- Si no es así no te dignas a darme la cara –le acusa Arno Meyer-, es de armas tomar tu mujercita, mira eso de atreverse a engañarme a mí –le dice en voz altanera-. - ¿Qué se supone que hago aquí Arno? –lo mira de manera despectiva de arriba hasta abajo mostrándole que para él su presencia no es importante-. - ¿Te parece poco estar aquí para salvar a tu esposa? –le pregunta con una sonrisa en el rostro-. - ¿Qué quieres? –le pregunta Karl molesto- Di tu precio para dejarla libre –aunque a Karl poco le importa la suerte de Mariu el simple hecho de poner a prueba los intereses del alemán lo ponen creativo-. - Bien sabes que es lo que quiero –le expresa con los ojos entrecerrados-. - ¿Quién te dijo que secuestrándola voy a ceder a tus caprichos?, se not

