Capítulo Seis

1157 Words
Para cuando Xavier entró en la habitación, se asustó al ver una extraña figura acostada en su cama y entonces se dio cuenta de que se había casado con una desconocida hoy. Se sentía agotado por las actividades del día y decidió irse a la cama y hablar acerca del contrato mañana. Tomó una ducha rápida y se metió en la cama. Utilizó algunas almohadas como una barrera entre ellos para mantenerla alejada. No iba a permitir que esta mujer lo tocara. Apenas la conocía. Pediría a su asistente que le haga una verificación de antecedentes. El reloj biológico de Jessica nunca fallaba y a las cinco en punto de la mañana, tenía los ojos bien abiertos y lista para las actividades del día. Se había tomado días libres de trabajo cuando iba a casarse para no tener que ir a trabajar. Aunque no tenían planeada una luna de miel, Jessica aún así se tomó los días libres para pasar tiempo con su esposo cuando se casara. Se levantó y decidió organizar sus cosas. Ayer, después de la cena, había querido organizarlas pero estaba demasiado cansada para hacerlo. No le tomó mucho tiempo organizar sus cosas. Las revisó y decidió deshacerse de las cosas que Burke le había dado. Le daba pena dejar que la relación se fuera por el desagüe así, pero necesitaba seguir adelante. Siempre había visto que las chicas se deshacían de cosas de relaciones pasadas al entrar en otra. Después de terminar de organizar sus cosas, bajó las escaleras, ya que eran un poco más de las seis, para ver si había algún empleado alrededor para poder conseguir una bolsa de basura y desechar todas las cosas de su exnovio. Se encontró con Roselle parada en la cocina. —Hola, jovencita—, dijo Roselle haciendo una reverencia cuando la vio. Esta esposa había aparecido de la nada y Roselle no estaba segura de cómo se sentía al respecto, pero la vibra general no era mala. Pero Roselle era lo suficientemente mayor como para no juzgar un libro por su portada. —Buenos días, señora Roselle—, dijo Jessica. Se sentía incómoda siendo llamada jovencita y, como Roselle no iba a dejar de hacerlo, la iba a poner a su nivel. —Estaré en problemas si me llamas así—, dijo Roselle. Sabía que los miembros de la familia Delgado debían ser respetados. Había trabajado allí durante más de treinta años y eso lo sabía de cierto. —¿Por qué?—, preguntó Jessica, sin entender por qué alguien se enojaría si respetara a esta mujer. —Solo llámame Roselle—, dijo evitando su pregunta. Todos los que vivían en la mansión conocían el temperamento de Xavier. —¿Puedo conseguir una bolsa de basura? Quiero deshacerme de algunas cosas—, dijo Jessica abandonando el tema, ya que podía ver la incomodidad en el rostro de Roselle. —Déjalo, enviaré a una de las chicas para que lo limpie después del desayuno—, dijo Roselle. ¿Cómo podía hacer que la nueva señora de la casa haga trabajo manual? —Hablando del desayuno, ¿qué te gustaría comer?—, añadió Roselle. —No necesitas hacerme el desayuno. Puedo arreglármelas—, respondió Jessica. Le encantaba cocinar y había estado cocinando para sí misma. —No puedo hacer eso—, dijo Roselle. —Deja que haga lo que quiera hacer—, respondió Xavier desde detrás de ellas. Sorprendida por una voz extraña, Jessica se dio la vuelta para encontrar a Xavier en su bata, con el pelo despeinado y luciendo sexy. Decidió que mentir era algo malo desde sus días jóvenes en el orfanato. Su esposo se veía impresionante. —Buenos días—, dijo mirándola. Su voz era ronca y un poco áspera, probablemente porque acababa de despertar. —Buenos días—, dijo reuniendo sus pensamientos. Su voz atraía mucho su atención. —¿Podemos hablar ahora?—, preguntó. Roselle hizo una reverencia y los dejó a solas. Cualquiera podía ver que los dos no estaban juntos, así que tenían mucho de qué hablar. Así que Roselle se fue, ella tenía un gran deseo de proteger a Xavier, por lo que estaba alerta con cualquiera que se acercara a él. Sabía cómo murieron sus padres y el público sospechaba que había un asesino, pero la investigación policial terminó como un accidente. Con el culpable capturado, todo se cerró silenciosamente, pero dejó un gran vacío en los corazones de los sobrevivientes. —Sí, claro—, respondió Jessica. Tenía muchas cosas que preguntar y contarle. —Roselle—, llamó Xavier. Ella volvió y se encontró con él mientras hacía una reverencia. —Sí, joven maestro—. —Que alguien se encargue de las cosas que ella quiere tirar—, dijo Xavier señalando hacia Jessica. —También prepara el almuerzo para papá, Jessica lo visitará hoy—, añadió. Jessica le había prometido a su abuelo que iría. A él no le gustaba, pero sabía que su abuelo se preocupaba y se sentía solo. Ella podría ser buena compañía, quién sabe. —Vámonos—, añade girando hacia las escaleras. Jessica se gira para sonreírle a Roselle antes de dirigirse hacia donde Xavier se había ido. Él sube las escaleras y en lugar de dirigirse hacia su habitación, gira hacia el otro lado y se dirige a la pequeña sala de estar de arriba. Podrían hablar allí. —Siéntate—, dijo él tomando asiento. Se sentó cerca de él pero mantuvo un poco de distancia entre ellos. Jessica mira alrededor de la habitación. Hay un retrato que muestra al abuelo en el hospital junto a un hombre y una mujer sosteniendo a un niño pequeño. Debe ser Xavier. Le encantaba lo lindo que era.—Necesitamos discutir los términos de nuestro matrimonio—, dijo Xavier cuando la vio mirando todo el lugar. Pretendía discutir los términos para ayudarlos a vivir juntos y respetarse mutuamente. —Escuchemos—, dijo Jessica. Se había casado por impulso, así que no creía que nada pudiera ser peor que eso. —En primer lugar, no estoy buscando una pareja romántica—, comenzó Xavier. —Totalmente de acuerdo, no puedo tener relaciones sexuales con un desconocido—, dijo Jessica. —Solo necesitaba una esposa para mostrar a mi abuelo moribundo. Después de un año, podemos tomar caminos separados. No te preocupes, te compensaré adecuadamente—, dijo Xavier. —Ya estoy casada contigo. Aunque tomé una decisión apresurada, no se puede deshacer. Vivamos en paz y hagamos todo lo posible para ser amigos—, dijo Jessica. —¿Amigos?— —Sí, amigos—, dijo Jessica poniéndose de pie y extendiendo su mano para un apretón de manos. Xavier se levantó y tomó su mano. Hacía mucho tiempo que no tenía un amigo. Tener un amigo no suena tan mal.
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