Viendo en riesgo todo por cuanto se han esforzado en todos estos años, y lo difícil que fue para ellos lograr deshacerse de lo que ellos creían era su mayor estorbo, Dymas y Erasmus al ver salir a Karl de la casa de su hermana, soltaron el aire que habían contenido por largo rato mientras este estuvo frente a ellos. - Debemos actuar en seguida, sino habremos hecho todos estos sacrificios en vano -le dice Dymas mirando a Erasmus quien se muestra nervioso-. - ¿Insinúas que Karl debe correr con la misma suerte de Alexander? -le pregunta sorprendido-. - Lamentablemente es así -hace una pausa- es él o nosotros, y yo no estoy dispuesto a perecer ni mucho menos a perder lo que por ley nos corresponde. - Es nuestro sobrino, hijo de nuestra hermana, no puse objeción co