Llegué a casa por pura inercia, desde que salí como alma que lleva el diablo de la casa de Luis y su nueva familia, todas mis acciones habían sido las de una completa autómata. Mi mente no dejaba de ttraicionarme recreando imágenes de cuando éramos una familia y luego venía a mi cabeza su nueva familia. Él simplemente nos había superado y no miró nunca atrás, tenía una nueva casa, con una nueva esposa y una nueva hija, no le importaba la casa que antes también había sido suya, o la mujer que había sido su esposa y que le amaba, ni siquiera le importaban sus hijas. Estaba totalmente perdida en mis pensamientos y no había sido consciente de nada de lo que hacía hasta que el taxi se detuvo en mi casa y entré en ella. Eran las diez de la noche y me encontré a Carlos sentado frente al televis