La presentación al personal fue breve ya que Xavier decidió presentar solo a Roselle. Creía que ella aprendería sus nombres con el tiempo.
—Ven conmigo—, dijo levantándose. Todo el personal se inclinó mientras él dejaba la habitación. Seguramente estaban ansiosos por chismorrear, pero querían esperar hasta que él dejara la casa. Silenciosamente, con miradas que decían —hablaré contigo más tarde—, todos huyeron de la escena.
Xavier empujó la puerta de su habitación y entró. Jessica lo siguió, notando que la habitación estaba ocupada pero muy ordenada. Al ver el marco de la foto en la mesa, pudo decir que era su habitación.
—Usaremos esta habitación juntos—, dijo Xavier, lo que hizo que Jessica se sorprendiera.
—¿Qué, por qué, cómo?—, preguntó Jessica llevándose las manos al pecho.
—Pensé que me darías mi habitación—, le preguntó a él.
—Mi abuelo nos está vigilando y en poco tiempo se enterará de que no estamos juntos—, dijo él, y aunque Jessica sabía que decía la verdad, no pudo evitar sentirse incómoda.
—No te preocupes, no te haría nada y espero lo mismo de ti—, dijo Xavier sonando como si él fuera quien estuviera a punto de ser violado.
—No te preocupes, no haría algo así—, respondió ella.
—He despejado algunas partes del armario y los gabinetes para que puedas poner tus cosas allí—, dijo Xavier.
—Hablando de mis cosas, tengo que ir a buscarlas—. Necesitaba ropa para cambiarse y usar.
—Si no te importa, podrías usar estas cosas para comprar ropa nueva—, dijo él sacando su billetera y sacando una tarjeta de débito ilimitada.
Jessica solo había visto esas tarjetas cuando ayudaba en la caja del restaurante donde trabajaba. Lo contempló recogerla.
—Tómala y úsala como si fuera tuya. Aún tenemos que discutir los términos de nuestro matrimonio, pero te dejaré instalarte primero—. Ella la tomó y la miró. Él se dirigió hacia la puerta.
—Puedes pedirle a cualquier conductor que te lleve a donde quieras ir. Yo me voy a trabajar—, dijo Xavier sin darle oportunidad de hablar.
Ella suspiró y se sentó al borde de la cama mirando la tarjeta que tenía en sus manos. Supuso que podría conseguir algunas cosas. Podría despejar su antiguo lugar y alquilarlo, estaba contenta de haber comprado el lugar cuando tuvo la oportunidad. Unos dólares extra en su tarjeta de crédito no serían mala idea.
Estaba contenta de haber elegido zapatos planos en lugar de tacones. Bajó nuevamente y se encontró con Roselle en el camino hacia arriba.
—Señorita, iba camino a encontrarte. ¿Quieres algo para comer o beber?—, preguntó la mujer.
—Soy Jessica, por favor llámame Jessica—, respondió ella sintiéndose extraña al ser llamada señorita.
—Lo siento, no puedo hacer eso—, dijo Roselle sonando inflexible.
—Me gustaría ir a buscar mis cosas. Haré la cena para mí cuando regrese, así que solo necesito que alguien me muestre dónde va todo.
Roselle quedó desconcertada por su solicitud. Todavía era su primer día y estuvo de acuerdo con ella.
—Xavier dijo que uno de los conductores puede llevarme—, dijo Jessica y Roselle asintió.
—Déjame decirle que prepare el auto—, dijo Roselle inclinándose antes de irse.
El conductor la llevó a su casa. Recogió su maleta que ya estaba empacada. Había sugerido que ella y Burke se mudaran allí después de casarse, ya que su lugar era más grande, pero Burke había sugerido que pusieran el lugar en alquiler para obtener dinero extra. El dinero extra ahora era solo para ella.
Fue a su agente inmobiliario para poner su casa en alquiler. Su agente había celebrado con ella por mudarse. Jessica se saltó los detalles, pero le dijo que se había casado y decidió dejar el lugar.
Su teléfono volvió a vibrar en su bolso y lo levantó y lo acercó a su oído.
—Hola, Jessica—, la voz de Burke resonó por el teléfono. Su voz todavía le hacía sentir escalofríos.
—Hola, Burke—, respondió sintiendo que las lágrimas volvían. El conductor estaba regresando a la casa. Ella había decidido descansar y luego conseguir lo que necesitaba al día siguiente. Estaba exhausta.
—¿Por qué dice que te casaste con Xavier Delgado?—, preguntó Burke.
Jessica se decepcionó por su pregunta. Pensó que llamaba para rogarle que regresara, pero se dio cuenta de que la razón por la que llamó fue porque había escuchado que se había casado.
—¿Cómo lo sabes?— le preguntó Jessica enojada.
—Tu nombre y foto están por todas partes en internet y noticias—, respondió Burke.
—Desde que te has mudado con mi amiga Emma. Decidí seguir adelante y casarme con él—, dijo Jessica.
Sentía que la sangre le hervía. ¿Por qué estaba perdiendo el tiempo respondiendo a sus preguntas?
—Y mi pregunta es cómo lo conociste—, preguntó Burke.
—¿Cómo es eso de tu incumbencia, Don Juan?—, respondió Jessica permitiendo que su enojo se apoderara de ella.
—Sólo quería saberlo—, respondió él con la voz baja.
—Me engañaste y me abandonaste, así que no vuelvas a llamarme nunca más—, dijo Jessica enojada antes de cortar la llamada y bloquear el número.
Se odiaba a sí misma por aún tener sentimientos sobrantes por ese hombre. Había visto las señales desde que presentó a Emma a Burke. Habían estado pasando tiempo juntos, pero su necesidad de compañía la hizo ignorar las señales.Odiaba a sí misma por conformarse con menos. Estaba casada con un desconocido y apenas tenía la interacción mínima con él, pero él la trataba mejor que los siete años que pasó con Burke.
El trayecto a la mansión terminó y uno de los chicos que hacían mandados le ayudó con sus maletas.
Entró a la habitación y se duchó con agua caliente antes de bajar a hacerse la cena. Quería llamar a Xavier para preguntarle si quería cenar con ella, pero descubrió que no tenía su número.
Decidió hacer la cena solo para ella. Después de una cena ligera y el cocinero preocupándose por cada uno de sus movimientos en la cocina, volvió a la habitación. Quería esperar a Xavier despierta, pero la cama la llamó y se quedó dormida antes de poder decir —A—.