La oscuridad me cubría de tal manera que no comprendía si mis ojos estaban abiertos o cerrados, mi manos estaban siendo movidas bruscamente mientras alguien las unía. Luché por separar mis pestañas y abrir mis ojos. Mi cabeza fue hacia atrás y pude observar lo que parecía ser una cueva con algunos electrodomésticos entre otras cosas que me rodeaban. Una pequeña vela en el centro iluminaba apenas el lugar y frente a mi un Blackblood me ataba con una soga vieja. La apretó con fuerza, intenté largar un quejido de dolor, pero no pude. Quise gritar desesperada por aquello y nada salió. Estaba amordazada con una tela la cual cubría toda mi cabeza y apretaba está con fuerza. -Puedes gritar si quieres. Cierto, no puedes.- comentó el Blackblood, lo supe por su ropa. Se acercó a la vela y pude o

