Gabriel Rothschild estaba sentado en su despacho, mirando a través de la ventana que daba al vasto jardín de la mansión. La investigación de su madre sobre Vanessa le había proporcionado mucha información, y ahora era su turno de tomar el control y planificar cuidadosamente cada detalle de la narrativa que presentarían al mundo.
Recogiendo los informes que Beatrice había obtenido, Gabriel repasó cada aspecto de la vida de Vanessa. La información confirmaba lo que ella misma le había dicho: era una mujer educada, con una historia sólida y habilidades impresionantes.
Gabriel tomó nota de los detalles más importantes: Vanessa había sido educada en la prestigiosa Escuela de Señoritas de Miss Porter, conocida por formar a mujeres de alta sociedad. Había estudiado ballet en la Escuela de Ballet de San Francisco, lo cual explicaba su gracia y disciplina. Además, dominaba el francés y tenía conocimientos de español, aprendidos de una señora cubana que le había enseñado a bailar mambo cuando llegó a Nueva York. Aunque el último detalle podría obviarse para mantener la fachada de una vida intachable, era un recordatorio de la versatilidad y adaptabilidad de Vanessa.
Mientras organizaba estos detalles, Gabriel reflexionó sobre cómo presentarlos de la manera más efectiva. Sabía que, aunque la sociedad aceptara a Vanessa, siempre habría quienes buscaran escándalos o secretos ocultos. Debían ser cautelosos y meticulosos en cada paso.
"Thomas," llamó Gabriel, dirigiéndose al mayordomo que siempre estaba cerca para asistirlo. "Necesito que te encargues de algo importante."
Thomas, siempre eficiente y discreto, se acercó con prontitud. "Sí, señor. ¿En qué puedo ayudarlo?"
Gabriel le entregó una lista con las escuelas y detalles educativos de Vanessa. "Quiero que verifiques y fortalezcas estos registros. Nos aseguraremos de que cualquier investigación futura corrobore esta información sin ninguna duda."
Thomas asintió, comprendiendo la importancia de la tarea. "Me encargaré de inmediato, señor."
Una vez que Thomas salió de la habitación, Gabriel se relajó un poco. Sabía que Vanessa ya había capturado el corazón de su madre, y ahora se trataba de asegurarse de que el resto del mundo la viera de la misma manera.
Más tarde esa noche, Gabriel y Vanessa se encontraron en el salón principal. La luz suave de las lámparas creaba una atmósfera íntima y cálida. Gabriel decidió que era momento de hablar con ella sobre los planes que había hecho.
"Vanessa," comenzó Gabriel, tomando su mano con ternura, "he estado pensando en cómo podemos consolidar tu posición en la sociedad y protegernos de cualquier posible escándalo."
Vanessa lo miró con curiosidad y un poco de preocupación. "¿Qué tienes en mente, Gabriel?"
"Quiero que todo el mundo vea la mujer que realmente eres: una dama educada, inteligente y valiente. Tu educación en la Escuela de Señoritas de Miss Porter y tu formación en la Escuela de Ballet de San Francisco serán puntos clave en nuestra historia. También mencionaremos tus habilidades en francés y español, pero obviaremos la parte sobre el mambo. Es importante que la gente vea que eres más que una simple bailarina de cabaret."
Vanessa asintió lentamente, comprendiendo la lógica detrás del plan de Gabriel. "Entiendo. Quiero que todo salga bien y que podamos vivir sin la sombra de mi pasado."
Gabriel la abrazó con firmeza, sintiendo el peso de la responsabilidad en sus hombros. "Lo lograremos, Vanessa. Juntos, podemos enfrentar cualquier desafío."
Al día siguiente, Gabriel se dedicó a ajustar los detalles finales. Contactó a la Escuela de Señoritas de Miss Porter y la Escuela de Ballet de San Francisco para asegurarse de que los registros de Vanessa fueran impecables. También se aseguró de que cualquier mención de su pasado en Nueva York se limitara a su formación en periodismo, con un enfoque en la literatura francesa.
Mientras tanto, Vanessa continuaba con sus estudios y sus actividades en la mansión. Sabía que el plan de Gabriel era crucial para su futuro juntos, y estaba decidida a hacer su parte. Practicaba su francés y español con más diligencia, y se preparaba para cualquier pregunta o duda que pudiera surgir.
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Los días pasaron y las piezas del plan de Gabriel empezaron a encajar. Thomas había hecho un trabajo impecable al fortalecer los registros de Vanessa, y la sociedad comenzaba a aceptarla como la prometida del distinguido Gabriel Rothschild.
Aunque aún había desafíos por delante, Vanessa y Gabriel sabían que estaban más unidos que nunca. Con su amor y determinación, estaban listos para enfrentar el futuro y construir una vida juntos, libres de los fantasmas del pasado y llenos de esperanza y promesas por venir.
Los días siguientes fueron un torbellino de actividades mientras Gabriel y Vanessa se adaptaban a sus nuevos roles. Vanessa, con su gracia innata y educación, comenzaba a desenvolverse con naturalidad en los círculos sociales más altos de Nueva York. Su historia, cuidadosamente elaborada y reforzada por Gabriel, la presentaba como una mujer de refinada educación y talento.
Una tarde, mientras Vanessa revisaba unos apuntes de sus clases de periodismo, Gabriel entró en la biblioteca con una expresión pensativa. Llevaba consigo una pequeña caja de terciopelo azul, que colocó sobre la mesa frente a ella.
"Vanessa, quiero que uses esto en nuestra próxima aparición pública," dijo Gabriel con voz firme.
Vanessa abrió la caja y encontró un delicado collar de perlas con un pequeño colgante de esmeralda. "Es hermoso, Gabriel. ¿Pero no es demasiado?"
Gabriel negó con la cabeza. "Nada es demasiado para la mujer que quiero a mi lado. Además, es un símbolo de nuestro compromiso y de tu lugar en esta familia."
Vanessa sonrió y asintió. Sabía que cada detalle era importante para mantener la fachada y asegurar su futuro juntos.
Esa noche, se celebraba una gran gala benéfica en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad. Vanessa, con el collar de perlas adornando su cuello, entró al salón del brazo de Gabriel. Las miradas se volvieron hacia ellos, algunas llenas de curiosidad, otras de envidia, pero todas conscientes de la presencia imponente de la pareja.
Mientras caminaban entre la multitud, Vanessa sintió la seguridad que le brindaba la presencia de Gabriel. A pesar de su carácter irritable y su dureza, sabía que él haría cualquier cosa para protegerla.
La velada transcurrió sin incidentes, con Gabriel y Vanessa desempeñando a la perfección sus papeles de pareja aristocrática. Sin embargo, al final de la noche, un rostro familiar apareció entre la multitud: Julian Rothschild, con una expresión que mezclaba la burla y la envidia.
"Vaya, Gabriel, veo que has hecho un excelente trabajo con tu prometida," dijo Julian, su tono goteando sarcasmo. "Casi me convences de que es perfecta."
Gabriel lo miró con frialdad. "No hay casi en esto, Julian. Vanessa es perfecta para mí. Deberías preocuparte más por tu propio comportamiento que por intentar encontrar fallos en los demás."
Vanessa, sintiendo la tensión, apretó suavemente el brazo de Gabriel. "Julian, ¿por qué no disfrutas de la noche en lugar de buscar problemas?"
Julian soltó una risa amarga. "Claro, Vanessa. Supongo que debería aprender de ti, la perfecta futura señora Rothschild."
Antes de que la situación pudiera escalar, Isabella apareció a su lado, intentando calmar las aguas. "Julian, ya basta. Vanessa tiene razón, disfruta de la noche."
Julian resopló pero se alejó, claramente molesto. Vanessa e Isabella intercambiaron una mirada de entendimiento antes de que Isabella también se despidiera.
De regreso en la mansión, Gabriel y Vanessa se retiraron a su habitación. Gabriel estaba visiblemente tenso, sus pensamientos claramente enredados en la interacción con Julian.
"Gabriel, ¿estás bien?" preguntó Vanessa, preocupada.
Gabriel suspiró y la abrazó con fuerza. "No puedo soportar que Julian intente desestabilizarnos. Pero no dejaré que logre su objetivo. Estamos en esto juntos, Vanessa."
Vanessa lo abrazó de vuelta, sintiendo la fuerza de su determinación. "Lo sé, Gabriel. Y juntos superaremos cualquier obstáculo."
A la mañana siguiente, mientras desayunaban en la terraza, Gabriel recibió una llamada de Thomas. "Señor, he investigado más a fondo como me pidió. No hay nada que pueda perjudicar a la señorita Vanessa. Todo está en orden."
Gabriel agradeció a Thomas y colgó, sintiendo un peso menos en sus hombros. Al mirar a Vanessa, sintió una renovada esperanza. Con cada día que pasaba, se convencía más de que, a pesar de todos los desafíos, juntos podrían superar cualquier cosa.
Vanessa, por su parte, sentía que finalmente estaba encontrando su lugar. Con Gabriel a su lado y el apoyo creciente de su entorno, estaba lista para enfrentarse a cualquier desafío que se presentara. La vida les ofrecía una nueva oportunidad, y ambos estaban decididos a aprovecharla al máximo.
Mientras contemplaban el amanecer desde la terraza, Vanessa y Gabriel sabían que el camino sería difícil, pero también que valía la pena luchar por su futuro juntos. Con amor, determinación y el apoyo mutuo, estaban listos para enfrentar cualquier cosa que la vida les arrojara.