La mujer que entra es simplemente impresionante, de estatura media, con unos increíbles rizos rojos que le llegan a mediados de espalda, un cuerpo digno de revistas y una cara de ángel, en fin el conjunto perfecto. Saluda educadamente a todos como haría toda una profesional , en cambio a Carlos le da un abrazo demasiado largo mientras besa la comisura de sus labios. Ni les cuento cómo me enfurece eso, y más cuando veo como Carlos le ofrece la silla junto a él y se voltea hacia ella para dedicarle toda su atención, ella no tarda en sentarse y ponerse toda melosa con él, pero vamos que tal parece que en vez de una psiquiatra tenemos a una loba sentada con nosotros, y lo peor es que Carlos ni se incómoda antes sus coqueteos e incluso le corresponde uno que otro , la verdad es que no resisto