La semilla: Capitulo 1 La creación

3024 Words
Prefacio La tierra es redonda, eso lo sabemos todos, sin embargo, pocos saben dónde están parados, es decir, algunas personas no miran a su alrededor las hermosas creaciones de Dios, como la fauna y la flora o como las estrellas y los mares. Ubicándonos en muchos años atrás cuando nuestro Dios creó la tierra y todo lo que hay en ella. Adán, nuestro padre, Eva, nuestra Madre; los dos primeros seres humanos que poblaron el Edén , el hermoso jardín que su Creador les dio para vivir y ser inmortales. Pero la felicidad duró poco cuando cayeron en tentación y su desobediencia originó el pecado y la muerte, y así no pudieron liberarse del mal y la vida eterna pasó a la mortalidad, haciendo la piel envejecer, estirarse como pellejo viejo y convertirse finalmente de lo que fue creada, lo que pisamos, lo que contaminamos y en lo que cultivamos. Todos venimos de Adán y Eva, de ellos heredamos el pecado y por eso también morimos. Todos pedimos perdón a Dios para que nos perdone como también nosotros hemos perdonado a aquellos que nos han ofendido, humillado y discriminado pero, ¿Qué pasó con el Edén después de que Dios expulsó a Adán y Eva?, Esta obra, El Nuevo Amanecer Del Génesis narra cinco historias nacidas del último fruto del árbol de la ciencia del bien y del, mal, una crónica que inicia una nueva era después cuando el creador expulsa a nuestros primeros padres, donde el miedo y el dolor prevalecen, donde Dios y Satanás sostienen una batalla de la cual solo uno saldrá victorioso. Satanás en el principio logra sus planes malditos, pero Dios triunfa sobre el mal para reencarnar los dos primeros seres vivientes de carne y hueso. LA SEMILLA Capitulo 1 La creación La teoría religiosa plantea que Dios creó el universo: Compuesto por galaxias, hechas de planetas, satélites, astros, estrellas, gas, polvo cósmico y nebulosas. La tierra es el único planeta que tiene las características apropiadas para que se le dé la vida: agua y oxígeno. De los nueve cuerpos celestes sin luz propia, tomó Dios el planeta tierra, en el que hizo su más grande obra que fue la creación. En el principio los cielos y la tierra habían sido creados por el todo poderoso. la tierra se encontraba en total desorden e inhóspito, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Que haya luz; y hubo luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Dios llamó a la luz Día y a las tinieblas las llamó Noche. Y fue la tarde y en la mañana se completó un día. Luego dijo Dios: Haya expansión en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas. E hizo Dios la expansión, y separó las aguas que estaban debajo de la expansión, de las aguas que estaban sobre la expansión. Y fue así. Y llamó Dios a la expansión Cielos. Y fue la tarde y en la mañana se completó el segundo día. Dijo también Dios: Júntense las aguas que están debajo de los cielos en un lugar, y descúbrase lo seco. Y fue así. Y llamó Dios a lo seco Tierra, y a la reunión de las aguas las llamó mares. Y vio Dios que era bueno. Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y el árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y en la mañana se completó el tercer día. Luego Dios dijo: Haya lumbreras en la expansión de los cielos para separar el día de la noche; y sirvan de señales para las estaciones, para los días y los años. Y sean por lumbreras de la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra. Y fue así. E hizo Dios las dos grandes lumbreras; la lumbrera mayor para que señorease en el día, y la lumbrera menor para que señorease en la noche; hizo también las estrellas. Y las puso Dios en la expansión de los cielos para alumbrar sobre la tierra, y para señorear en el día y en la noche, y para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que era bueno. Y fue la tarde y en la mañana se completó el cuarto día. Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y vio Dios que era bueno. Y Dios os bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra. Y fue la tarde y en la mañana se completó el quinto día. Luego Dios dijo: Produzca la tierra seres vivientes según su género, y todo animal que se arrastre sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno. Entonces Dios dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra. Entonces Dios sopló en el suelo y el polvo de la tierra se esparcía creando así al hombre, en ese instante Dios sopló aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente; el hombre se levantó y caminó, se miraba a él mismo y su habla desarrolló cuando dijo: mí. Dios vio al hombre solo y la soledad del hombre junto a su creación, y pensó: no es bueno que esté solo. Entonces el creador sopló aliento de insomnio en el hombre y este cayó al suelo, allí cogió una de sus costillas y creó a la mujer y se la dio al hombre para que fuera su mujer. Y Dios os bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y luego os dijo Dios: He aquí os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así. Y Dios vio todo lo que había hecho en su hermosa creación. Fue la tarde y en la mañana se completó el sexto día. Y fueron acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que había hecho; y descansó el séptimo día de toda la creación divina que hizo. Y bendijo Dios el séptimo día, y lo santificó, porque en él descansó de toda su obra que había hecho en la creación. Éste es el origen de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Dios hizo la tierra y los cielos, y toda planta del campo antes que fuese en la tierra, y toda hierba del campo antes que naciese. Plantó Dios un huerto en Edén al oriente; y puso allí al hombre que había formado, para que lo labrara y lo guardase Hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; incluidos el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Y le dijo Dios al hombre: De todo árbol del huerto podéis comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no podéis coméis; porque si coméis de él cierto día morirás. Adán; llamado así el hombre vio todos los animales que había y puso nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo. Cuando Adán vio a su fiel pareja que Dios le había dado, creada por una de sus costillas le dijo: Esto es ahora huesos de mis huesos y carne de mi carne. Ambos se encontraban totalmente desnudos sin saberlo, más su inocencia poco duró. Satanás, aquél ángel que fue fiel amigo de Dios y a quien envidiaba, se deslumbró de tan hermosa creación, en sus ojos se podía ver el fuego del infierno; lugar que él habitaba y gobernaba. Viendo los animales del campo que Dios había creado observó a las serpientes y así mediante una ellas se presentó en el jardín Edén, tan astuta que se arrastró y subió al árbol de la ciencia del bien y del mal. Aquél dulce Ángel se convirtió en un demonio poderoso tras una revelación ante el señor, así fue enviado a la tierra y se le conocía como el gobernador del infierno, lugar donde iban las almas que no cruzan las puertas de los cielos y donde las castigaba con ardiente fuego. Con diferentes nombres se convirtió en el temible diablo aunque también lo llamaban Lucifer, este ser era tan demoníaco que podía convertirse hasta en la niña más dulce del mundo. Al subir la serpiente llamó a la mujer y le dijo: ¿Así que Dios os ha dicho: ¿No comáis de todo árbol del huerto?, Y la mujer respondió: De todo fruto de los árboles podemos comer, más del árbol que está en medio del huerto Dios nos ha dicho que no comeréis de él o moriréis. La serpiente quería engañar a la mujer. Y la serpiente le dijo: No moriréis; lo que Dios no quiere es que no comáis de él, porque, el día que comáis vuestros ojos serán abiertos y seréis como él, sabiendo lo que es el bien y lo que es el mal. La mujer dejándose llevar por las palabras de la serpiente, pensó que el árbol era bueno para comer. Entonces alzó su brazo derecho y con la mano tomó un fruto y comió, entonces llegó el hombre y le dijo: Dios nos dijo que de este fruto no podéis comer y la mujer le dijo: la serpiente me dijo que no; que sabremos que es el bien y el mal y seremos como Dios. Entonces el hombre también comió, en ese instante fueron abiertos los ojos de ambos y supieron que estaban desnudos; cogieron hojas de higuera, y se hicieron delantales. Y oyeron la voz de su Dios que se paseaba en el huerto, el hombre y su mujer se escondieron de su presencia entre los árboles de este. Más el señor llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás Adán?, Y Adán respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve miedo, porque estaba desnudo. Y Dios le dijo: ¿Cómo sabéis que estáis desnudo? ¿Has comido del árbol del cual les dije que no comieses? —La mujer que me disté como pareja medio del árbol y comí —le dijo. Y se tiró al suelo arrodillándose ante su Dios. —¿Qué es lo que has hecho? —preguntó. Y Furioso comenzó a oscurecer los cielos. —Una serpiente que habla me engañó y comí del fruto —dijo la mujer. E inclinó la cabeza avergonzada de lo que había dicho. Después de todo, la serpiente fue maldecida por Dios. Diciéndole que maldita será ella y toda su especie, así fue como el veneno creció en ella y también es ahora peligrosa. Y Dios le dijo al hombre: Con el sudor de tu rostro comerás el pan que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y en polvo te convertirás. Y le dio por nombre Adán a su mujer Eva, por cuanto ella era madre de todos los vivientes. Formó entonces Dios un remolino de viento en el jardín Edén y expulsó a Adán junto a su mujer Eva, que asustados corrían del viento que destruía todo a su paso. Después de que Adán y Eva fueron expulsados del Edén, se encontraron perdidos en un mundo desconocido por donde vagaban tristemente y sin rumbo fijo, pidiendo perdón al Señor su Dios por su pecado de desconocimiento del Bien y del Mal. Condenados a vagar por el universo y multiplicarse llorarían eternamente su propia culpa y aprenderían la realidad de que no se sabe el valor de lo que se tiene hasta que se pierde. Así supieron y sintieron que: “Dios es espíritu. Ahora, nosotros, carne ppecador y estamos bajo la ley de Satanás”. Adán y Eva formaron su vida fuera del Edén, con el pasar del tiempo su alimento fue el pasto, una cueva su casa y lágrimas la evidencia de su dolor, tuvieron dos hijos: Caín y Abel. Sus cuerpos ya estaban desgastados, su piel arrugada, envejecieron y nunca supieron que había pasado con el Jardín del que fueron expulsados y en el que la felicidad era eterna. Al cabo de uno años, con sus hijos siendo hombres, nació la envidia y el asesinato, la sangre derramada llegaría hasta los cielos. “Y Caín dijo a su hermano Abel: vayamos al campo. Y aconteció que cuando estaban en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel y lo mató”. Entonces el Señor dijo a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guardián de mi hermano? Y Dios le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra. Ahora pues, maldito eres de la tierra, que ha abierto su boca para recibir de tu mano la sangre de tu hermano. Cuando cultives el suelo, no te dará más su vigor; vagabundo y errante serás en la tierra. Y Caín dijo al Señor: Mi castigo es demasiado grande para soportarlo. He aquí, me has arrojado hoy de la faz de la tierra, y de tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra; y sucederá que cualquiera que me halle me matará. Entonces el Señor le dijo: No será así; pues cualquiera que mate a Caín, siete veces sufrirá venganza. Y puso el Señor una señal sobre Caín, para que cualquiera que lo hallase no lo matara. Y salió Caín de la presencia del señor, y se estableció en la tierra de Nod, al oriente del Edén y así se multiplicó la tierra de seres humanos, unos malos y otros buenos, pues toda su estirpe hizo crecer la venganza, el odio, la maldad, la envidia y el dolor, mientras que solo uno hizo la diferencia: “Noe”. El Edén se había convertido en una catástrofe. Las plantas se secaron, los frutos de los árboles. los árboles se desplomaban, los ríos se contaminaron, murieron los peces, el agua se volvió salubre e insípida, y aparecieron los animales marinos que pudieron vivir en ese medio, también nacieron muchos animales extraños que poblaron la tierra, y los animales gigantes de extinguieron, luego se formaron los abismos, y todo ser viviente se sumergió en ellos junto con todos los seres vivientes que se encontraba en el Edén. Todo lo que fue hecho en siete días había desaparecido, el Edén se había convertido en un sitio inhóspito, ya no era aquel hermoso lugar que sería sempiterno. Dios lloraba y se notaba, sus lágrimas eran gotas de lluvia, los cielos oscurecían y cubrían el árbol de la ciencia del Bien y del Mal que estaba a punto de caer. Al verlo, Satanás, sopló un aliento amargo hacía el árbol que tocó el último fruto que había brotado, este se desprendió y se desvaneció entre la maleza, quedando solo las semillas. Apurado por conservarla, Satanás se la llevó a través del viento, Dios al ver lo que sucedía movió fuertemente todo el suelo del jardín, llevándolo a la destrucción para no dejar escapar lo que tenía Satanás. Lastimosamente esta logró salir, lo que lo enfureció más hasta producir una tormenta de viento que dejó todo coinvertido en una selva inhóspita sin ningún ser viviente, ni signos de vida alguna, maldecido a estar por siempre y para siempre solo y no tener ninguna oportunidad en la tierra, para nunca más floreciera y no hubiese ningún ser viviente que la pisara. Satanás fue entonces el dueño de todo el universo conocido así y su mal reinaba sobre el universo entero. Con el pasar de los años nadie parecía creer que hubiera sucedido todo lo que se conoce en la Biblia, solo que existía el Bien y el Mal y que, como el Día y la Noche, todos los seres del universo tenían que vivir bajo sus designios. Después de la llegada de Cristo pasaron muchos años, después las épocas de la historia de la humildad, Satanás aun tenía consigo la semilla que en el viento enfermaba a las personas, esa semilla tenía el amargo de su gusto, lo que originó las grandes enfermedades sin cura alguna que llevó personas inocentes a la muerte, con el tiempo en la tierra se desarrolló la tecnología convirtiéndose en el futuro. Ubicándonos en mil novecientos cuarenta y ocho, en algún lugar de Colombia, Satanás llevó la semilla lejos, haciéndola caer en un campo donde cosechaban arroz, transformado en un cuervo, Satanás observó como uno de los recolectores, mientras recogía del alimento tenía entre su costal la semilla, el mal estaba por nacer. Nadie nunca imaginó que en el aire flotaba , que provenía del jardín Edén del árbol de la ciencia; el árbol del bien y del mal, de hace cuatro mil seiscientos años, cuando la tierra se originó.
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