Mientras Xavier soltaba su mano por un momento, ella sintió que su pierna cedía mientras se sentía débil y luego cayó al suelo con un fuerte golpe. Xavier, preocupado, la miró en el suelo sin moverse ni decir nada.
Puso su dedo junto a su nariz para sentir si seguía respirando. Su respiración era lenta pero aún estaba allí. Todavía estaba viva. Xavier la ayudó a levantarse y no soltó su mano hasta que pudo volver a colocarla en la cama.
—Jessica, ¿qué te pasa?— preguntó preocupado.
Nunca había tenido la oportunidad de experimentar algo así. Su mano rozaba su piel desnuda mientras intentaba acostarla en la cama. Sentía que su fiebre aumentaba. Estaba ardiendo más que un café recién hecho.
Jessica le murmuró palabras incomprensibles. No sabía cómo explicarle que era solo su ciclo menstru
