Capítulo 3

1603 Words
Llegué a casa y encontré otro sobre n***o igual al anterior en mi puerta. Lo tomé temerosa de que fuera de la misma persona, de esa persona que sabía mi verdad. Entré y lance el bolso al suelo. Mis manos temblaban mientras abría el sobre , dentro había una nota pero esta solo tenía una dirección. Tomé mi teléfono y la ingresé en el navegador de Google, era la dirección de una terminal de ómnibus del sur de la ciudad, estaba lejos pero me daba tiempo a llegar antes del anochecer.No lo pensé dos veces y salí hacia allí , si era una pista sobre la persona que me podría destruir no la dejaría pasar. *** Al llegar no supe que hacer habían miles de personas caminando de un lado a otro. Volví a mirar la nota y esta vez encontré un número en la parte de atrás, solo podía ser el número de una terminal o de uno de los casilleros de viaje. Entré y caminé en busca del tablón informativo, busqué el número y ví que era un número de casillero de la zona oeste. Me costó un poco encontrar el conjunto de casilleros pero en cuanto lo encontré ví el número en el tercero a la derecha. Curiosamente estaba abierto y dentro otro de esos malditos sobres negros. Dentro de este no había ninguna nota, lo que en un comienzo fue un alivio, hasta que ví la fotografía que contenía. Era del primer cumpleaños de Laura, estábamos toda la familia juntos en la foto y ya se me notaba el pequeño bulto que unos 7 meses después sería Jocelyn. Todos estábamos felices y no pude evitar comenzar a llorar al recordar ese día. Había tenido una vida perfecta, un esposo que me amaba con locura y al que yo también amaba, dos hijas encantadoramente bellas, una madre que siempre luchó por mí y a mi hermano quién nunca fue perfecto pero aún con sus defectos me demostraba su amor. Lo había tenido todo,hasta que él lo destruyó y el pensar en eso me llenaba de una rabia inmensa, me hacía ver en rojo y solo quería hacerle pagar hasta con su última gota de sangre todo lo me hizo, lo que me quitó. Le di vuelta a la foto y solo ví tres puntos suspensivos, no sabía cómo interpretar esos puntos y me aterrorizaba su posible significado. Cada vez tenía más miedo de todo y de todos, con cada paso había alguien acercándose más a destruirme y mientras me torturaba lentamente. Comencé a sentir como se iba formando ese sentimiento de destrucción en mi interior, ese nudo en mi estómago que no sentía desde el tiempo que estuve en prisión. Tenía miedo de lo que podría hacer así que me hice un pequeño bulto en el suelo, esperando a que pasará. Mi respiración empezó a agitarse y todo daba vueltas a mi alrededor, enterré mi cabeza en mis rodillas y cubrí mis oídos con mis brazos. Así estuve unos minutos, horas, no lo sé, solo sé que cada vez me costaba controlarme más y ese sentimiento solo quería explotar. Y lo hizo, explotó en el justo momento en que un jóven se acercó a mí y preguntó si necesitaba algo. No lo pude controlar, me abalancé hacia su cuello y lo apreté con todas mis fuerzas mientras gritaba y descargaba toda mi ira. El chico se resistió pero era inútil, lejos de recapacitar en lo que hacía me era más placentero ver su lucha, su cara de temor ante la muerte. Hasta que me lo quitaron de mis manos y me sujetaron dos guardias de seguridad, me quedé anonadada viendo la mirada de terror del jóven hacia mí, estaba totalmente desconcertada y no podía creer que me hubiese pasado nuevamente. *** Había olvidado lo asquerosas que podrían llegar a ser las celdas de una comisaría, solo llevaba una hora ahí y ya tenía náuseas y si no fuera suficiente tenía que escuchar la historia de vida de otra presa. Y que les digo como todos, la tipa es más que inocente. Pero claro así es la vida todos le echan la culpa de sus actos a otras personas y hacen que esas personas carguen con las consecuencias, nadie admite la culpa de sus propias acciones. -Llegaron por ti niña rica-dijo el guardia mientras abría la puerta y me dejaba ver a la persona que había detrás. Realmente no tengo idea de la cara que debí de poner al verle aquí, pero al parecer transmitía todo mi desconcierto. -Tu abogado está con el delegado, mientras que yo como tu médico vine a cerciorarme de que no tengas ningún otro ataque contra el guardia- dijo Ruiz, porque así decidí llamarle hasta saber su nombre, respondiendo la pregunta que nunca formulé y haciendo un gesto de comillas con la palabra ataque. El muy imbécil se burlaba de mí. Pasé por su lado sin decir palabra y dándole una palmadita en el hombro, para encontrarme de cara al delegado junto a mi abogado, quien me dió una mirada algo triste. Era lo único que me faltaba generarle lástima a alguien. -¿Supongo que ya resolviste todo?-le pregunté a mi abogado y esperaba una respuesta positiva o me volverían a meter en esa celda. -Quedará en libertad ya que su médico demostró que padece una enfermedad mental-quien respondió a mi pregunta fue el delegado y no pude evitar mirar con cara de muy pocos amigos a Ruiz, el idiota dijo que estoy loca!!-pero como acordé con él tendrá restringida la entrada a lugares de gran aglomeración y estos 15 días de la condicional no se apartará de usted su médico. Esas son mis condiciones las toma o las deja señorita Rivas? -Per... -Claro que las toma señor, no se preocupe que yo no me despegaré de su lado hasta que no haya superado su crisis totalmente como habíamos acordado-respondió Ruiz interrumpiendome. Ruiz estrechó manos con el delegado y me tomó del brazo sacándome de la delegación casi que a rastras. En cuanto salimos me solté bruscamente de su agarre y le encaré -¿Qué diablos se supone que fue eso?¿Enfermedad mental?¿Le acabas de decir al delegado que estoy loca?¿Restringida la entrada a lugares de alta aglomeración?¿Cómo esperas qué haga eso? -¿Quieres calmarte por 5 minutos y recordar que aún estás en la puerta de la delegación? Y si no quieres que diga que estás loca, porque no empiezas por no comportarte como una. Y sí, tienes restringida la entrada a lugares públicos y ¿sabes por qué?,-me respondió con una furia de la que nunca lo creí capaz, haciendo una pequeña pausa en su pregunta-no, no te esfuerces en responder deja que lo haga yo por ti. Se te restringió porque CASI MATAS A UN HOMBRE.-terminó gritando y me dí cuenta de que estaba realmente furioso,lo cual me hizo enfurecer a mí aún más. No permitiría que me gritase en plena calle, ¿Quien rayos se cree? -Mejor camina de una vez que aún tenemos que pasar por mi depa a buscar mis cosas. -¿Tus cosas?-pregunté olvidando toda la rabia de hacia un minuto atrás. -Si, mis cosas porque por si no lo entendiste estos 15 días me los tendré que pasar siendo tu sombra. Y agradece que voy yo para tu apartamento y no tú para el mio solo para que estés más cómoda. Ahora sube al auto de una maldita vez. No pude evitar obedecer, la forma en que me estaba tratando me dejaba petrificada y a la vez me enfurecía. No lograba digerir nada de lo que me decía, ¿Casi mato a un hombre?¿15 días en los que sería mi sombra?¿Realmente viviría conmigo?¿Pero que rayos pasaba? Llegamos a su depa y el solo se limitó a decirme que le esperara en el auto, mientras le veía entrar a su casa y seguía sin lograr entender nada. Treinta minutos más tarde volvió a aparecer llevando dos maletas consigo, no podía creer que estuviese hablando en serio. Ví como las guardaba en el maletero y volvía a subirse al auto. -¿Me vas a explicar que está pasando? Y sin gritarme esta vez por favor-le pregunté mientras encendía el auto. Paso su mano por su pelo y se veía realmente frustrado -Tienes razón te traté mal antes sin razón, perdón por eso puedo intentar justificarme pero no creo que nada de lo que te diga justifique el que te gritase. Lo que está pasando es que casi asfixias a un hombre en la terminal de trenes te atraparon en el acto y eso fue lo que permitió que el joven aún esté vivo, querían prisión preventiva para ti pero les convencí de que estás enferma y en una etapa de crisis la cual no logras controlar bien, y para que te liberasen tuve que comprometerme como tu médico a que controlaría tu enfermedad hasta que superes la crisis y para eso estaría contigo 24 horas. Tranquila trataré de invadir tu espacio lo menos que pueda y no te agobiare pero no puedo dejarte ni un minuto sola o te apresaran nuevamente. Estaba tan sumergida en su explicación y en la repercusión de esta que ni siquiera me di cuenta de que habíamos llegado a mi casa , hasta que él detuvo el auto y abrió la puerta. -¿Te vas a quedar ahí todo el día o vamos a entrar?-preguntó haciéndome salir de mis pensamientos y devolviéndome a mi cruda realidad.
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