Para Adrián, este pequeño truco no era más que un juego de niños. Susana quería jugar con él, pero no sabía con quién estaba tratando. Dos días después, el asistente de Adrián le devolvió el teléfono a Susana. Lo primero que hizo Susana fue encender el teléfono y, como era de esperar, el asistente de Adrián había extraído la tarjeta SIM. No era más que una cáscara vacía. Aunque podía conectarse a Internet, no podía hacer llamadas. Susana no se asustó, sino que sacó una tarjeta de un hueco de su almohada y la instaló rápidamente. Susana supo desde el principio que Adrián no tenía ninguna intención de cumplir realmente sus deseos. Sólo quería atormentarla, verla con un dolor insoportable y lágrimas interminables. ¿Cómo podía realmente darle un teléfono? Pero estaba preparada y, duran

