Capítulo 6

1539 Words
Desperté totalmente relajada. No pude evitar sonreír al recordar la noche anterior, después de la cocina lo hicimos una vez más en la cama y otra en la ducha, esa fue la mejor de todas y la que más cansada me dejó. Hacía mucho tiempo que no tenía sexo con nadie y la noche anterior había sido violenta, no tenía idea de cómo había resistido , pero lo había hecho y no me arrepentía de ello, había disfrutado como hacía demasiado tiempo , tanto que ya ni recordaba. Volteo mi cara y le veo dormido plácidamente, es bueno saber que no fui la única que se agotó anoche. Me levanto y colocándome una fina bata de seda púrpura que me llegaba a la altura de los muslos, salí descalza de la habitación y me dirigí hacia la cocina para preparar el desayuno. Hacía demasiado tiempo que no cocinaba, hacía unos 2 años y medio que no tocaba una sartén, a pesar de que cocinar siempre me encantó y me pasaba el día en la cocina, ya no era capaz de hacerlo sin tener recuerdos que dolían a rabiar, recuerdos de cuando era feliz y tenía una linda familia para la que adoraba cocinar y hacer repostería , de cuando tenía una madre estupenda y amorosa y las hijas adorables que cualquier madre soñaría tener , de cuando tenía un hermano que siempre había estado a mi lado y había tenido un esposo al que amaba y me amó con todo su ser , quién me hizo la mujer más feliz durante cada uno de los días de nuestra vida juntos , bellos recuerdos de la vida que me arrebató ese mal nacido Alejé todos esos pensamientos de mi mente y tomé la masa para panqueques, hurgué un poco en el estante buscando un ingrediente en específico, no estaba segura de que lo tuviera ya que ni recordaba cuando había hecho la compra por última vez , pero , gracias a dios logré hallarlo y agregué una cucharadita a la masa, recordaba como a Laura le encantaba que le echara gengibre a los panqueques, le daba un sabor particular y curioso que los hacia únicos, puse a cocinar los panqueques mientras no podía evitar las lágrimas que corrían por mi rostro, ni me molesté en limpiarlas porque sabía que seguirían saliendo más. Tomé un par de las naranjas que Carlos había comprado y las puse en el exprimidor, preparé dos vasos de jugo y puse a freír un par de huevos con tocino, decidí hacer un poco de jalea para los panqueques, porque la que había en casa no pegaba con el sabor de la gengibre y siempre había preferido la cacera. Estaba batiendo la azúcar, la miel, el agua y el chocolate, con un poco de gengibre igual, caundo sentí como unos fuertes brazos se enredaban en mi cintura para atraerme contra su cuerpo en un abrazo de esos que parecen sacados de novelas. —Mmmm. Eso huele delicioso , ¿pero no habías dicho que eras pésima cocinera?—preguntó con un tono jocoso mientras besaba mi cuello, yo no pude evitar revolverme en sus brazos por el efecto que tenía eso en mí. Sin querer acabe girando y el vió las lágrimas en mi cara—eyy ¿Qué pasa nena? Era tan tierna la forma en que se preocupaba por mí, ni siquiera me conocía apenas y hacia todo lo que podía para ayudarme, estaba haciendo por mí mucho más de lo que le correspondía como médico, más de lo que podría hacer un amigo, Carlos era un gran hombre que estaba siendo increíble conmigo y en cambio yo solo le mentía diariamente a la cara , le miraba a los ojos fingiendo ser una persona que no era y nunca sería, y lo sabía , sabía que el día que supiera la verdad me abandonaría y no podría seguir a mi lado y yo solo podría aceptarlo, y darme cuenta de que le había hecho a él lo mismo que me habían hecho a mí, que le había dañado de la misma forma que me dañaron a mí, porque Carlos estaba depositando en mí su confianza y yo solo la estaba traicionando. Y a pesar de que esta situación me estaba desmoronando poco a poco y que solo deseaba decirle la verdad, que la escuchase de mis labios, que viese que yo también confiaba en él como le dije la noche anterior, que le necesitaba a mi lado, simplemente no podía hacerlo y no podría nunca, por más que pesara mi conciencia por la bajeza que le estaba haciendo, por más que me aterrara la idea de perderlo no podía contarle, no podía arruinar la poca ventaja que aún me quedaba sobre el objetivo de mi venganza, y aunque me doliera sabía que la mejor opción era mantener las cosas donde habían estado antes de anoche. —Nada, es solo la razón por la que no cocino, pero siéntate ya está listo, estoy segura de que te gustará. Me salí de su abrazo y por su cara supe que estaba preocupado pero también sabía que no me preguntaría nada, terminé de mezclar la jalea y la puse a hervir unos minutos mientras Carlos montaba todo en la encimera, veo que está distraído con su tarea y voy al baño para lavar mi cara, se que si me mantengo con las lágrimas en el rostro le preocuparé aún más. Abró el grifo y con ambas manos me refrescó el rostro, observo mi reflejo y ni siquiera me reconozco, ya no soy esa mujer dulce que cuidaba de su familia, ahora soy una mujer cruel a la que no le importa nada mientras logre su objetivo, y mi único objetivo en esta vida era acabar con el sinvergüenza que acabó rompiéndome. Salí del baño y ví que Carlos ya había servido los dos platos y me senté a su lado. —Tardaste, ya iba a buscarte—dijo mientras daba el primer bocado a sus panqueques, abrió mucho los ojos mientras saboreaba sin parar, sabía que le impresionaria el sabor de estos—¿Qué les echaste? Están increíbles pero es un sabor diferente, es raro y a la vez delicioso, nunca había probado nada igual. —Es algo que aprendí hacer desde pequeña , mi mamá solía prepararlos parecidos a los tuyos podría jurar que los hacéis de la misma manera y son deliciosos pero para mí siempre les faltó algo y pues un día cuando tenía 9 años descubrí que era, desde ese día siempre se lo echaba a la masa a escondidas de mamá y mi hermano me delataba de que estaba envenenando el desayuno—en ese momento se me escapó una risa por el recuerdo de lo tonto que era el que mi hermano de 15 años dijese que una niña de 9 estaba envenenando el desayuno, y se me escapó una lágrima cuando me di cuenta que ya desde ese entonces me quería dañar. —¿Tu hermano? No sabía que tuvieras uno—me pregunta con tono confuso, mierda ya se me fue la lengua, como diablos le voy a mentar a mi hermano —Si, es que no se habla mucho de él en mi familia, digamos que él no nos considera de esa forma—Tergiverse un poco la verdad, no sé porque ostias me costaba tanto mentirle a Carlos—¿Harás hoy el documento de invalidez? Me miró sorprendido, está claro que no se esperaba semejante cambio de tema, pero ya le había dado demasiados datos y esa incapacidad para mentirle se estaba volviendo un problema. —No, lo haré mañana, hoy me reuniré con tu abogado para coordinar bien cada detalle, para casos judiciales las incapacidades mentales deben tener ciertos aspectos específicos para que logren la exoneración total, pero eso lo haré en la tarde, para la mañana tengo otros planes Ahora fui yo la que no entendió nada, ¿Qué planes tenía en la mañana? Y lo más importante ¿Con quién?, Le miré alzando las cejas para que se diera cuenta de mi curiosidad, él soltó una risa y se levantó mientras se posicionaba a mi espalda, para inclinarse hasta llegar a mi oído y susurrar —Mis planes son contigo y son tener más de lo de anoche—y regresando a su silla—Además hoy tenemos sección, así que haría falta que estuvieras lista en un par de horas para ir a la clínica. —Prefiero que vayamos para la clínica en cuanto acabemos el desayuno, cosa que ya he hecho así que me iré a alistar—dije mientras me levantaba de la silla y volteando—Ah y lo de anoche se queda en anoche, no será algo que repetiremos. —Eso lo veremos nena, sé que lo disfrutaste tanto como yo y también sé que deseas repetirlo, pero tranquila tengo la paciencia necesaria para lidiar con tu orgullo, prepararé el auto en cuanto termine con esto—y con una sonrisa socarrona añade—Por cierto me encantó el que preparases esto para mí, se nota que la noche de ayer te puso de muy buen humor.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD