Maya se quedó viendo fijamente a su jefa.
—No, no puedo, no me place hacerlo —repitió insistentemente.
—Caramba, Maya, decir simplemente no me agrada, no es una razón válida para no hacerlo, date cuenta de que sería el libro más importante de tu carrera, te convertirías en la escritora más vendida.
—¿Mi libro más importante? ¿Acaso este tipo es más importante que las personas sobre las que he escrito? Ellos sí han obtenido logros importantes.
—¡Por Dios! Despeja tu mente, no se que es lo que te está pasando últimamente.
—Te he dicho que ese hombre no me agrada, me es repulsivo simplemente.
—¿Repulsivo? ¿Te has acostado con él? —Anne preguntó sorprendida, por el comportamiento de Maya, era lo que parecía.
—¿Acostarme con ese hombre? Ni que estuviera loca, no me apetece.
Anne se le quedó viendo sin poder creerlo, ¿Acaso Maya Jones era extraterrestre?
—No te comprendo, cualquier mujer en este planeta daría lo que fuera por estar en la cama de ese hombre cuando menos por unos segundos, yo me conformaría con eso.
—Por eso es que el ego de ese hombre ha crecido tan alto como el Everest, por mujeres que sienten que les haría un favor si cuando menos volteara a verlas por un segundo.
—Tú solo acepta, estarías impulsando tu carrera, además de que nuestra editorial se convertiría en la mejor sobre nuestra competencia.
—El interés de algunos puede resultar en sacrificio para otros —dijo mientras apretaba los labios, esa discusión la agotaba.
—Tendrás que hacer investigación además de lo que él te diga, nos interesa mucho saber sobre su pasado, desde las cosas para celebrarse, más lo que se haya ocultado.
—Anne, no he aceptado, además, soy escritora, no investigador privado.
Lo cierto es que a Maya le aterraba tener que volver a ver a aquel hombre frente a frente, la imagen de su cuerpo sin ropa junto al de su madre, no era nada agradable, y su mente se había encargado de que no olvidará lo que había visto, aquello había provocado sus constantes visitas al psicólogo.
Anne decidió dejarla en paz ese día, insistiría al día siguiente, cuando Maya tuviera la cabeza fría.
Maya se quedó en su oficina hasta que el vigilante le avisó que cerraría el edificio, sabía que llegando a su casa su mente la torturaría otra vez con lo mismo, el culpable del divorcio de sus padres, de sus desgracias y también de su ruina, había vuelto a su vida.
Al abrir la puerta, la pequeña Tacy se acercó a ella, moviendo insistentemente su cola, Maya la tomó entre sus brazos, Tacy lamió su mejilla varias veces para saludarla.
—También te he extrañado, pequeña —dijo dulcemente mientras le dedicaba una sonrisa.
Enseguida se dirigió a servirle su comida, una porción de su carne favorita, la casa le parecía tan fría, de no ser por Tacy, saldría huyendo a algún lugar menos solitario que ese.
Mientras la comida que había preparado para ella terminaba de cocinarse, se sentó por un momento, mientras bebía un té verde observó la fotografía de sus padres que tenía sobre la chimenea, los dos sonreían en ella, Maya era pequeña y estaba al medio, eran recuerdos felices antes de que un demonio llamado Marcus Arched se metiera entre ellos.
Sintió nostalgia, tomó el teléfono para llamar y preguntar por su madre, un mes antes la había vuelto a recluir en un lugar especializado para que trataran su adicción, ya había perdido la cuenta de cuántas veces había recaído en el alcoholismo.
—Aló —una áspera voz de mujer se escuchó al otro lado.
—Soy Maya Jones, deseo saber el estado de mi madre.
Por un momento solo se escuchó la respiración de la mujer al otro lado, iba a preguntar de nuevo, la mujer habló en ese instante.
—Su madre ha recaído fuertemente de nuevo, le han puesto un tranquilizante, llama insistentemente a su padre.
Maya no pudo evitar que las lágrimas la traicionaran al escuchar aquello, sintió una profunda y fuerte presión dentro de su pecho.
—Puedo verla.
—Aún no, sabe bien como es el procedimiento, ella intentara convencerla de que la saque de aquí, y cuando no lo haga, se deprimirá profundamente, es por su bien que lo hacemos.
—Está bien, lo entiendo, solo por favor le pido que la cuide, para que no vaya a lastimarse.
—No se preocupe, su madre está en buenas manos, no por nada somos el mejor centro de rehabilitación del estado.
—Gracias.
La pobre chica se convirtió en un mar de lágrimas al cortar la llamada, después de un rato se sirvió una copa de vino, varios pensamientos de venganza llegaron a su mente, después de respirar profundamente, tomó el teléfono, estaba decidida, iba a hacerlo.
Cuando Maya llamó a Anne para informarle que había aceptado, la chica tuvo que retirar el auricular de su oreja ante los gritos de júbilo de su jefa, por un momento sintió que se quedaría sin volver a escuchar debido al ruido.
—Lo sabía, no podías ser tan tonta, el avión privado de Arched te estará esperando, irás a Sicilia, saldrás a primera hora, el señor Arched enviará a su asistente al aeropuerto para recogerte.
Maya puso los ojos en blanco, Anne parecía saber que aceptaría aquel trabajo, y ya tenía todo arreglado.
—Le recé a los mil santos mujer, me arriesgué a decir al señor Arched que habías aceptado —Anne se sentía orgullosa de lo que había hecho.
—Uhmmm, envíame lo necesario, te mantendré al tanto —Maya prefirió ya no discutir sobre el tema con su jefa.
—Sí el señor Arched se mete a nadar con poca ropa, me envías una foto —Maya no contestó, enseguida cortó la llamada.
Al otro día por la mañana, Maya se encontraba a bordo del avión que en ese momento despegaba, si era sincera consigo misma, tenía algo de miedo, estaba decidida a buscar la forma de que aquel hombre pagara por lo que había hecho, pero no sabía si podría controlar su ira al estar frente a él.
Sentía odio y un poco de morbo, tendría acceso por completo a la vida de Marcus Arched, siempre había evitado ver los programas, o leer los chismes que hablaban sobre ese hombre, pero la noche anterior no pudo evitarlo.
Había estado investigando un poco en internet lo que se decía sobre él, tenía que aceptar que era muy guapo, de facciones definidas, alta estatura y un cuerpo musculoso, lo que más llamaba la atención era la intensidad de su mirada, sus ojos azul oscuro, le daban un aire misterioso, muy a su pesar tenía que reconocer que era demasiado atractivo.
Tanto que a su madre no le había importado arriesgar todo lo que tenía por estar con él tan solo un momento, porque por lo que sabía, el canalla al despertar había salido huyendo, lo hizo saltando por la ventana de la habitación sin importarle que se encontraban en un segundo piso, cuando su padre bajó, el cobarde se había alejado corriendo.
En internet había logrado encontrar una página que hablaba sobre la infancia de Marcus, era un buen niño, había crecido olvidado por su padre, ayudaba a su madre trabajando para sacarla adelante.
Lo hizo en cuanto tuvo edad para hacerlo, pues su madre había enfermado de cáncer, y le era imposible levantarse de la cama, hablaban tan bien de él, que Maya se burló pensando que debería de ser canonizado.
¿Cómo podría ser buena persona cuando había ocasionado todo un desastre? Además las páginas que hablaban de él desde que era CEO, lo catalogaban como todo lo contrario, ¿Qué había sucedido en su vida que había provocado que pasara de santo a diablo?