Esa noche, luego de que Karl la dejara en la puerta de su casa, Adara sin hacer ruido, logró llegar con vida hasta su habitación. Como pudo se despojó de la ropa que traía, tomó una ducha rápida, lavó sus dientes, se puso un pijama de pantalón largo y camisa de tirantes y sin detenerse a pensar en lo sucedido esta noche, se sumergió en un sueño profundo.
Despertó al día siguiente, pasadas las diez de la mañana, con dolor de cabeza y atraída por el murmullo de unas voces afuera de su habitación. Sin preocuparse por recoger su enmarañado cabello y con los pies al desnudo, se dirigió a la sala de estar, pensando que encontraría solo a sus padres, sin embargo, la sorpresa fue tal que sintió su cuerpo paralizarse al encontrar a Karl sentado totalmente relajado, tomando café con sus padres com
