1. ¡Liberen a Francisco!

2848 Words
—¡Corre! —grita Finn. Miro mi alrededor y veo un callejón vacío, me escabullo allí y me sitúo detrás de un basurero mientras me cubro. "Demasiado GTA V Jessie, demasiado GTA V". Siento como el guardia entra en el callejón así que intento controlar mi respiración. De acuerdo, regresemos unos minutos atrás. "Finn, Brooke y yo nos encontramos caminando en busca de algo emocionante que hacer. —No puedo creer —exclama Brooke. —¿Qué sucede? —pregunta Finn con dificultad. Él se encuentra lidiando conmigo ya que quiero quitarle su paquete de gomitas, porque él no quiere invitarme. —El día está muy normal, no hay nada que hacer. Sonrío ante la respuesta de Brooke y Finn comienza a reír. Miro el paquete de gomitas y aprovecho su distracción para arrebatárselas. —¡Hey! —protesta contra mí. —Eres un caballero Finn —exclamo. Tomo unas cuantas gomitas y luego le extiendo el paquete de vuelta, tampoco quería quitárselas todas. Finn me mira y me frunce el ceño con indignación. Yo al contrario le sonrío y le doy un beso en la mejilla para que deje de estar enfadado. —Gracias —digo de manera inocente y divertida. Finn se ruboriza y sonríe. Él a veces podía llegar a ser tímido, aunque Brooke insistía en decirme lo contrario. "Esa no es la manera en la que él se comporta normalmente". Esas eran las palabras que Brooke me decía todo el tiempo. Ella me da un vistazo rápido y yo me encogo de hombros. Un sonido peculiar capta mi atención y me giro para saber que es pero Finn se posiciona frente a mí propósito y su espalda obstruye mi vista. —¡Hey! —me quejo—. Carne de burro no es transparente. Finn se gira hacia mí y me frunce el ceño sin hacerse a un lado. Conozco sus intenciones y sé que está intentando que yo no descubra lo que sucede. Miro a Brooke por el rabillo del ojo y ella mira la escena que yo quiero ver sin emoción alguna. Intento hacerme a un lado pero Finn sigue mis pasos. Suspiro exasperada y me cruzo de brazos. —Finn —advierto con amargura y él se pone alerta—, te prometo que si no te mueves, haré que beses tu trasero. Él me levanta una ceja pero no obedece. —Esto te va a doler más a tí que a mí. Él me frunce el ceño confundido y sé que quiere corregirme la frase. —En realidad la frase es: esto me va a doler más a MÍ que a TÍ. Me alejo unos pasos con cautela. —Lo sé —respondo con una sonrisa amenazadora—, pero es que de verdad esto te va a doler más a TÍ que a MÍ. Te quiero y todo —digo y una sonrisa se forma en su rostro—, pero eso no hará que deje de dolerte. Finn borra su sonrisa, lo derribo al suelo y segundos después estoy encima de él intentando que el infeliz bese su trasero por no hacerme caso. —¡Broo! ¡Broo! —grita él pidiendo ayuda. Sus gritos se parecen a los de mi cabra difunta. Brooke se gira y nos mira con una estúpida sonrisa en el rostro, la situación le está valiendo en lo más mínimo. —¡Quitámela de encima! ¡Quitámela! —grita revolcándose en el suelo como si se tratara de una plaga. Me siento ofendida y ejerzo más fuerza sobre él. —Arréglatelas solo princeso —dice Brooke. —¡Ahhhh! ¡Mamá! Una señora se gira en nuestra dirección y parece reconocer a Finn ya que se le queda mirando con sorpresa en el rostro. Finn deja de forcejear y sonríe amablemente. —¿Qué tal señora Robinson? Un gusto verla —dice él de manera casual, como si nada pasara. Como si yo no estuviera intentando hacerle besar su trasero. La señora se tapa el rostro con sus bolsas y acelera el paso. —¡Eh! ¡SEÑORA ROBINSON! La anciana sigue de largo. —¡Soy Finn! ¡su vecino! Nada. —¡EL QUE COMPRA LA MALDITA LECHE PARA SUS GATOS TODOS LOS DÍAS! Y desapareció. —¿Por qué me habrá ignorado? —pregunta confundido. —Por qué será —digo torciendo su brazo—. Ahora, ¿te disculparás? —Claramente no estaba hablando contigo —dice orgulloso mientras se gira como puede para mirar a Brooke. Ella se gira y mira a Finn con mala cara. —Ni me mires —dice ella—. Yo safo. —Gracias Brooke —dice él de forma cantarina—, siempre puedo contar contigo para que me des una mano. Brooke se acerca a él y le extiende una alita de pollo. ¿Cuándo se compró pollo? —No es una mano pero es lo más parecido —dice ella encogiéndose de hombros con indiferencia. Finn suspira y levanta sus ojos como si quisiera verme. —¿Jessie? —pregunta con voz de niño. —¿Sí, Finn? —respondo siguiéndole el juego. —¿Querrías, por favor? ¿¡SOLTARME DE UNA MALDITA VEZ!? Me indigno y tuerzo su brazo. —¡Ahhhh! De acuerdo, de acuerdo. Jessie, ¿me perdonas? —dice suplicante. Creo que ya aprendió su lección así que decido dejarlo en paz y descubrir por fin de dónde venía el sonido que había captado mi atención. Me giro y el sonido se hace más fuerte. Mis ojos automáticamente caen encima del pequeño cerdito. No, espera, ¿qué? Me doy cuenta de la situación. Lo que había provocado aquel sonido era el cerdito que pedía ayuda, miro el edificio y me doy cuenta de que es una carnicería. —Esto se pone interesante —dice Brooke. Miro a Finn con recelo y él sonríe nervioso. Ellos saben que yo soy una amante de los animales y que los defiendo a muerte, entonces me duele el hecho de que Finn intentara ocultarmelo. —Tenemos que sacarlo de ahí —digo. —Jess... —dice Finn pero es interrumpido por Brooke. —Yo me uno —dice ella—, esto con seguridad será algo emocionante. ¡Justo lo que nos hace falta! Finn rueda los ojos y le sonrío maliciosamente. —De acuerdo —dice él suspirando—. ¿Lo de siempre? Asiento con una sonrisa. Él camina resignado hacia el lugar para hacer lo de siempre, que consiste en que él es la distracción y siempre usamos la frase... —Disculpe señor —dice Finn al dueño del lugar—, ¿ha visto a mi cabra? En cuanto el señor pone cara de confundido Finn se gira para dejar al dueño de espaldas a nosotras. —Ella trae un tutú celeste, no le gusta el rosa —dice Finn. Ahí es cuando la gente se confunde más y nosotras entramos en acción. Camino con paso precavido hacia el pequeño cerdito y noto que tiene una soga al cuello. "Será insensible". Pienso en mi interior. —Sé que suena raro pero déjeme explicarle es más lógico de lo parece, una vez me escuche, me entenderá. Escucho las palabras de Finn en la lejanía y sé que el señor no está cayendo del todo en la distracción ya que esa frase se usa en caso de que la gente insista en no creerle a Finn. —¿Trajiste la navaja? —pregunto en un susurro a Brooke. —Obviamente —dice ella. Rebusca en su bolso y luego me tiende la navaja. ¿Por qué Brooke tiene una navaja consigo? Es una larga historia. —Se supone que debía llevarla a sus clases de ballet pero a ella no le gustan y siempre se anda escapando de mí cuando le toca entrar a clases, dice que tiene problemas para hacer la primera posición, para ella es difícil pararse en dos patas, ¿puede creerlo? —¿Por qué llevas a tu cabra a clases de ballet? —dice el señor. Comienzo a cortar con cuidado la soga que ata al pequeño cerdito. Espero con todas mis fuerzas que Finn tenga una respuesta a eso porque de otro modo el hombre nos descubriría y yo tenía problemas en cortar la soga. —Porque en el volante decía: "Hacemos bailar hasta al más animal". Una risa se escapa de mis labios y Brooke me tapa la boca al instante mientras Finn comienza a toser como un enfermo total para cubrir mi risa. Logro tranquilizarme y luego consigo cortar la soga. El pequeño cerdito comienza a rozar su hocico en mi mano. Lo miro unos segundos y lo abrazo encariñándome con él al instante. —Creo que lo llamaré Francisco. Brooke rueda los ojos. —Pues más vale que tomes a Francisco y corras porque el señor no se creyó la historia de Finn para nada —dice comenzando a correr. Intento levantarme toda desorientada y comienzo a correr sin rumbo alguno. —¡Corre! —grita Finn. Miro mi alrededor y veo un callejón vacío, me escabullo allí y me sitúo detrás de un basurero mientras me cubro. "Demasiado GTA V Jessie, demasiado GTA V". Siento como el guardia entra en el callejón así que intento controlar mi respiración". Y aquí estamos de vuelta. Tengo a Francisco a mi lado y el guardia pasa una y otra vez frente a nosotros. Pero esto es la vida real. El guardia carraspea su garganta a mis espaldas y yo me sobresalto nerviosa. —Estás en graves problemas jovencita —dice arrebatándome a Francisco. —¡Hey! —me quejo—. No puede llevarse a Francisco. El guardia me levanta una ceja y yo lo pateo en sus partes íntimas, para poder quitarle a Francisco. Otros dos guardias aparecen detrás de mí y sé que estoy en graves problemas. Ellos tienen a Finn y Brooke. —Se les concederá una llamada de una duración máxima de un minuto. —¿¡Cómo piensa que voy a explicarle a mi madre que estoy en la cárcel en un minuto!? —exclamo indignada—. ¡Al menos tiene que digerirlo! Exacto. Finn, Brooke y yo terminamos en la cárcel por agresión física a una autoridad y... por robarnos un cerdo. —No me levante la voz, jovencita —dice el oficial—. A menos que quiera pasar la noche aquí. Miro la pocilga en la que estamos y el único que está feliz es Francisco. —Esto estará más seguro que mi casa cuando mi madre se entere y saque la bestia que lleva dentro —dice Finn en posición fetal. El oficial mira a Finn como si estuviera loco. Recuerdo que mi madre me dijo un día: "cariño, si necesitas algo nunca dudes en que voy a ayudarte". ¿Sería mucho abusar pedirle que me saque de la cárcel? "*Nah*". Dice mi subconsciente. —Cállate, tu estas enferma —susurro. "*Nah*". —Estás en drogas. "*Un puerco, un poco*". —La que está en drogas eres tú —dice Brooke. El oficial entrecierra los ojos y se acerca a nuestra celda. Brooke comienza a golpear la reja de un lado a otro con una taza de metal. —¿Por qué ella tiene una taza? —me quejo—, a mí no me quisieron dar papel higiénico. —¿Para qué necesitas papel higiénico? "*Para pasármelo...*". —¡Cállate! —le grito a mí subconsciente. El oficial se levanta enojado. —¡Suficiente! Es la última vez que se los digo, pueden hacer una llamada de una duración máxima de un minuto o pueden pasar la noche aquí. Un oficial con sobrepeso entra con una caja de donas y unos capuchinos calientes. La boca se me hace agua. Y con el hambre que tengo me recuerdo limpiarme la baba. —¿Qué tenemos aquí? —pregunta el que acaba de llegar. El oficial que estaba con nosotros suspira cansado. —Un chico con problemas de delirio —dice el otro apuntando a Finn. —¡Es que mi madre si se transformará en una bestia! —grita Finn. El oficial rueda los ojos ignorando a Finn. —Una chica que lo único que le falta es una armónica para parecerse a los presos del medio oriente —dice apuntando a Brooke. Brooke le saca el dedo en cuanto el oficial le da la espalda. —Y una chica con trastornos mentales —dice apuntándome. "*Idiota*". Dice mi subconsciente. Creo que debería ponerle un nombre. —Ahora te llamarás Flofy —digo. El oficial me mira. —Habla sola —susurra para el gordo. Creo que debo comenzar a hablarle a Flofy internamente. —Recuerda, sólo tienes un minuto. —Ya. Lo. Sé —digo cansada. Finn y Brooke me jugaron una mala y ahora soy yo la que debe llamar a mamá para que nos saque de aquí. Me pongo a pensar en qué debería decirle a mi madre, tiene que ser algo sutil. Cuando no se me ocurre nada, me giro y miro a mis amigos. —¿Por qué debo llamar yo? Brooke es muy sincera y me dice: —Porque yo no quiero. Le ruedo los ojos y miro a Finn. Él se encoge de hombros. —Mi madre me mataría —exclama—. En cambio la tuya lo peor que te puede decir es que tardará veinte minutos porque el pastel aún no está listo. No te ofendas pero tu madre no es normal. Le saco el dedo y me giro para tomar el teléfono, marco el número de mamá y espero. A los tres timbres ella responde la llamada. —¿Hola? —dice al otro lado de la línea. —Hey, mamá, ¿qué tal? Mis manos comienzan a sudar y sin disimule las paso por la espalda del oficial para limpiarlas. Él se gira para recriminarme pero pongo una mano frente a su rostro para que se calle. —¿Podría comportarse? ¿No ve que estoy hablando por teléfono? —digo mientras me giro con una sonrisa maliciosa lo cual me distorsiona ligeramente la voz—. ¡Qué gente! El oficial sólo me frunce el ceño con amenaza. —¿Jessie? —dice mamá. "*No, panchita.*". "Cállate". Le digo a Flofy en mi interior. "*Tú nunca me dejas expresarme*". La ignoro y sigo con lo mío. —Sí, mamá, soy Jessie. —¿Qué sucede? ¿Por qué llamas desde otro número? "Sé sutil, sé sutil Jessie". Me digo a mí misma. —¿Recuerdas que te dije que iba a ir a estudiar con Finn y Brooke? —Sí —dice mamá cautelosamente. —Genial, porque ahora necesito que nos saques de la cárcel. "*¡Qué sutileza, campeona!*". Mamá no tiene tiempo de decirme mucho ya que la llamada sólo es de un minuto, así que lo último que me dice es: —El pollo aún está en el horno, así que tendrás que esperarme. El oficial me arrebata el teléfono y yo me quedo pensando en que Finn tiene razón. No tengo una madre normal. Me dejo caer en el suelo y comienzo a hacer muecas. "Quizás por eso yo tampoco soy normal". "*No, sólo te faltó oxigenación al momento del parto*". —Maldita Flofy. —Pst... psttttt. Me giro y miro a Brooke. —Deberían darte un premio a la sutileza —dice sarcástica. Le dedico una mueca seguido de sacarle el dedo. —Entonces lo hubieras hecho tú, más sutil era imposible. —¿Y qué te dijo? —pregunta Finn. Siento que mi rostro se calienta y sé que parezco un tomate de los buenos. —Vendrá por nosotros. —¿Qué más? —pregunta divertido. El muy infeliz quiere decirme "te lo dije". —Que tenemos que esperar... —¿Por qué? Lo único que le falta es reírse. Me giro y lo ignoro, entonces él explota en risas. "Idiota". —Porque el pastel aún no está listo, ¿verdad? —dice juguetón. —No —digo alargando la "o". Él me levanta una ceja una otra vez. —¡Es pollo al horno! —admito furiosa—, ¿contento? Él asiente sin dejar de reírse de mí. —¡Y tú no vas a comer por idiota! Finn deja de reír y comienza a mover su labio inferior, haciendo pucheros, siempre lo hace cuando está afectado. —Así que... —divaga mamá—, robaron un cerdo. Nos encontramos en el auto de mamá y yo no tengo ganas de hablar. No me dejaron quedarme con Francisco, así que si alguien me molesta le romperé el cráneo. De todos modos me aseguré que Francisco no volviera a la carnicería y se fuera a un refugio de animales. No me pregunten cómo lo logré. —Sólo lo salvamos —dice Brooke. —Jessie, golpeaste a un oficial de policía —dice mamá mirándome por el retrovisor interno del auto. —Me quería quitar a Francisco —digo molesta y encogiéndome de hombros. Mamá hace una mueca y no dice nada, mientras da vuelta a la esquina para entrar en nuestro edificio, sí para variar Finn, Brooke y yo vivimos en el mismo edificio. Finn comienza a sonreír y sé lo que está pensando. —Por cierto mamá, no le des nada de comer a Finn. Él me mira y me frunce el ceño, sé que ese pollo le encanta. —¿Por qué? —pregunta ella. —Porque es un idiota. —Oh, de acuerdo —dice ella siguiéndome el juego. Finn rueda los ojos y baja del auto. Todos imitamos el acto. Caminamos hasta el ascensor y esperamos mientras yo oprimo el botón una y otra vez. —Jessie —dice mamá. —¿uhm? —Deja de hacer eso, el ascensor ya viene. —Ok, ok. Cuando llegamos al sexto piso todos bajamos del ascensor y entramos en mi casa. —Te lo dije mamá, Jessie terminará en la cárcel —dice Teddy mi hermana menor en cuanto todos entramos. —Y no me molestes porque también te buscan —amenazo. Ella corre nerviosa a su habitación, cerrando la puerta de golpe y todos quedamos confundidos. —Si sólo era una broma —digo encogiéndome de hombros. Reporte del día: 1. Nos "robamos" un cerdito. 2. Lo llamo Francisco. 3. Golpeo a un oficial de policía. 4. Nos llevan a la cárcel. 5. Soy muy sutil. 6. Mi madre no es normal. 7. Finn no come nada por idiota. PD: Lo siento Finn ♡ [*] Los textos que van escritos entre esto: "*...*". (Comillas, asteriscos y cursiva) son los pensamientos de Flofly, el subconsciente de Jessie. [*] Los textos que van escritos entre esto: "...". (Comillas y cursiva) son los pensamientos de Jessie. Primer capítulo nwn Espero que lo disfruten :3

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