El hedor a humedad y putrefacción se aferraba mucho a ellos mientras Rayo de Sol y Llama del Ocaso se preparaban para el ascenso con Garras Rojas. La pata de Garras Rojas estaba claramente rota, y cada movimiento le arrancaba un gemido de dolor. La luz del **Cristal de Sabiduría** era su única guía en esa oscuridad asfixiante. "Llama del Ocaso, tú irás delante. Yo cargaré a este pedazo de mierda", gruñó Rayo de Sol, ajustando su posición para que Garras Rojas pudiera apoyarse sobre su lomo. Garras Rojas era pesado, y la roca resbaladiza hacía la tarea aún más ardua. "¡Joder, Rayo de Sol, no tenías por qué ser tan puto amable!", se quejó Garras Rojas, pero su voz denotaba alivio. "Cierra la boca y aguanta, o te juro que te suelto y te dejo caer por este puto agujero", replicó Rayo de Sol

