Capitulum 5 La verdad.

2716 Words
Silver miro incrédulo a Elizabeth, ella no dijo más y todos se quedaron en silencio por un momento dándole la oportunidad a Drácula de escuchar el latido de su hijo en el vientre de su madre, haciéndole saber que ella decía la verdad. Entonces Silver se tranquilizó y el enojo pareció irse de sus ojos; Aleister dirigió su atención a su hermano herido y corrió a su lado sin pensarlo. —La verdad tengo que felicitarte Aleister —hablo Alucard llamando no solo la atención del chico sino de Elizabeth también —. Dejaste de ser el patético debilucho que siempre creía que eras, por primera vez me demuestras que eres hijo mío y solo por eso voy a confiarte un secreto. Sígueme… —ordeno. Elizabeth lo miro sorprendida, pero no tuvo tiempo de prestarle atención a su marido, tenía que atender las heridas de Draven o podía morir. Aleister miro un momento como su madre le daba primeros auxilios a su hermano, posteriormente camino hacia la casa para seguir a su padre; por primera vez en la vida le interesaba lo que su progenitor tenía que decir. Aleister entro a la casa y observo a su padre tomar asiento mientras tomaba un pedazo de pan entre las manos y lo mordía. —Escucha hijo mío, no siempre fui tan poderoso como soy ahora, nuestro poder se debe a la alianza que tenemos con los demonios, la cual nos ha permitido tener otro tipo de poderes y habilidades que solo son transferibles a nuestra r**a por increíble que parezca. —¿De que estas hablando papá? —pregunto Aleister confundido. —Mi padre obtuvo el poder de mi abuelo y mi abuelo de su padre, quien hizo un trato con los demonios para poder salvaguardar nuestra especie, tu eres fuerte hijo mío, más fuerte que yo a tu edad, porque cuando te concebí yo ya tenía sangre de demonio corriendo por mis venas al igual que tu madre. —Espera… en serio, no estoy entendiendo nada de lo que me estás diciendo, yo… —Quizás yo pueda explicárselo mejor —intervino Elizabeth entrando a la casa con Draven en brazos —. Silver, necesito que me traigas los suministros y la comida para poder seguir existiendo, así que muévete, mientras yo le explico a nuestro hijo lo que pasa con nuestro linaje. Silver la miro con gesto sorprendido, nunca le había hablado de ese modo, sin importar lo molesta que estuviera debido a los maltratos hacia sus hijos, ella siempre había permanecido cortes y obediente. Después de todo, ella no estaba de acuerdo con las decisiones tomadas por la familia Vlad Alucard referente a sus hijos, así que, Silver decidió pasar por alto su falta de respeto, salió de la casa y fue a buscar los suministros. —Mi amor, ve por unos trapos para limpiar la sangre de tu hermano, por favor —Aleister obedeció en seguida. —¿Que está pasando mamá? ¿porque me siento de esta manera? —pregunto Aleister asustado, sentía una extraña sensación correr por su cuerpo, la cual no le gustaba. —Ayúdame atender a Draven mientras te cuento —Aleister asintió y ayudo a su mamá a curar a Draven. —Hace mucho tiempo cuando Samael creo a los vampiros y no había guerra, ellos solo tenían la facultad de moverse con mayor agilidad, velocidad y sus heridas no tardaban en sanar tanto como las humanas, sin embargo, cuando la guerra exploto vampiros y demonios se vieron en la necesidad de retirarse, porque si no lo hacían su r**a llegaría a su fin. No obstante, antes de que los demonios se marcharán, compartieron sus dones con nosotros, gracias a una serie de eventos desafortunados descubrimos lo que la sangre de demonio nos hace y que somos la única r**a con la cual pueden compartir sus habilidades. Amón; el líder de una de las especies de demonios, nos cedió su sangre y los Vlad obtuvieron ciertas características y poderes como: leer mentes, controlarlas, apoderarse de sueños o crearlos. Además de ser más resistentes, tanto físicamente como mentalmente. Te estarás preguntando como es que los demonios descubrieron que podían transferir algunas de sus habilidades a los vampiros, pues esto fue gracias a tu tátara abuelo, él peleaba a lado de los siete líderes de los demonios contra los diez arcángeles, la pelea había durado más de lo inimaginable, los vampiros necesitaban sangre o fallecerían regalándoles la victoria a los ángeles. Sin embargo, la única sangre que había era la de los demonios, beberla era quizás la muerte segura, pero nuestra r**a no tenía nada que perder, así que tu tátara abuelo bebió la sangre de Amón y sintió la más grande euforia que pueda ser descrita correr por su cuerpo, brindándole no solo la energía suficiente para continuar peleando, sino las habilidades necesarias para ganar la batalla. Fue así que, los vampiros mutaron, siendo más fuertes que antes. Pero desgraciadamente esta trasferencia de poderes solo puede hacerse con los vampiros, los demonios intentaron hacerlo con los lobos dando como resultado la muerte, Amón quiso saber si los ordinarios y ángeles también podrían beneficiarse o morir ante su sangre; era un riesgo muy grande. El experimento fue llevado solo en los ordinarios, la sangre de demonio degradaba a los mundanos llevándoselos al mismo destino fatídico, la muerte. No voy a mentirte, los demonios son seres de ciencia, que no descansaran hasta saber todos los secretos de nuestra existencia, pero en este momento gracias a Samael están fuera de combate, sin la esperanza de condenar más a nuestro mundo. No obstante, nuestra propia r**a se ha sometido a investigaciones por cuenta propia, ya que los siete demonios mejor conocidos como los pecados capitales, regalaron una porción de sangre a la familia Vlad para fortalecerla de maneras increíbles y aun no sabemos la magnitud de lo que pueda pasar al beberlas todas. Nuestra familia esta empecinada en ganar esta guerra y algún día vivir en paz, pero tengo miedo Al de lo que pueda hacer tu padre con tanto poder. —No exageres Liz, después de todo gracias a la sangre de Amón y Hannah estamos a punto de ganar la guerra —intervino Silver —. Y hoy, mi hijo por fin podrá comprobar la hipótesis. Aleister, si bebes esta sangre tendrás el poder que tanto deseas para convertirte en un vampiro invencible. —Silver le tendió un pequeño frasco que contenía apenas cien mililitros de sangre. —¿Cuál hipótesis? ¿Qué me pasara si bebo esto? —preguntó desconfiado ante la evidente felicidad de su padre. —Número uno, podrás mandar al infierno a esos arcángeles; número dos, serás invencible; y número tres, tendrás habilidades que jamás creíste poder tener como velocidad, súper fuerza, control de mentes y demás —informo Silver. —Tenemos la teoría que nuestros hijos, quienes fueron engendrados con nuestros poderes, tienen ya esas habilidades sin necesidad de la sangre, pero esas habilidades están dormidas —continuo Elizabeth. —¿Eso es verdad? —pregunto Aleister incrédulo. —De cierta manera si, aunque tus habilidades eran apenas perceptibles, pero despertaron cuando me mordiste. En este momento tienes la fuerza que yo tenía cuando bebí la sangre de Amón, casi estoy seguro que si bebes la sangre que te acabo de dar, tus habilidades superaran las de la familia. Aleister sostuvo el pequeño contenedor de sangre, su padre lo invito a beberla con un gesto, mas, antes de beberla debía saber si había alguna forma de transferirle ese poder a Draven. —¿Qué hay de Draven? Si le doy mi sangre, él también despertara sus poderes. —Los más probable, pero no te equivoques hijo mío, este es un regalo únicamente para ti, Draven puede despertar sus poderes con la sangre que corre en este momento por tus venas, pero no tendrá la misma capacidad que tú una vez que tomes la sangre de Amón, solo posera las habilidades que yo y tu madre le hemos heredado al engendrarlo. Aleister miro la sangre, asintió y fue a la cocina, saco un vaso y un cuchillo, se abrió la mano dejando caer su sangre en el vaso, sabía que una vez bebiera la sangre de Amón sería muy difícil herirse para brindarle la sangre a su hermano, por lo tanto, tendría que morderlo y no le agradaba esa idea en particular. Posteriormente, Aleister bebió la sangre, esta vez sintió aquella euforia que su madre había mencionado en su relato minutos atrás. Sin embargo, el poder comenzó a quemarlo, asfixiarlo, a tal punto que cayo desmayado asustando a sus padres. El chico estaba inconsciente en los brazos de su madre quien gritaba mientras Silver se excusaba y aventaba cosas, eso era típico de sus padres, pelear, discutir, golpearse u ofenderse; Por parte de su padre, él violentaba a su madre, yéndose, dejándola incomunicada por el tiempo que el decidiera y quisiera, y por parte de su madre, ella lloraba, soportaba, callaba y se resignaba a esa vida. Aleister abrió ligeramente los ojos, observando la desesperación de su madre ante su falta de conciencia. Aleister se sentía muy diferente como si todo a su alrededor fuera más lento de lo normal. —Estoy bien mamá —dijo llamando la atención de ambos —. Quizá fue demasiado para el debilucho de la familia. —Eso… no… —balbuceo Silver aliviado de ver a su hijo vivo —. Quiero que sepas que tu poder no es igual al mío —logro formular con tranquilidad —, tú genéticamente ya tienes más poder, como te dije hace unos minutos, te engendre a ti y a Draven incluso a tu nuevo hermano con estas habilidades, tu regeneración no era igual a la de otros vampiros, tus sentidos tampoco, por lo mismo no podías convivir con nadie hasta que estuviéramos seguros de que no solo eras tú, sino todo nuestro linaje. —¿Todo este tiempo fui un experimento? —pregunto dolido. —Yo lo llamaría más bien un milagro. —admitió Silver —. Lo supe desde el primer momento en que me enfrenté contigo, tus golpes, tus reflejos, son más rápidos que los de tus primos, quienes solo poseen la parte genética de su padre, porque sus madres no quisieron beber la sangre a diferencia de tu madre. Y ahora que tienes la sangre de Amón en tus venas, sin filtro, juraría que eres más poderoso que todos ellos. —Todo este tiempo y no me lo contaste —recrimino Aleister a su madre —. Pensé que éramos los mejores amigos, ¿no es así? —Claro que es así, mi amor, pero… —No, no hay peros que valgan, tu misma lo dijiste, que entre tu y yo no había secretos, tu y yo siempre y para siempre contra el mundo —reclamo Aleister sintiéndose engañado. —Tranquilo —intervino Silver al ver como el gesto de Aleister se tornaba oscuro —. Si permites que te dominen las emociones, te arrepentirás. En este momento sentirás más furia de la normal, mas tristeza, mas felicidad, tus emociones y sentidos serán inestables los primeros días, puede llegar a ser molesto, pero te acostumbraras y lo dominaras tarde que temprano. —No sé qué esperabas de mí, una vez que supiera toda la verdad de mi vida de mierda, el hecho de saber que solo he sido un muñeco a su merced. —Un “gracias padre” por tu gentileza de hacerme saber que ya puedo ser libre. Ahora, puedes salir de tu encierro y pelear con esas creaturas y matarlas si así lo deseas. —Silver lo miro, suspiro y se dispuso a retirarse sin decir más. Aleister lo observo irse y no pudo moverse, se sentía traicionado, engañado y una vez más sin control de su vida. Cayó al suelo y su madre quiso evitar que se quebrara por completo, lagrimas comenzaron a corren por sus mejillas, ella se acercó a él, iba a tocarlo, pero Aleister rechazo el tacto de su madre, golpeo su mano con furia diciendo: —¡No me toques! —grito con ira y lloro como no había llorado nunca. Elizabeth no supo que hacer, realmente era la peor madre del mundo, había traído a su hijo solo a sufrir y ahora no sabía cómo solucionar aquello. Salió de la habitación igualmente dándole su espacio y tiempo de pensar, después de un rato Aleister se tranquilizó, miro el vaso con su sangre sobre la mesa y recordó que debía revivir, fortalecer y despertar al único ser, que al igual que él, había sido condenado, engañado y traicionado; el único que estaba y siempre estaría de su lado, porque los dos junto con su nuevo hermano estaban en el mismo barco. …………………………………….. Draven despertó, observo la oscuridad de su habitación y se topó con los ojos azules de su hermano mayor que lo veían con suma preocupación. —Lo siento tanto Al —susurro Draven con voz quebrada, lagrimas cayeron de sus ojos sin poder evitarlo, no sabía cuantos días había estado inconsciente y quien se había atrevido a defenderlo de su padre. —No tienes por qué disculparte, yo no soy el que esta postrado en la cama —admitió el mayor con dolor. —Si no me hubiera escapado y negado a volver, nada de esto habría sucedido. Pero yo y mis ganas de ser libre —contesto Draven afligido. Aleister se acercó a él y sacudió su cabello con cariño. —No fue tu culpa, es normal que quieras ser libre, yo también he deseado toda mi vida salir de aquí, huir de papá, pero… —Entonces ¿Por qué? ¿Por qué sigues aquí?, si allá fuera no es tan malo como dice mamá o como nos quiere hacer pensar papá mediante violencia, dime ¿Por qué? —pregunto con desesperación interrumpiendo a Aleister, demandando tener una respuesta válida de su hermano mayor. —El mundo no es como piensas Draven, realmente es peligroso. Cuando tenía tu edad, yo también me escapé —admitió Aleister con vergüenza —. Hui, porque ya no soportaba la vida dentro de una choza incomunicado, siendo mi única compañía y amiga nuestra madre, y sus cuentos mi única realidad. Abandoné mi hogar por las mismas razones que tú y encontré lo mismo que tú, un mundo el cual no era tan horrible, Pero de un momento a otro se tornó espantoso, cuando llegaron esas creaturas que son las repartidoras de muerte en los cuentos de mamá. —¿Los ángeles? —pregunto Draven intrigado. —Sí, ellos llegaron, quemaron, destruyeron el pueblo y mataron frente a mis ojos a un hombre, el cual su único pecado era ser un hombre lobo y también mataron a toda su familia de la misma manera cruel y salvaje; por desgracia no puedo olvidar ese instante y sigue aquí en mi cabeza, atormentándome todas las noches una y otra vez, y tengo tanto miedo de que un día vengan otra vez por mi y esta vez sí logren matarme que mi terror ha sido más grande que mi deseo por salir. Aleister lloro nuevamente con impotencia, sorprendiendo a su hermano, porque él jamás se permitía ser débil, estar triste o enojado frente a Draven, siempre Aleister intentaba ocultar sus sentimientos y hoy por única ocasión estaba mostrándole a su hermano que no era de piedra y él al igual que Draven sufría y tenía las mismas dolencias, sueños y deseos. Draven lo abrazo y Aleister lo sostuvo con fuerza, tanta que Draven sintió que lo rompería. —Aleister me lastimas —admitió el menor. —Los siento, no controlo mi fuerza aún. —Draven no entendió a que se refería, pero le restó importancia pues quería saber cómo su hermano había logrado escapar de aquella situación. —¿Qué sucedió entonces? —pregunto curiosos. —Me secuestraron los arcángeles, al parecer nuestra familia ha estado haciendo experimentos con su linaje para volvernos más fuertes y poderosos con el fin de pelear contra los ordinarios, ángeles y cazadores. Los ángeles querían averiguar esto, pero papá fue a salvarme antes. Así que perdieron su oportunidad, pero si vuelven a tenerla, esta vez no creo poder correr con tanta suerte.
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