TRES AÑOS DESPUÉS
—¡Mamaaaaaá! —gritó un niño de casi cuatro años que, tras correr desde la primera planta, entraba a la habitación de su madre luego de estampar la puerta de entrada a ese lugar—. ¡Mamiiiiii!
—Me estoy bañando, Donato —respondió Thamara desde el baño, donde hacía justo lo que decía.
Inmediatamente después de su anunció, la morena escuchó como ambas palmas de su hijo golpeaban repetidamente en la puerta al baño.
—Mami, corre. Una señora loca se quiere robar a mi hermanita —informó el niño.
La morena bajo el agua de la regadera se quedó en ceros por algunos segundos, luego cerró el paso de agua para verificar que había escuchado bien lo que ese chiquillo había dicho.
—¿Qué pasó? —preguntó la mujer de ojos azules, apresurándose a tomar su bata de la pijama, que era lo
