Desperté ya en la noche, aún me encontraba en la habitación, como no había nadie a mi alrededor me levanté, me acerqué a la ventana, vi que la ciudad, se levantaba detrás de unas montañas lo que me dijo que la mansión estaba fuera de la ciudad.
Fui al baño, aproveché la soledad para realizar mis necesidades fisiológicas y me duché, luego busqué en mi equipaje ropa limpia, me la coloqué.
Quería salir de la habitación y conocer un poco el lugar pero me parecería una grosería hacerlo. Me senté en el borde de la cama, tomé mi teléfono y marqué a mi casa. Hablé con mi familia quienes estaban preocupados por la última noticia que recibieron de mí, los calmé contándole mi versión y que ya me encontraba en la mansión del señor. Encendí el televisor y me puse a ver una película. Al rato la puerta de la habitación es tocada, salí a ver de quién se trataba, era un joven que no había visto antes.
_ Así que es cierto. Un Apriori en mi casa... Mucho gusto, soy Kioto, hijo de tu jefe. Estoy aquí porque él quería asegurarse de que estuvieras cómodo.
_ Sí, lo estoy.
_ Mi padre es un hombre muy ocupado, seguramente lo verás mañana. No sé qué tan interesado estés pero, ya sirvieron la cena.
Me gustó esa idea, así que me fui con aquel chico de facciones japonesas, con un cabello liso que cubría casi sus ojos, alto y delgado, blanco como la leche y con ojos grandes negros. Salimos de la habitación, de camino al comedor le pregunté:
_ ¿Sabes si tu papá logró extraer parte de la pesadilla que aún quedaba?
_ No, mi papá no habla mucho de su trabajo. Casi nunca sale de su laboratorio.
Me decepcioné al oír la respuesta, me urgía saber si lograron sacar el resto de la pesadilla, así dormiré más tranquilo sabiendo que los Raptores no estarán detrás de mí. Para distraer un poco la mente comencé a detallar aquella mansión, era como un museo lleno de antigüedades, así que hablé:
_ Esta mansión es muy misteriosa, tiene cosas antiguas como ese escudo Vikingo.
_ Oh sí, mi papá es un coleccionista, le apasionan esas cosas viejas, todo lo que tenga que ver con objetos y ciudades antiguas para él es un deleite. Su mayor sueño es descubrir cosas relacionadas con una ciudad llamada Agua Grande.
_ ¿Existió esa ciudad?_ Pregunté curioso.
_ Sólo en la mente de mi padre, hasta ahora nadie menciona a esa ciudad... Llegamos, tienes todo para que comas.
El comedor era grande, de veinte puestos, estaba lleno de comida de extremo a extremo, todo tipo de delicateses y bebidas.
_ Esto es mucho, ¿Vendrá más gente?
_ No.
_ Vaya, no comeré ni el uno por ciento de lo que está en este comedor.
_ Así son las comidas en esta casa, todo cultivado en nuestras granjas, seleccionado todo muy meticulosamente, como si prepararán comida para un Emperador.
Nos sentamos a probar aquello que se veía tan bien preparado, lo que probé me pareció rico. Mientras comíamos hubo mucho silencio, sólo el joven Kioto y yo, nadie se escuchaba cerca...
_ Y tu mamá, ¿No viene a comer?
_ No tengo mamá, murió al darme a luz, mi papá no habla mucho de ella, en la casa no conseguirás nada que se relacione con ella.
_ ¿Qué edad tienes?_ Pregunté porque algo me pareció raro.
_ Diecisiete.
_ ¿Y tu mamá no tenía el Suero aplicado?
_ No, mamá tenía veinticinco años de vida, todavía no podía aplicarse el Suero, pero mejor hablemos de otra cosa, cuéntame, ¿Cómo es tu país?
_ Es bonito, y... Grande, no tan avanzado en tecnología como j***n, pero si vale la pena vivir ahí, las ciudades no tienen tanta bulla y tantas luces_ Hubo un silencio mientras comíamos el postre. El chico volvió a hablar:
_ ¿Crees que tú pesadilla podría cambiar el mundo como lo conocemos?
_ Aún son incomprensibles para mí, no podría decirte que pasará, además, en todos los Apriori no se cumplen todas las profecías. Y para serte sincero, no me gustaría que por nada del mundo se cumplan mis pesadillas.
_ ¿Son tan aterradoras?
_ Horribles, con criaturas monstruosas incluídas_ El botón en mi nuca comenzó a realizar un sutil sonido de advertencia. Entonces dije_ Creo que no puedo contar más de ahí o de lo contrario tendré un derrame cerebral_ Cambié de tema y el botón dejó de emitir sonido_ ¿A qué te dedicas?
_ Dentro de dos meses termino el bachillerato. Todavía no me decido que estudiaré en la universidad...
_ ¿Sabes que es lo que tu papá quiere que yo haga aquí?_ Ya habíamos terminado de cenar, pero aún permanecíamos sentados.
_ Lo he visto ir al Naviculario contínuamente acompañado de varios ingenieros, supongo que reparan a Colosus; es una nave de exploración, sólo se usó una vez y no tuvo mucho éxito en su recorrido, mi papá la compró y la reparó, muchas cosas han cargado en ella desde que la repararon, seguramente te necesita para que actives el software de la nave y otros aparatos inteligentes.
_ ¿Qué explorarán?
_ Según por lo que he oído, quiere ir a una ciudad no explorada, él la llama Agua Grande_ En lo siguiente el chico bajó la voz colocándose la mano en su boca por si alguien estaba cerca_ La ciudad no existe, y creo que mi papá se está volviendo loco.
_ Espero que me pague por mi trabajo.
_ De eso no hay duda.
El mayordomo entró al comedor con una bandeja en sus manos donde reposaba una inyectadora con una sustancia verde.
_ Joven Kioto, ya es la hora de su medicina.
_ Gracias, todavía no me acostumbro a ella... Hace unos meses detectaron una anomalía en mi organismo, es como una especie de cáncer en la piel_ se inyectó la sustancia y continuó_ Al principio mi piel comenzó a desprenderse, eso eran dolores insoportable, aparte que era una experiencia asquerosa, pero estoy sano gracias a un antídoto creado en Londres, soy el único ser humano con una enfermedad. Descuida, no es contagioso.
_ Oh no, jamás pensé eso. ¿Tendrás ese cáncer toda tu vida?
_ Hasta los cincuenta años, se irá para siempre al colocarme el suero. Mientras tanto, este antídoto me mantendrá sano...
_ Siempre y cuando no se olvide aplicarlo, recuerde, todos los días a las ocho de la noche en punto_ Recordó el hombre y se fue.
_ Es el mayordomo, es un buen hombre. ¿Quieres dar un paseo por la ciudad?
Me preguntó el chico levantándose de la mesa, yo me levanté y dije:
_ Sí, me encantaría.
_ Le avisaré a mi amigo, vive en el centro de la ciudad.
Sacó su celular y llamó a su amigo contándole de mi, al rato, subimos en su automóvil y salimos con rumbo a la ciudad, una ciudad desconocida para mi pero conocida para el chico llamado Kioto, había descansado lo suficiente así que no me preocupé en lo que haría en la ciudad, me distinguía, por ser un joven vigoroso y activo, sin miedo a los retos. Kioto se veía un muchacho inteligente y cuerpo atlético, me pareció que la forma de su cuerpo sería bueno para crear una conversación, ya él había marcando la ruta a seguir en la pantalla del auto.
_ ¿Practicas algún deporte?_ Pregunté.
_ Sí, soy el capitán del equipo de natación en el colegio, así que si me invitas a nadar... El agua es mi elemento.
_ Yo soy bueno nadando pero no podría compararme con un profesional.
_ Te enseñaré algunas técnicas en las piscinas de la universidad de Tokio.
_ ¿Tu malestar no es impedimento?
_ No, al contrario, el médico me recomendó practicar deportes, por eso a mi edad tengo este cuerpo, en la mansión tenemos un gimnasio por si quieres entrenar algún día en tu estadía.
Comenzamos a entrar a la ciudad y el desborde de la publicidad chocó con el automóvil, claro, adentro no se oía el ruido pero estoy seguro que al salir sí será audible.
Kioto me vió y comenzó a reírse al ver mi cara de felicidad al ver tanta tecnología desparramada.