La victoria sobre Tormenta había traído un alivio momentáneo a Rayo de Sol y su manada. Sin embargo, la batalla había dejado cicatrices en sus corazones. Con el sol comenzando a asomarse en el horizonte, Rayo de Sol sentía que era el momento propicio para buscar la sabiduría de Luna Plateada, su mentora y matriarca. Había aprendido desde joven que los desafíos no solo se enfrentan con fuerza, sino también con una mente clara y un corazón valiente. Mientras la manada recuperaba fuerzas y se reorganizaba, Rayo de Sol se adentró en los bosques cercanos, donde había escuchado rumores de la aparición de Luna Plateada. Sus pasos eran cautelosos, pero su determinación brillaba en su mirada. "Debo encontrarla. Su consejo siempre ha sido clave en las decisiones difíciles," murmuró para sí mismo.

