Me detallé por primera vez en el espejo, después de probarme el primer vestido. Era escotado y no tenía tirantes; largo, de hecho, le sobraba una pequeña cola que seguro no sería un problema si contaba lo alto que eran mis tacones. Me quedaba un poco ajustado de la cintura, remarcaba a la perfección mis senos redondos del escote y se alojaba de la cadera para abajo. Era elegante, sencillo y suave. Era perfecto… Sonreí al pensar que en realidad a Karo le quedaría hermoso, incluso mejor que a mí, y me lo quité, pidiéndole a la chica de la tienda que lo colocará en una caja y lo arreglara. Lo llevaría conmigo. Pensé en elegir un vestido para mí, pues ese era el punto de todo esto, mas cuando busqué entre las opciones, me di cuenta de que ninguno era tan hermoso como el primero, y recordé

