Capítulo 4

1696 Words
"...—Mamaaaaaa!!!!–Laura no paraba de gritar una y otra vez, yo había tratado de acercarme pero él me detuvo amenazando con cortarle el cuello si me movía. No podía hacer nada mientras sujetaba a Jocelyn en mis brazos quien no paraba de llorar, y observaba como mi madre se desangraba en el suelo mientras preguntaba por qué. Yo también lloraba sin parar , la escena me estaba destrozando y una parte de mí pensaba que era solo una pesadilla y que despertaría en cualquier momento, que mi madre no se moría y mi hija no estaba con un cuchillo al cuello. Pero mi madre dejo de respirar y el grito que salió de mi garganta fue desgarrador, no lo pude evitar solté a Jocelyn y corrí a su lado. –No, no mamá por favor no–suplicaba entre lágrimas al cuerpo inerte de mi madre–¿Por qué, por qué lo has hecho?–pregunté mientras le volteaba a mirar –Te dije que no te movieras o ella moriría, pero nunca haces caso a lo que se te dice– fue su única respuesta mientras le cortó el cuello a Laura en un movimiento seco. –Nooooooooo!!!!!!! Luaraaaaaaaaaaa!!!!! Quería morir, no mi niña no! Mi pecho se partía en dos y me faltaba la respiración, mi niña estaba en un charco de sangre y yo no lograba siquiera mover un dedo, estaba en shock y comenzaba a hiperventilar, todo se nubló a mi alrededor, todo giraba y de pronto todo fue negro..." –Jessica despierta–Abrí mis ojos para encontrarme con los de Ruiz fijos en mí–¿Estás bien? –Sí–respondí mientras me incorporaba La tarde había sido muy tranquila después que llegamos, le mostré el cuarto de invitados y ahí se quedó el resto del tiempo, no me molestó en ningún momento e incluso llegue a olvidar su presencia para cuando me fui a dormir, ahora debía de haberle despertado con mis gritos. –Perdón si te desperté, no era mi intención molestar tu descanso –Tranquila estoy aquí para apoyarte, espera aquí , enseguida regreso–dijo mientras se marchaba por la puerta. Quince minutos más tarde regresa con una taza humeante en la mano y me la entrega le miró interrogante y él no tarda en responder la pregunta que no formulo. –Es solo té rojo, con algo de manzanilla. Bebelo, te ayudará a calmarte además de que relaja el sistema nervioso y hará que el resto de la noche duermas tranquila. –¿Qué hora es?–pregunto mientras le doy un sorbo al té, umm está realmente muy bueno. Así que el doctorcito es buen cocinero. –Las 3 y media–Hace una pausa–Es la segunda que tienes en la noche, la otra no te despertó pero estabas sudando y gritando el nombre de Laura, no quiero presionarte pero sé que recuerdas muy bien esas pesadillas–Mi cara debe de ser un completo poema y me estoy empezando a enfurecer, no debí de haberle dejado entrar, ahora sabe el nombre de mi niña–No pongas esa cara soy psiquiatra sé definir entre una pesadilla por un terror nocturno y una pesadilla por un recuerdo traumático y en tu caso son recuerdos eso que ves cada noche. –Estoy agotada y necesito descansar ya que mañana tengo que trabajar–le digo simulando voz cansada para que deje el tema en paz Para mi suerte funciona, porque se levanta y se va, dejándome sola en la habitación y con mis pensamientos. Miro el té y doy otro pequeño sorbo, ya no me contengo más y dejo salir las lágrimas y así me paso el resto de la noche, ahogando mis gimoteos para que Ruiz no me escuché. *** Salgó de mi habitación y el olor que me golpea me encanta. Ummm, la última vez que sentí el olor a panqueques fue el día en que Laura tenía la feria de ciencias, mamá los hizo porque era su plato favorito y adoraba consentir a su nieta. Además de que siempre dijo que unos buenos panqueques te daban un buen día. –¿Estás bien? ¿Por qué lloras?–Me preguntó Ruiz sosteniendo una sartén en la mano y llevando un delantal de ositos. Juró que intente reprimir la sonrisa que amenazaba con formarse en mi rostro,pero fue en vano lo único que logré fue acabar riendo a carcajadas. Me miró indignado y fingiendo molestia. –Yo preocupándome por ti y preparándote el desayuno y tú vienes y te burlas en mi cara, nunca me hiriendo tanto como tú acabas de hacer– se acerca a mí y con su dedo pulgar recoje una lágrima de mi rostro– ¿Me vas a decir por qué lloras? –Se ven deliciosos esos panqueques–digo esquivando su pregunta y apartándome de su tacto, no sé qué me pasa pero siempre que nos tocamos termina enviando una descarga eléctrica por todo mi cuerpo– Sabes , hacia mucho que no los comía. –Oh, no me digas que eres de esas empresarias que solo toma un café en las mañanas y almuerza ensalada para mantener la forma–me dice de forma socarrona mientras me entrega un plato lleno de panqueques y un vaso de jugo de naranja –No, solo es que soy pésima cocinera, prefiero la comida preparada a los desastres que me suelen salir, ¿pero de dónde salió todo esto? Porque mi refri estaba vacío. –Ayer pase por el mercado después de que te acostaras, y compré algunas cosas necesarias para la supervivencia –¿Masa para panqueques es necesaria para la supervivencia?–pregunto con una sonrisa burlona en mi cara mientras pruebo un pedazo– umm!! Está delicioso, ¿me pasas el sirope? –Gracias, la cocina siempre ha sido mi fuerte desde pequeño–me dice mientras me pasa lo que le pedí y también la jalea–y sí, la masa para panqueques es primordial para sobrevivir, nada como un buen panqueque para que te alegre el día. Agrégale jalea te sabrán mejor. Termino mi desayuno y me levanto para ir a la oficina y él se levanta junto conmigo, le miro alzando una ceja pues no ha terminado su desayuno aún. –¿Nos vamos ya? No me mires así , te lo dije que sería tu sombra, eso incluye ir a donde vayas. Por cierto ¿A dónde vamos? *** Llegamos a la oficina y todos no paran de mirar a Ruiz, joder nunca han visto a un hombre o que. Vale lo admito es súper atractivo, incluso a mí me descoloca de vez en cuando, pero odio que todas en la oficina le miren como si fuera un pastel andante y ni siquiera entiendo porque me pongo así. –Señorita su abogado le espera en su oficina y necesito que firme estos papeles son urgentes. Además de que han llegado varias llamadas de diferentes reporteros para concertar una cita por su encarcelamiento. –Bonita organiza una conferencia para las 10 de la mañana, y no confirmes ni niegues la presencia de Jessica, yo me encargaré de resolver eso–responde Ruiz mirándome mientras habla, no sé que me afecta, más tener su almendrada mirada fija en mí o que haya llamado bonita a esa inútil. –Como diga señor, ¿Contacto a todos los centros de prensa?– Tartamudea la muy tonta, y no para de mover sus pestañas. Ufffff juro que cuando siga le saco los ojos. –Nada de señor, Carlos Ruiz y no te olvides de pasarme tu número antes de que se acabe el día– le dice con un guiño. Juró que los mataré a ambos. Pero que les pasa, como van a coquetear tan descaradamente en mi cara. Pero ¿Por qué me pongo así? Vamos, que ni siquiera le conoces, ni su nombre me ha dicho y va y se lo dice a esa inepta ¡Y le pidió su número! Entro en mi oficina y veo al abogado, hay un montón de carpetas en el escritorio y tiene la cara seria. Fantástico más problemas. –¿Qué pasa?–le pregunto tomando asiento frente a él. –Jessica, las cosas se han tornado feas, estás a un pie de la cárcel, con tus antecedentes y con lo que le hiciste a ese muchacho en la terminal te podrían condenar a unos 5 años por tentativa de homicidio en primer grado y si le sumamos la demanda por daños físicos y morales que te puso tu ex secretaria, estariamos hablando de unos 15 años. –¿Qué se puede hacer? Y no me digas que nada porque tiene que haber algo. –Con el tiempo que ganó tu médico tenemos una pequeña ventaja, pero tendrás que tener una conducta ejemplar. Mientras yo emplearé un certificado de incapacidad mental, así tal vez pueda librarte del proceso judicial, ya que no estás en tus capacidades mentales y no controlas tus actos. –¿Ese certificado no me incapacita para todo lo demás? Osea perdería la empresa y todos mis derechos como ciudadana –No si después del proceso tu médico hace un reporte en el que afirme que tu enfermedad esta controlada y que eres capaz de controlar tus acciones, eso anularía por completo el certificado y volverías a tener todos tus derechos. –No lo sé, ¿No hay otra opción? No puedes decirme que es la única forma. Piensa tiene que haber alguna otra que no implique declararme incapacitada mental –Jessica es la opción más viable, lo otro sería que te sometieras a un tratamiento psiquiátrico en un hospital y conllevaría a una investigación para ver si tus acciones son reacciones a algún tipo de droga y contando con tu historial buscarían la forma de vincularte de algún modo, lo que también conllevaría a una indemnización casi millonaria para tu ex secretaria y el joven de la terminal y no creo que quieras eso, porque mermaria demasiado tus fondos e incluso podrías estar en peligro de quiebra.
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