Bastián bajó de su auto y sus ojos inmediatamente se fijaron en una rubia de ojos verdes que, furiosa, forcejeaba con un guardia que detenía su entrada a esa casa donde Thamara no la quería. La rubia, al escuchar la puerta de un auto cerrándose, giró su cuerpo para descubrir a Bastián mirándole fijo, como confundido y todo su enojo se disipó. Esa rubia, que se presentaba como Alana, saltó a los brazos de un hombre que no reaccionó a tiempo, por eso Thamara, que se había asomado a la ventana de su habitación tras escuchar el auto llegar a la entrada de la casa, se dio cuenta de cómo esa mujer se abrazaba a su marido sin que él hiciera nada por detenerla. Thamara, sintiendo como si en su estómago burbujeara algo caliente, abrió la ventana y sacó un poco la cabeza para ser escuchada con

