos, que nadie tenía que preocuparse de ello.   A las cuatro en punto las despedidas fueron compartidas, para su sorpresa Callaghan comenzó a llorar al decirle adiós, dijo que la extrañaría muchísimo y que su Padre estaría muy orgulloso de ver a su pequeña partir, desde su graduación de la preparatoria ninguno de los dos hablo nuevamente de su Madre, era un tema extremadamente incómodo y sensible para ambos.   Betty consoló al joven y pronto sus caminos se separaron, también lloro al verlo tan sentimental, lo comprendía, llegaría a una casa completamente vacía, con demasiados recuerdos amargos.   Cesar se quedó unos minutos más con los jóvenes, pero finalmente tomo su auto y se fue, iría a arreglar su propio departamento.   Cole y ella se quedaron hablando, al parecer el pasillo de las habitaciones de los hombres, en la carrera que el chico eligió, era un poco más concurrido que el de la chica, ella le ofreció su habitación por si necesitaba estudiar en algún lugar más tranquilo, a lo que acepto pensarlo, a las cinco y media decidieron terminar con su tertulia, necesitaban ir a una charla de orientación, tomaron caminos diferentes para buscar sus cosas, prometiendo encontrarse en el auditorio a un cuarto para las seis.   Bethany tomo el elevador y se dirigió a su dormitorio, busco su mochila y la lleno con un cuaderno, algunos lápices, una saca punta, borrador y algunos colores, le gustaba decorar sus notas, de esa forma las podría diferenciar luego.   Antes de volver a abandonar el lugar, se dejó caer en su cama, organizando todos los pensamientos que se arremolinaban en su cabeza, estaba un poco asustada, nunca había vivido fuera de casa, además este no era el futuro que planeo para ellas, durante tantos años tuvo cada paso de su vida escrito, su novio la terminaba, sus Padres fallecían y todo cambiaba, una nueva Betty nació ese día, una con un par de cicatrices de batalla.   Unas violentas ganas de echarse a llorar la atacaron, se sentía sola, perdida, como con un incierto destino, no le gustaba, porque era una maniática del control, le gustaba hacer listas hasta para cosas ridículas como lavar la ropa, por esa razón tanta incertidumbre le ponía los pelos de puntas.   Negó frenéticamente, para despistar el llanto, no podía llorar en su primer día en la universidad, eso era demostrar debilidad, además estaba a punto de enfrentarse a un auditorio lleno de los animales más peligrosos del mundo, crueles humanos, no podía demostrar debilidad, de lo contrario se la comerían viva.   Suspiro profundamente y se puso de pie, no había tiempo de lamentarse, necesitaba seguir adelante, crear una vida propia, lejos del yugo parental, de las expectativas de otras personas, muy lejos de Mystic Hills, y de su amor naranja Asher Foster.   Camino fuera de su nuevo dormitorio, con su mochila colgada a su hombro, repaso el mapa que tenía en la mano y se encaminó al auditorio principal, donde les darían una charla a todos los de primer año, bajo en elevador, con algunas otras estudiantes, que cuchicheaban juntas, quizás eran de algún año más avanzado y por esa razón se conocían entre ellas.   Tomaron caminos diferentes luego de abrirse las puertas del aparato metálico.   Diez minutos después Bethany golpeo el suelo con su pie.   —¡Mierda! — exclamo frustrada. — estoy perdida. — sentencio volteando de un lugar a otro.   No encontraba el fulano auditorio, además el pasillo se encontraba desierto, no entendía la poca población estudiantil de ese edificio, era ridículo, repaso su mapa y cruzo con rapidez un pasillo, inmediatamente dio de bruces contra una suave, pero al mismo tiempo dura superficie, sintió que unos brazos la atajaban antes de caer al piso.   Era un chico, se golpeó contra un estudiante, Betty se disculpó y luego se quedó congelada, pero que hombre, el joven frente a ella, era alto, musculoso, con el cabello n***o y los ojos azules, poseía una pronunciada y fuerte mandíbula, perfectamente cuadrada, sus labios eran gruesos y tenía una divertida expresión que tiraba de ellos.   —No te preocupes, siempre he opinado que este pasillo es un peligro para todos.— dijo encogiéndose de hombros, su voz era gruesa y rasposa, por alguna estúpida razón la joven se sonrojó de pies a cabeza.   —Me llamo Bethany. — agrego con torpeza, extendió la mano para aliviar su idiotez, él la tomo cordialmente, ella reparó en un tatuaje trivial que comenzaba desde su muñeca y se perdía bajo la manga de su camisa, se le secó la boca debido al deseo de descubrir donde terminaba… con su lengua.   —Mi nombre es Matthew. — dijo él respondiendo el incómodo saludo. — ¿eres de primer año?   —¡Ajam! — asintió.   —¿A dónde te diriges? — pregunto con genuina curiosidad.   —Al auditorio principal, pero creo que estoy perdida. — admitió avergonzada.   —Sí que lo estas. — se burló él. — de hecho, estas en el piso incorrecto.   —Excelente. — jadeó, frustrada.   —Déjame acompañarte, de todas formas, me dirigió al mismo lugar.   —¿En serio?   —Sí, soy parte del comité de bienvenida.   Ella aceptó la ayuda y se pusieron en marcha, en el camino Matthew le explico un poco el mapa que tenía en sus manos, y ella se enteró de que estaban cursando la misma carrera, pero él iba en segundo año, también se enteró de que los de primer año tendían a llegar un poco antes al periodo escolar, para darles tiempo de establecerse en sus habitaciones, por lo que esa era la razón de las pocas personas en los pasillos.   Cuando llegaron al auditorio Bethany se sorprendió porque él le pidió su número de teléfono, gustosamente se lo proporciono mientras un calor crecía en su interior, pecaminosas imágenes de Matthew sudando desnudo sobre ella se arremolinaron en su mente, las despido negando con la cabeza, él prometió llamarla y paso con seguridad el umbral de la puerta.   —¿Un tipo caliente como el infierno hablándote el primer día de clases? — pregunto Cole llegando a su lado.   —Me perdí y me ayudo a llegar hasta aquí. — aclaro ella.   —Y de seguro que te puede ayudar a llegar en otros aspectos. — bromeo su amigo. — ¿ya sabes a lo que me refiero no?   —Ya cállate. — replico ella, golpeando el hombro del chico, quien se rio fuertemente.   —No sé tú, pero yo siento que este es el primer día del resto de nuestras vidas. — hablo él con entusiasmo.   —¡Ay no digas eso! — replico Betty con un gemido de dolor. — siempre que se dice una frase tan cursi como esa, algo malo ocurre a continuación.   —No seas tan pesimista Bethany, lo peor que podría pasarte durante este tiempo, es que ese tipo sensual te deje varios chupetones en el cuello, o en otras partes de tu cuerpo.   —Ya te dije que te callaras. — ella torció los ojos.   —Ya, ya, me callo, ahora entremos, creo que ya vamos tarde.   Entrelazaron sus brazos y entraron a la enorme estancia, tomaron asiento con otros cientos de estudiantes y esperaron que iniciara la charla, ella se quedó colgada con cada palabra que dirigió Matthew esa tarde, mierda estaba en problemas…
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