—Entonces —habló Antonio, cuando sintió que las cosas se habían tranquilizado demasiado. A decir verdad, había estado esperando que su hija lo insultara y le reclamara por todo lo que hizo, pero, ahora que la veía de nuevo, comiendo a su lado como si las cosas horribles que pasaron entre ellos no hubieran ocurrido en realidad, se daba cuenta de lo buena que era Thamara. Y es que, como todas las personas, ella había tenido su etapa de adolescencia, aunque un poco tardía, y todo había sido a causa de un amor que no parecía dolerle. Eso, definitivamente, era algo que a su padre no le gustó del todo. Pero, al parecer, ambos habían madurado y lo habían superado bien. Pero, aunque al mayor le causaba algo de curiosidad, decidió no saber lo que en realidad su hija sentía por ese hombre, por

