Uno

998 Words
¡Estaba muy feliz! Era mi baile de graduación de bachillerato. Había elegido un vestido tipo coctel, rojo vino; las mangas tres cuartos y una pequeña tira que cubría mis clavículas, eran de encaje; tenía un listón en la cintura y la falda era de vuelo, llegándome exactamente a las rodillas. Usaría unas zapatillas de piso, ya que prometía ser una noche llena de baile y más... Estaba sentada frente al espejo del peinador, observando cómo mi madre me recogió el cabello en una media coleta y puso una peineta para realzarlo, fue algo simple, pero elegante; además, había agregado unas pequeñas ondulaciones justo en la parte final de mi cabello. Por último, aplicó un maquillaje ligero, me veía demasiado natural y a la vez diferente. -Espera un segundo... -me dijo mi madre cuando salió por la puerta de mi habitación, y yo me quedé ahí, imaginando lo que estaba a punto de acontecer... Jake, me toma entre sus brazos, sus manos me aprietan por mi cintura, como suele hacerlo con frecuencia; sin embargo, el beso es un poco más lento, suave, romántico... escucho como va bajando el cierre del vestido lentamente, para sacarlo de mi cuerpo. Abandona mis labios sólo para separarnos y poder verme, yo agacho mi mirada, ya que con 17 años mi cuerpo aún necesita tiempo para terminar de desarrollarse, eso me hace sentir un poco insegura y apenada; pero, él me quiere y acepta tal como soy. -¡Eres muy bonita Amy! -Dice mientras levanta mi mentón, provocando que nuestras miradas se encuentren. Me hace sonreír, teniendo conocimiento que lo quiero, y la seguridad que tengo de que él sea el primero y único en mi vida. Me lanzó de nuevo a sus labios y sus manos comienzan a recorrer mi cuerpo, para explorarlo y llegar a conocer lo que será de él para siempre. Mi cuerpo reacciona como ya lo ha hecho antes, un cosquilleo en el estómago, extendiéndose por el resto de mi cuerpo de forma placentera, provocando ansia y sed de más... La puerta de mi habitación se abrió de súbito, mi madre la atravesó con emoción, sacándome de mi ensoñación. Se acercó con una sonrisa, para dejar sobre el peinador una caja de terciopelo y se colocó detrás de mí, para pasar por mi cuello un delicado collar de oro rosado. -¡Un regalo! -Sonrió con amor y ternura. Mientras yo tocaba el collar, ella sacó de la caja unos aretes y una pulsera para hacerle juego. -¡Es hermoso mamá! -Le dije. Entonces ella me ayudó abrochando la pulsera en mi muñeca derecha. -Tienes que bajar, Jake acaba de llegar - reveló y caminó con dirección a la puerta, para salir, dejándome de nuevo sola. Me puse de pie, coloqué mis aretes y sonreí frente al espejo; esa sería una noche para recordar. Bajé una vez me aseguré que estaba totalmente lista, y de haberme observado en el espejo un par de veces, convencida de que el reflejo era yo. -¡Luces tan bella! -Mi padre habló, recibiéndome al final de las escaleras. -¡Gracias papá! -Llegué para abrazarlo con fuerza. -En que momento creciste mi pequeña - me susurró con nostalgia y sólo pude sonreír. -Jake, ¿puedes tomarnos una fotografía? -Escuché a mamá, mientras yo aún estaba en los brazos de mí padre, que al parecer no quería soltarme, pero tuvo que hacerlo. -¡Claro, señora! -Dijo Jake, que se apresuró a tomar la cámara. Me colocaron en medio de los dos, papá a mi derecha y mamá a la izquierda; mientras Jake tomaba la fotografía, yo lo admiraba, tenía un traje en el mismo tono de mi vestido. Él era un chico alto, delgado, muy bien parecido, que realmente me gustaba físicamente. -¡Listo! -Le dijo a mi madre y su vista se dirigió a mí, detallándome. -Bien, ahora, déjame tomarle una a ustedes - mi madre tomó la cámara, quedando justo frente a nosotros. Pero yo vi como Jake se acercaba a mí, recorriéndome con su mirada traviesa, de arriba a abajo. Me dio un beso en la cien. -¡Luces fantástica! -Dijo bajito y abrazándome por la cintura, provocándome sonreír de felicidad. Mi madre tomó la fotografía, para después despedirnos, ambos en la entrada de la casa. Jake y yo, nos conocimos al principio del bachillerato, habíamos comenzado siendo amigos y tan solo un año después, me había pedido ser su novia. Teníamos muchos planes para el futuro, él quería comenzar a estudiar economía, aun cuando su padre quería que estudiara otra cosa, ya que se haría cargo de la empresa familiar. Yo por mi parte, quería estudiar contabilidad; no había tenido ningún tipo de desacuerdo con mis padres por ese motivo, a final de cuentas, era necesario ese tipo de conocimiento para hacerme cargo también de la empresa de mi padre. Lo más importante, es que habíamos acordado que nos casaríamos cuando ambos termináramos nuestras respectivas carreras, porque había amor entre nosotros, y la noche de graduación, lo consumaríamos. El baile transcurrió en medio de risas, diversión y nerviosismo. No hay mucho que contar respecto a esa noche, Jake había reservado la habitación de un hotel. Nos fuimos un par de horas antes de que finalizara la fiesta, para poder tener tiempo suficiente para que él pudiera regresarme a casa a tiempo. Recuerdo que ese día me sentí genial, sus manos recorriendo mi cuerpo, sus besos húmedos dejando un rastro por mi piel; entregándole mi cuerpo, porque mi corazón ya se lo había dado. Aun cuando fue un poco doloroso el acto, sabía que era natural el ser así la primera vez, con el tiempo se volvería placentero, y vaya que anhelaba que se repitiera. -Usaste condón, ¿cierto? -Pregunté ya de camino a mi casa. -Mmm... No, lo olvidé - se rascó la nuca con pena. Pero lo habíamos hecho sólo una vez, no era posible que quedara embarazada por un solo encuentro.
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