—Permítame colocar esto...—Adelaida se movía de un lado a otro colocando diferentes cosas en mi rostro. —Basta—Le dije entre risas pues ella no paraba de moverse—Sabes perfectamente que no debes de esforzarte mucho con esto, nadie lo ve—Levante levemente la tela del abaya y observe con enfado ese tono marrón. ¡Podía hacerlo hoy! ¡Si definitivamente! ¡No, no era el momento! Tenía unas infinitas ganas de quitarme ese horrible vestido color marrón, pues debajo se escondía un hermoso vestido de Gucci, fuera se escuchaba la música de la fiesta, desde muy temprano el palacio de Zaabel se había llenado de hermosos y melódicos sonidos, cientos de personas arreglaban las enormes mesas de banquetes, las cuales, estaban repletas de comidas de todo tipo. No tenía idea de la cantidad de personas

