—Srta. Morgan, realmente hace honor a su reputación. Sus habilidades de seducción se han vuelto más y más competentes. De repente, una fría voz masculina la interrumpió. El corazón de Susana tembló instintivamente al oírla. Adrián se acercó lentamente, vestido con un traje n***o italiano a medida que destilaba nobleza y misterio. Comparado con Donald, resultaba aún más impresionante. —¿Estoy en lo cierto, Susana? —Adrián se acercó a Susana, y su aliento era abrumador. Susana no pudo evitarlo. Cuando Adrián dijo las dos últimas palabras, casi se las susurró al oído, y su aliento le roció la oreja, haciéndola sentir en peligro. Susana instintivamente quiso dar un paso atrás tras recuperar el sentido. —Sr. Olson, por favor, compórtese. —¿Qué te pasa? ¿Me has olvidado en sólo unos días? N

