Poco a poco mi cuerpo relajado comenzó a moverse entre las filas telas de seda, había dormido de maravilla, por la mañana había una baja ligera en la temperatura, lo que hizo que no quisiera salir de la cama. Me moví una y otra vez intentado buscar con mis manos a Karim, pero él ya no estaba en la cama, abrí los ojos al encontrar su lado vacío, las sabanas estaban levemente desarregladas indicando que el alemán se había marchado, observe el reloj, apenas eran las ocho am. ¿No podía dormir más acaso? Me quede unos segundos sobre la cómoda cama, dando vueltas intentando regresar a dormir, pero una vez que estaba despierta era demasiado difícil regresar a los brazos de Morfeo. La puerta se abrió levemente, Alberta ingreso un lentamente temiendo despertarme. —Lo siento señora—Se disculpó cu

