Capítulo 36. De hecho no podría ser Robin. Valentino era consciente de la belleza de su esposa desde el día que la vio por primera vez parada dentro de aquella iglesia en el pueblo, pero ahora estaba diferente, se veía mas madura, su rostro estaba radiante, su mirada era diferente y eso la hacía muchísimo más hermosa, -- Divina-- le dice mientras se acerca a ella, Valentino saca del bolsillo de su abrigo una pequeña caja color n***o, la abre y saca algo que había adentro, la tira sobre uno de los muebles mas cercanos y se coloca de espaldas a su esposa, sube los brazos colocándolos delante de ella, él tenia una cadena con un dije en sus manos, se acomoda para colocársela a su esposa y una ves seguro de que cerro el broche baja la cabeza a la altura del cuello de Robin y le da un beso en

